REBELION COSTEÑA
A pesar de contar con cuatro ministerios, los congresistas costeños andan muy bravos con el gobierno. ¿Por qué razón?
A FINES DE LOS AÑOS 60, EL periodista y escritor costeño Alvaro Cepeda Samudio propuso en un editorial del Diario del Caribe, la creación de la República Independiente de la Costa. Y ese fue sólo el primer paso del debate que se ha vuelto recurrente en el país, no tanto porque la iniciativa de Cepeda haya prosperado o porque sea realmente viable, sino porque lo que la motivó fue un sentimiento que no ha dejado de existir entre los costeños: que el gobierno los tiene abandonados.
A pesar de que desde la administración de Alfonso López Michelsen la Costa jamás había tenido tanta representación en el gobierno como la ha tenido en el de Ernesto Samper, lo cierto es que en los desayunos que la bancada de senadores del litoral organiza todos los miércoles, los ánimos están bastante caldeados, pues sienten -por una larga lista de razones- que la nueva administración ha sido ingrata con la Costa Atlántica.
El primer argumento de los senadores costeños se basa en su convicción -compartida por muchos analistas- de que fue gracias a ellos que Ernesto Samper llegó a la Presidencia, pues los 260.000 votos de ventaja que el candidato liberal obtuvo contra Andrés Pastrana en el litoral, son más del doble de la diferencia que le dio la victoria al liberalismo. Para algunos senadores costeños, esa es razón suficiente para que la presente administración tenga en cuenta a su región más que las anteriores.
Y la verdad es que, al menos en apariencia, Samper lo hizo. A diferencia del pasado, cuando sólo dos de los ministros eran para la Costa, esta región cuenta actualmente con cuatro carteras: Medio Ambiente, con Cecilia López de Montaño; Comunicaciones, con Armando Benedetti Jimeno; Agricultura, con Antonio Hernández Gamarra, y Educación, con Arturo Sarabia Better.
¿Qué explicación tiene que con semejante cuota, connotados voceros de la representación caribe sostengan que no se sienten bien tratados? El problema no es, según ellos, de cantidad, sino de calidad. A Cecilia López no le reconocen totalmente su condición de costeña, pues sus vínculos con la política son, según ellos, "bastante cachacos". Tampoco consideran que Arturo Sarabia sea el político más representativo de su región, y resienten -en especial los samperistas- que justamente él, quien fuera un duro opositor de Samper durante la campaña por la nominación liberal como jefe de debate de Humberto de la Calle, haya sido premiado de esa manera. A Benedetti los caciques lo ven como una especie de Fernando Botero de la Costa. Su función en la campaña samperista en la Costa fue similar a la que desempeñó el hoy ministro de Defensa a nivel nacional. Como le dijo a SEMANA uno de los senadores consultados "Armando estuvo dedicado a mantener a Samper lejos de nosotros los políticos, los que ponemos los votos". Adicionalmente, el actual Ministro de Comunicaciones nunca ha sido un candidato exitoso en Barranquilla. Su carrera política ha estado marcada más por los fracasos que por los triunfos electorales y esto, a ojos de los caciques costeños, no lo hace el más idóneo para ocupar la cartera a nombre de su región. "Siempre es lo mismo, comentó a SEMANA el senador Salomón Náder. Aquí los que ponemos los votos, nunca gobernamos".
De los cuatro ministros costeños, el único que parece salvarse del inconformismo es Antonio Hernández Gamarra. "No tengo conocimiento de que la bancada de la Costa esté incómoda conmigo ", asegura. Y de hecho, no parecen estarlo. En primer lugar porque es el único de los cuatro que viene de algún lugar distinto a Barranquilla, contra cuyo centralismo hay en la Costa a veces más críticas que contra el que ejerce Bogotá. En segundo lugar, porque dada la crisis del agro -especialmente grave en la Costa- su presencia en la cartera de Agricultura es considerada muy valiosa por los congresistas costeños.
Pero según ellos, más grave aún que la poca representatividad de los nombrados, es el hecho de que en el gabinete de Samper la Costa no haya podido conservar ninguno de los dos ministerios por los que más ha peleado históricamente: le de Minas y el de Obras. En el gobierno pasado llegaron a tener incluso los dos al tiempo, con Jorge Bendeck en Obras y Guido Nule en Minas. Los congresistas costeños resienten especialmente la salida de Bendeck, quien a pesar de haber sido duramente criticado por la crisis de las carreteras y puentes en los Llanos Orientales y las cordilleras, se ganó a sus coterráneos inaugurando vías en la mayoría de los departamentos de su región.
Para los costeños, lo peor no es tanto que Samper les haya quitado esas dos carteras, sino que se las haya entregado a los antioqueños, acusados siempre por la dirigencia costeña de "tirar sólo pa' su tierra ". La sensación costeña de maltrato se agrava con el argumento de que fue justamente en Antioquia donde mayor ventaja electoral obtuvo Andrés Pastrana."Si Colombia terminara en Puerto Valdivia, hoy el presidente sería Andrés Pastrana ", le dijo a SEMANA el senador por el Atlántico José Name, quien a pesar de no reconocer que haya un conflicto grave con el gobierno, suelta frases como esa.
Para terminar, si hay algo que los políticos de la Costa han reclamado desde hace varios años es su derecho a ocupar la dirección de Planeación Nacional. Y en esta ocasión, su reclamo tampoco fue atendido. "Con el presidente Samper habíamos llegado a un acuerdo: que nos diera a los costeños dos ministerios y Planeación Nacional. Pero el acuerdo no fue respetado, y ahora no tenemos capacidad de decisión en materia de inversión. Es irónico, si se considera que eso es justamente lo que más necesita el litoral, que es la zona con menor cobertura en todos los servicios", comentó el senador liberal José Guerra de la Espriella.
A pesar de esto, el asunto no es sólo con los liberales. Del lado conservador -partido que participa con cuatro ministros en el gabinete- también hay inconformismo costeño. El senador Roberto Gerlein asegura que "Samper ha olvidado que en la Costa no sólo hay liberales y está tratando de montar una tierra sólidamente liberal en el litoral".
Sea como sea, en la bancada costeña hay un ambiente de rebelión, a tal punto que varios políticos de la región han vuelto sobre la idea que barajaron durante la pasada campaña electoral, en el sentido de no apoyar ningún candidato presidencial del interior para las presidenciales de 1998. Los comentarios en los pasillos del Senado y las críticas al gobierno durante los desayunos de los miércoles no son sino el primer capítulo de este episodio, que podría volverse una piedra en el zapato del gobierno de Samper. Pues si bien es cierto que su administración hasta ahora comienza, y como dice el senador Francisco José Jattin "el gobierno dura cuatro años y todavía hay mucho por ver", es muy probable que a medida que la agenda legislativa vaya avanzando y proyectos tan cruciales como la Ley de Presupuesto entren a debate , Samper vaya a necesitar que la bancada costeña, tan numerosa como decisiva, esté de su lado.-