SEMANA: ¿De qué se trata la iniciativa de ciudades sostenibles que han estado trabajando con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)?
Luis Fernando Arboleda: Es la oportunidad para que las ciudades de nuestro país se proyecten en la manera como quieren planear, priorizar y ejecutar su futuro. La metodología Ciudades Sostenibles y Competitivas es un programa que la Financiera del Desarrollo (Findeter), en asocio con el BID, viene implementando para impulsar el desarrollo sostenible de las ciudades del país, con una visión de largo plazo. Surge en el marco de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles (Ices), que desarrolla e implementa el BID en 20 ciudades de América Latina.
SEMANA: ¿Cuáles fueron las ciudades elegidas en Colombia?
L. F. A.: Nuestra meta es que para 2015 sean parte de la iniciativa diez ciudades del país. En 2012 se seleccionó a Barranquilla, Bucaramanga, Manizales y Pereira, que ya cuentan con un plan de acción. Este año se inició el trabajo en Montería y Pasto.
SEMANA: ¿Cuáles fueron los criterios para elegirlas?
L. F. A.: El programa está dirigido a las ciudades intermedias, que en el caso de Colombia son aquellas con una población entre 200.000 y 1’000.000 de habitantes. Estas ciudades deben haber demostrado en los últimos años una dinámica de desarrollo sobresaliente, contar con un marco institucional sólido y tener administraciones visionarias que quieran transformarlas.
SEMANA: Ustedes proponen un plan de acción para cada ciudad. ¿De dónde sale?
L .F. A.: Surge de un proceso de construcción colectiva en el que participan actores relevantes como los gremios, la academia o la sociedad civil, encabezados por la administración local. Para entender la ciudad se realiza un benchmarking que la referencia nacional e internacionalmente. Esta información se analiza desde la percepción de la opinión pública, el impacto del cambio climático y el costo económico de no resolver una problemática. Con el resultado se establecen un marco de prioridades, identificando las acciones que deben realizar.
SEMANA: Podría parecer algo impuesto por ustedes. ¿Qué clase de aval tiene por parte de los principales sectores de la sociedad?
L. F. A.: Las áreas por trabajar y los proyectos prioritarios son concertados con las administraciones locales, y son el resultado de mesas de trabajo conjuntas que propician un diálogo permanente entre la ciudad, Findeter y el BID. Para garantizar la continuidad de los procesos se involucra a la sociedad civil, que asume el rol de monitorear la ejecución del plan. En Colombia, firmamos un convenio con el programa Cómo Vamos, que realizará el seguimiento de los Planes de Acción.
SEMANA: ¿Cuál es el mayor reto que enfrenta cada una de las ciudades?
L. F. A.: En Bucaramanga el reto es la movilidad, y allí tendremos que trabajar en nuevas alternativas de transporte. Para Barranquilla es la transformación urbana, con proyectos de renovación, generación de espacio público y atención a la problemática de arroyos, así como el desarrollo y la consolidación de industrias creativas. Pereira espera convertirse en territorio inteligente, con la implementación de la investigación al servicio del sector productivo, y Manizales trabajará en la educación y en la gestión del riesgo, para mejorar su resiliencia.
SEMANA: ¿Cómo entra a participar Findeter en el desarrollo de esos proyectos?
L .F. A.: Con cuatro instrumentos: asistencia técnica y asesoría para el fortalecimiento institucional de las administraciones locales; articulación de actores claves y búsqueda de alianzas; recursos a través de la creación de un fondo para estructuración de proyectos, y recursos de financiación. Findeter tiene disponibles para las cuatro ciudades pioneras de la iniciativa 555 millones de dólares.
SEMANA: ¿Qué garantías hay de que estos planes traspasen las administraciones actuales?
L. F. A.: La garantía la estamos construyendo en la conciencia y en el corazón de los habitantes, presentándoles una nueva forma de hacer país. Los Planes de Acción son hojas de ruta que pueden pasar de administración en administración, sin que vayan en contra de los Planes de Desarrollo.