PROCESO
Un proceso de paz a prueba de fuego
La forma como los negociadores encararon el incidente que se presentó en Meta dejó en evidencia la firmeza con la que avanzan los diálogos y la comunicación entre mandos militares y las FARC.
Cada vez son más fuertes los cimientos que sostienen el proceso de paz con las FARC. Eso, por lo menos, quedó en evidencia tras el incidente que protagonizaron miembros del Ejército y esa guerrilla en La Uribe (Meta).
A diferencia de otros altercados que ha sorteado la negociación, esta vez el cruce de palabras entre el Gobierno y las FARC no terminó encrispando los ánimos en la Mesa de La Habana. Ambas partes, al final de cuentas, coincidieron en la importancia de seguir trabajando en los puntos que faltan.
“El proceso sigue, no por eso estamos diciendo que se va a romper, es un hecho de los tantos que se nos van a dar”, dijo Timoleón Jiménez. En la misma orilla se paró el jefe del equipo negociador, Humberto de la Calle: “Debemos redoblar los esfuerzos para evitar nuevos hechos como estos y concentrarnos en la construcción de la paz”.
Las diferencias poco a poco se han ido quedando en el camino. Aunque el comunicado del ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, en el que definió el incidente como un “combate de encuentro” encendió los ánimos, las partes no tardaron en bajarle el tono al asunto.
Del cruce de datos y declaraciones quedó claro que el enfrentamiento se presentó cuando miembros de las FARC se organizaban para su traslado a La Habana. Todo esto, en el marco de los talleres de preparación de los grupos de verificación que se desplegarán una vez se ponga en marcha el cese al fuego bilateral.
Sin embargo, en el aire quedaron las verdaderas condiciones en las que se habrían presentado los hechos. Mientras de un lado se alega que se trató de un error de ubicación y comunicación que llevó al cruce de ambas tropas, y por ende al intercambio de disparos, para las FARC “hubo una orden de atacar la comisión”.
Los señalamientos en el transcurso de este lunes iban y venían. Al tiempo que De la Calle informó que Iván Márquez “aceptó que el error en las coordenadas era de exclusiva responsabilidad de las FARC”, el jefe guerrillero aseguró a través de su cuenta de Twitter que “no fue un error porque el ataque se produjo con la certeza de que las FARC se encontraban en el sitio con una bandera blanca como señalización”.
Frente a la falta de gestión que habría mostrado el Gobierno para movilizar a los tres guerrilleros heridos, Humberto de la Calle aseguró que las Fuerzas Militares y el CICR adelantaron los preparativos necesarios para trasladar a los subversivos. Pero las FARC, según se ha dicho, nunca llegaron al lugar. Toda la confusión se habría dado por una diferencia procedimental.
“Los compañeros fueron informados de ese operativo humanitario acompañado del CICR. Pero se nos dijo que iban en el helicóptero hombres armados y nos opusimos (…) Luego dijeron que el traslado sería por tierra, pero esa zona está muy militarizada y no aceptamos. Así estaban las cosas y el día de ayer (sábado) nos informaron que no había presupuesto, que había un enredo”, dijo Timoleón Jiménez a NC Noticias.
Aunque las controversias y los escollos están a la orden del día en la recta final de la negociación, lo que ocurrió ese municipio de Meta delineó el nuevo espíritu con el que el Gobierno y las FARC encaran los últimos días de la guerra. Incluso, un detalle pasó inadvertido en la tormenta: el trabajo que vienen adelantando militares activos con miembros de la guerrilla atravesó las fronteras de La Habana.
Dos grandes enemigos del conflicto armado no sólo están en La Habana sentados debatiendo sobre cómo será el fin del conflicto, sino que, al parecer, se encuentran en terreno coordinando la logística de algunos movimientos que se requieren para la pacificación del país.
Al menos, eso fue lo que dio a entender Timoleón Jiménez durante la entrevista que concedió para explicar qué pasó en el municipio de La Uribe. “El comandante Aldin Ever se comunicó con el comandante de la Brigada 21 que tenía desplegadas zonas en las cercanías y le informó lo que iba a hacer (...) El comandante Iván Márquez habló directamente por teléfono con el coronel que estaba al frente de ese operativo para ir a recoger los compañeros heridos”.
Las comunicaciones entre guerrilla y militares parece que están fluyendo. Algo impensado hasta hace pocos años.