¿Qué opina María Isabel? El tal día cívico de Gustavo Petro

¿Qué estará opinando María Isabel, hoy viernes 19 de abril, en SEMANA? Pues la opinión gira en torno al día cívico que anunció ayer el presidente Petro por decreto, su forma favorita de gobierno, para hoy 19 de abril y todos los 19 de abril que vengan a continuación, cada año.

Todos ellos serán días cívicos, dizque para ayudar a mitigar el fenómeno de El niño. El anuncio despertó todo tipo de sospechas y suspicacias. La primera de ellas es que, si se deja tranquilamente en la casa a todos los funcionarios públicos del Estado, ¿será que Petro piensa que no se van a bañar, que no van a tomar agua, que no van a comer, que no van a trapear el piso, o sea, que por el hecho de no ir a trabajar van a ahorrar agua? Es difícil llegar a esa conclusión, la de que no ir a trabajar produce, automáticamente, ahorro de agua.

Si lo que quiere el mandatario, más bien, es que se ahorre en energía, ¿qué lo lleva a pensar que el computador que madre o padre no encienda en la oficina van a dejar de encenderlo en sus casas sus hijos, las consolas de juego y toda la recreación colectiva que proporciona una televisión encendida?

Explica Petro: “No se trata de que no tomemos agua, sino de que la tomemos en un lugar diferente, en donde no haya estrés hídrico”. ¡Háganme el favor! Y enseguida hace un pedido a los bogotanos concretamente para que, “de manera voluntaria y en la medida de sus capacidades, salgan de la región hacia sitios con otras cuencas hidrográficas”. O sea, el que no tenga finca con acueducto veredal, que deben ser estos municipios contados con los dedos de la mano, no solo pues esos municipios con esa opción, sino los ciudadanos con ese privilegio, pues pailas.

Por eso la sospecha de que con esta medida a Petro lo que le importa es establecer un puente extra que los ciudadanos se tomen para que se vayan de vacaciones a donde quiera o puedan y no se queden en las capitales a engrosar las marchas del 60 % de colombianos cansados, desilusionados o hasta desesperados con el gobierno de Gustavo Petro.

Pero todo esto del día cívico también se complementa con una tercera teoría: que Petro quiso convertir en homenaje nacional, en honor a su pasado guerrillero, la fundación de su antiguo movimiento M-19, surgida después de las irregularidades en las elecciones presidenciales del 19 de abril de 1970, que dieron como ganador a Misael Pastrana sobre Gustavo Rojas Pinilla, dando lugar a la creación del que se llamó Movimiento 19 de Abril, que dio lata en Colombia como guerrilla urbana desde enero de 1974 hasta que se desmovilizó en marzo de 1990.

Por lo pronto, en el sector privado de la economía o en la rama judicial, e incluso muchas otras capitales del país, han anunciado que no participarán en el día cívico, por lo que pararán solo seis de cada 100 trabajadores que pertenecen al sector público. Que escoja cada cual a qué teoría le acomoda más el día cívico que decretó hoy el presidente Gustavo Petro. Las hay para todos los gustos. Incluso, hay una muy simpática: que hoy cumple años y que se está haciendo un autohomenaje.

Lea la primera opinión de María Isabel de hoy viernes 19 de abril:

¿Qué opina María Isabel? ¿Se evapora el gas que Colombia compraría a Venezuela?

Petro no solo hizo el oso como mediador de las elecciones “democráticas” en Venezuela, sino que ahora que Estados Unidos revive sus sanciones económicas contra Maduro, incluyendo la posibilidad de sus combustibles. ¿Que Colombia se despida del gas venezolano, si es que el negocio tuvo alguna vez posibilidades reales?

¿Qué estará opinando María Isabel, hoy, viernes 19 de abril en SEMANA? Pues la opinión gira en torno al oso, osazo que terminó haciendo el gobierno Petro como mediador de unas elecciones democráticas en Venezuela que terminaron como siempre, con Maduro como único candidato viable y bloqueados los opositores que podrían dar la pelea.

Pero, al reanudar por este concepto de Estados Unidos las sanciones económicas contra Venezuela, por haber incumplido los acuerdos de Barbados, unidas al desprestigio de Petro como mediador y a su inexistente poder que posaba tener sobre el devenir político venezolano, ahora se suma la frustración de que Colombia pudiera abastecerse algún día de gas venezolano.

Esa frustración no solo se da por motivos técnicos, como es la inexistencia de los gasoductos que traerían el combustible al país y que tendría que sufragar Ecopetrol porque PDVSA no tiene ni cinco, sino que, además, ahora se atraviesa el tema político: se vence la licencia general 44, que permite la comercialización de los combustibles venezolanos y por ende la del gas a Colombia.

De manera que el gasecito se evapora, mientras ya el gobierno colombiano comienza a ser más realista sobre los peligros de un apagón, porque el muy mal ministro de minas y energía, el muy flojito, le cedió su papel de meteorólogo a su colega de medioambiente, Susana Muhamad, que mucho más realista y sensata, dice que las lluvias puede que se demoren más de lo previsto y hasta que no sean ni siquiera las tan fuertes como lo requieren los embalses para reabastecerse.