ENTREVISTA

"Las Farc no tienen condiciones para reincorporarse a la sociedad": Imelda Daza

La integrante de voces de paz volverá al Congreso para vigilar el avance de la implementación de los acuerdos de paz. Aunque es optimista, le preocupa la lentitud del legislativo y que al Fast track solo le resten seis meses.

20 de julio de 2017
Imelda Daza

La última legislatura del gobierno Juan Manuel Sanmtos, que se instaló este jueves, viene precedida de una gran incertidumbre. De hoy en adelante los ojos del país estarán más posados que nunca sobre el Congreso que deberá terminar la tarea de expedir las leyes y reformas para la paz Aunque durante el último año, dedicaron casi el 90 por ciento de su tiempo a avanzar en la implementación del acuerdo con las Farc, todo está por hacer. Faltan más de una decena de normas para terminar de implementar lo que se pactó en La Habana. 

Imelda Daza es una de las representantes de Voces de Paz en el Congreso, SEMANA habló con ella sobre su debut en el Capitolio y lo que le espera al acuerdo a seis meses de que se venza el periodo de vida del fast track. 

SEMANA.: Han pasado seis meses desde que empezó la implementación del acuerdo, ¿cómo ve el proceso?

Imelda Daza.: Al principio confiábamos en que el fast track era eficaz y rápido. Despertó grandes expectativas a la hora de normativizar el acuerdo para convertirlo en leyes que terminarían siendo de obligatorio cumplimiento para todo lo establecido. Con ese ánimo inició la participación de Voces de Paz en el Congreso y se aprobó la Ley de Amnistía e indulto. Sin embargo ahora hay una gran frustración.

SEMANA.: ¿Qué pasó?

I. D.: Nosotros confiábamos que entre enero y febrero estarían por fuera de las cárceles todos los presos políticos de las Farc, pero no fue así. No hay un compromiso total del establecimiento con la causa de la paz. El Gobierno negoció el fin de las confrontaciones armadas en nombre del Estado y no solo en nombre del Ejecutivo.

SEMANA.: ¿A qué se refiere?

I. D.: No puede ser que la Rama Judicial haga caso omiso de sus compromisos y pretenda sabotear el proceso desconociendo la ley y aplicándola a su gusto. Hay una falla garrafal del Estado colombiano. Se tiene una democracia presidencialista. Por eso, se creía que era suficiente que las Farc negociaran con Juan Manuel Santos para que todo el establecimiento se comprometiera.

SEMANA.: ¿Qué más le preocupa?

I. D.: Se creía que rápidamente se aprobaría e implementarían la Jurisdicción Especial de Paz y la Ley Estatutaria, antes de que se acabara la figura de las zonas veredales, para que las Farc dieran su paso a construir su partido político sin armas y sin uniformes. Pero eso tampoco se ha dado. Apenas va a arrancar el trámite de la Ley Estatutaria que reglamenta la Jurisdicción Especial de Paz. 

SEMANA.: Entonces, ¿qué lectura hace de lo que viene pasando?

I. D.: Hay una situación muy delicada. Son tres los compromisos que asumió el Gobierno para facilitar la reincorporación: la seguridad jurídica, que le falta el trámite de la Ley Estatutaria; la seguridad económica, pues no se ha normalizado el otorgamiento de apoyos económicos a los excombatientes, y la seguridad personal que estuvo tambaleando cuando la corte tumbó el decreto que creaba los esquemas de seguridad. Este proceso va muy lento. No está garantizada la seguridad personal, jurídica y socioeconómica. En un mes termina la figura de las zonas veredales y los miembros de las Farc no tienen condiciones para reincorporarse a la sociedad.

SEMANA.: Y, ¿qué ambiente gravita entre los excombatientes?

I. D.: Hay sensación de frustración en muchos de ellos y preocupación entre quienes queremos impulsar este proceso. ¿La razón?, aún faltan tramitar alrededor de 16 y 17 proyectos de ley y actos legislativos. Hay que sacarlos en seis meses que le quedan al fast track. Es difícil pensar que se alcanzará a evacuar todo en un tiempo tan corto. El desafío es enorme, pero estamos dispuestos a trabajar el tiempo que sea necesario. Pero el Gobierno también tiene que comprometerse a presentar oportunamente los proyectos. Hay que aligerar la discusión del proceso porque de lo contrario seis meses serán insuficientes.

SEMANA: ¿Cuál es el obstáculo más notorio que le ve a la implementación para este segundo periodo?

I. D.: La espada que cuelga sobre todo este proceso es la incertidumbre que generó la Corte Constitucional cuando dejó prácticamente sin piso todo. Ese día que decidió que el Congreso puede debatir artículo por artículo cada proyecto y presentar proposiciones modificatorias. El alto tribunal le abrió las puertas a una renegociación del acuerdo. Ese es el temor más grande. Se siente que es muy frágil este proceso de negociación.

SEMANA: ¿En dónde está la fragilidad?

I. D.: No hay seguridad de que la implementación pueda seguir su curso normal y eficiente. Pese a que los parlamentarios que han venido apoyando al Gobierno nos han dicho verbalmente que van a seguir trabajando igual. Es decir, aprobando en bloque, evitando la discusión de artículo por artículo y no presentarán modificaciones sustanciales, se trata de una promesa verbal que no garantiza nada.

SEMANA: ¿Cómo le fue defendiendo el acuerdo en el Congreso?

I. D.: La verdad, a mí me sorprendió el compromiso de muchos parlamentarios liberales y conservadores. Hay mucha gente comprometida, defendiendo a la par con nosotros las leyes y los proyectos. Sin embargo, también está la cantaleta del Centro Democrático. Tienen una actitud agresiva, displicente, ofensiva y falsa. Participan en todos los debates pero a la hora de votar se retiran del recinto. Si uno participa en un debate y se opone a la hora de votar, vote no. Pero ellos se retiran para no dejar constancia histórica de que votaron en contra de la paz del país.

SEMANA: ¿Ha sido difícil tomar la vocería de las Farc?

I. D.: Es muy desagradable tener que soportar las agresiones verbales del Centro Democrático. Constantemente y permanentemente están dando muestra de su escasa civilidad y precario concepto de la democracia. La diversidad es enriquecedora, pero ellos pretenden el unanimismo y la imposición de sus criterios a los demás. No conocen la democracia ni en lo elemental. También ha sido muy interesante entender -en el terreno- al Congreso colombiano. Indudablemente el pueblo debería ser más cauteloso al elegir, pero bueno así es la democracia.

SEMANA: ¿Cuál es el reto?

I. D.: A pesar de todo, yo soy optimista. Tengo claro que esto no es fácil. Construir la paz es un trabajo de cuidado. Hay que entender las dificultades propias del cambio y la transformación. Además de esta veeduría, nosotros también debemos facilitar el paso que van a dar las Farc a la vida política. Se están haciendo esfuerzos, pero la preparación de la sociedad para aceptar ese paso todavía no es suficiente. Eso sí, es de rescatar que en la medida que visitamos las regiones, hablamos con la gente, ciudadanos del común, estudiantes, agremiaciones y movimientos. Allí la actitud es favorable. Falta información, más pedagogía sobre la reincorporación.

SEMANA: ¿Cómo se ha estado moviendo Voces de Paz para fortalecer ese apoyo?

I. D.: He viajado a Venezuela, Nicaragua y Argentina a hablar de este tema y buscar más respaldo. La solidaridad internacional es muy importante. Se debe aclimatar en el país un ambiente adecuado para aceptar ese proceso de reincorporación de los excombatientes a la vida política y nacional.

SEMANA: ¿Se vienen alianzas políticas en el capitolio?

I. D.: Se ha desarrollado un ambiente de mucha camaradería, cooperación y compartir opiniones. Esto, con voceros del Polo Democrático, Alianza Verde, Partido Conservador, de La U y liberales puros. Hay acercamientos que van generando ambiente favorable para posibles alianzas. Incluso, en medio de todo este clima político es de rescatar que en el día de instalación del Congreso de la Unión Patriótica se contó, por ejemplo, con la presencia de cinco candidatos presidenciales. Algo similar ocurrió en el encuentro que la semana pasada convocó el Partido Comunista Colombiano. Eso era impensable años atrás.

SEMANA: ¿Quiénes asistieron?

I. D.: El del Polo Democrático, la Alianza Verde, Gustavo Petro y Clara López. Cinco candidatos presidenciales dispuestos a hablar de unidad. Eso es un gran paso.

SEMANA: ¿Les preocupa la campaña electoral?

I. D.: Sí, preocupa mucho la agresividad de los enemigos de la paz. Están dispuestos a todo con tal de impedir el normal desarrollo del proceso. Se debe generar un nuevo clima propicio para el desarrollo de la democracia. Se debe desmontar el discurso de revista que trajo Andrés Pastrana con el Plan Colombia. Que se se aclimate y se adopte un discurso de paz, de desarrollo y de diversidad de opiniones. Sin duda, si las cosas siguen como hoy, si el paramilitarismo no se frena el peligro es enorme. Si los voceros del Centro Democrático no le merman a su agresividad, en el país se pueden estar generando situaciones complicadas. Yo confío en la sensatez del pueblo colombiano y que se impondrá la opinión de una mayoría que quiere paz con justicia social.