Home

Nación

Artículo

La bahía de Taganga, a 10 minutos en carro desde Santa Marta, es considerada una mina de oro para el turismo. En algunas épocas del año ha mostrado una inusual contaminación de sus playas (arriba), lo que hace temer que los miles de turistas que la visitan busquen otras opciones

MEDIO AMBIENTE

Taganga, en riesgo

La construcción de varios proyectos de alto impacto ambiental tiene en alerta a los turistas y habitantes de esta paradisíaca bahía al norte de Santa Marta.

16 de septiembre de 2006

Fue una experiencia desagradable. Pocos segundos antes de que el buzo profesional Víctor Cogollo se sumergiera en las aguas de la bahía de Taganga, un objeto extraño a pocos centímetros de su cabeza lo sorprendió. Se trataba de materia fecal. Con este incidente Víctor, quien lleva 22 años dando clases de buceo en este lugar, constató que había razón para la preocupación de los pescadores y nativos del lugar sobre la creciente contaminación de la bahía.

Este lugar, al norte de Santa Marta, se ha convertido en paso obligado de los visitantes a la Sierra Nevada. Para el turista corriente es uno de los poblados donde mejor pescado se come en la costa. Los más especializados hablan de los hermosos paisajes y biodiversidad submarina. Su potencial como sitio de descanso y turismo es lo que hace que no sea extraña la presencia de gran cantidad de extranjeros.

Pero situaciones esporádicas como las vividas por Víctor han encendido las alertas de que este paraíso pueda desaparecer.

Son más de 20 las organizaciones civiles que hay entre los 4.000 habitantes de Taganga, y entre ellas coinciden en que los problemas comenzaron hace seis años, cuando la ciudad de Santa Marta resolvió desaguar parte de sus aguas negras a la bahía. Esto se hace a través de un tubo conocido como emisario submarino que entra 450 metros en el mar y que ocasionalmente presenta fallas con las que han convivido este tiempo. SEMANA estuvo en el lugar donde termina el emisario y comprobó que efectivamente hay una mancha permanente y fétida que, según los nativos, de acuerdo con las mareas, puede llegar hasta la playa.

Pero ahora los ánimos se han vuelto a calentar desde cuando se inició un gigantesco colector de aguas lluvias que incluso perfora una de las montañas que abrigan la bahía, y que recoge el agua de 30 barrios marginales. Como en estos lugares no hay alcantarillado, los nativos de Taganga calculan que en la práctica van a terminar recibiendo las aguas negras de estos lugares sin ningún tratamiento. Esto sin contar el carbón y los químicos de la vía paralela al colector por donde circulan camiones las 24 horas del día. "Ya tenemos suficiente contaminación con el emisario submarino para que ahora nos traigan un colector acá y nos llenen de más inmundicia", se queja Felipe Cantillo, habitante de la zona.

La Alcaldía y la empresa Metroaguas S.A. de Santa Marta consideran que las implicaciones ambientales analizadas en un plan de manejo que ellos hicieron son mínimas. "No desconocemos que puede haber cierta contaminación dentro del colector, pero nosotros vamos a ubicar unas rejillas antes de que llegue al mar para que sirva como filtro y no deje pasar escombros", dijo Luis Londoño, gerente general de Metroaguas. Sin embargo, el subgerente de la misma empresa, Diego García, dijo a SEMANA que el plan de manejo al que se refieren realmente equivale a un "estudio ambiental 'light", pues no tiene las exigencias de uno hecho con todo el rigor.

Varios miembros de la comunidad de Taganga desconfían de Metroaguas. "Cómo le vamos a creer a una empresa que lo único que ha hecho en toda su historia ha sido engañarnos", dice Ariel Daniels, líder de la comunidad, quien se refiere por ejemplo a los incumplimientos que según él han tenido para el suministro de agua y la solución de alcantarillado de Taganga.

Otro de los temores de los nativos son las versiones de que una multinacional carbonífera estaría haciendo estudios para construir en la bahía un puerto carbonífero. Incluso ya se ven algunas barcazas en la zona. Con el agravante de que estos se harían en lugares considerados sagrados por comunidades indígenas de la Sierra y que deberían tener especial protección. El alcalde de Santa Marta, Francisco Zúñiga, dijo que conoce del interés de algunas empresas pero que hasta ahora no se ha otorgado ningún permiso de construcción, y que de hacerse éste debe cumplir con todos los requisitos ambientales.

Pero los riesgos sobre la bahía no son sólo de estas construcciones. En el recorrido que hizo SEMANA por la zona, varios de los extranjeros que van allá con frecuencia, entre los que hay europeos e israelíes, aseguran que son testigos de cómo algunos pescadores utilizan dinamita para su trabajo. Los pescadores dijeron que esto era esporádico, que sólo unos pocos lo hacían y que ya se estaban haciendo los correctivos.

Todos coinciden en que Taganga es una 'mina de oro', una bahía considerada paso obligado para descubrir los increíbles ecosistemas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Las denuncias no son de poca monta y por eso el gobierno no puede dejar exclusivamente el manejo a las autoridades locales.