En una ‘adenda’ de 10 líneas a la carta que dirigió el pasado miércoles al presidente Santos, el jefe máximo de las FARC insistió este viernes en el derecho de sus negociadores de "informar al pueblo colombiano" sobre los avances de la Mesa de conversaciones y rechazó que por eso se rompa el pacto de confidencialidad que rodea las negociaciones de La Habana.
Timoleón Jiménez, como también se le conoce, insistió en que el mismo presidente Santos ha hecho referencias públicas a avances logrados en la Mesa, “e incluso sostenido que con algunas medidas de su gobierno ha empezado a desarrollar lo firmado en el primer punto”.
“No hemos considerado que esas expresiones del presidente riñan con la confidencialidad pactada”, dice el jefe guerrillero, para concluir que sus delegados en La Habana están en el derecho de hacer lo mismo sin romper el pacto de confidencialidad. Y rechaza como “exorbitante y hasta malintencionado” que el anuncio de hacerlo sea considerado una amenaza, como lo calificó el jueves Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno.
Así, continúa la polémica pública entre las FARC y el Gobierno justo días antes de que se inicie la decimoquinta ronda de conversaciones en Cuba, que continuará en el tema de participación política, el segundo punto de la agenda que se ha discutido desde fines de mayo sin avances ostensibles.
La oposición no ha tardado en aprovechar el incidente, insinuando que habría secretos non sanctos pactados en Cuba, un argumento con el que ha buscado desvirtuar el proceso en otras ocasiones. “¿Por qué el Gobierno no revela los secretos de Cuba y evita el chantaje terrorista que lo presenta como cómplice?”, trinó el expresidente Uribe.
El propio De la Calle había rechazado, en su respuesta a Timochenko, esa posibilidad: “Para el Gobierno, la supuesta revelación de ocurrido en La Habana no constituye ni puede constituir ninguna amenaza”, dijo, en una clara referencia a que su equipo no tiene nada que ocultar.
Pese al anuncio que hizo el miércoles Timochenko de que había autorizado a sus delegados a hacer un informe público “para que el país y el mundo conozcan la verdad de lo que ocurre”, no es claro que las FARC vayan a revelar elementos de las conversaciones o de los acuerdos que, por decisión de las partes, se deben mantener en reserva hasta que el acuerdo final se publique para que el país se pronuncie a favor o en contra a través de algún mecanismo de refrendación aún por definir.
Timochenko, en dos ocasiones, ha soltado infidencias. Hace algo más de un mes contó en otra carta que en La Habana se habría hablado de la posibilidad de convocar un ‘Congresito’, como una fórmula intermedia entre el referendo que quiere el Gobierno, y la Constituyente que piden las FARC. Y en su última misiva, el jefe guerrillero revela que los dos delegados del Gobierno a una de las primeras reuniones con las FARC no habrían sido los acordados, aunque la guerrilla los aceptó y se reunieron con ellos. Esto, en rigor, rompe la confidencialidad y, seguramente, pone de punta los pelos de los delegados del Gobierno, pero se trata, hasta ahora, de hechos aislados.
El problema es el contexto en que este nuevo anuncio de Timochenko tiene lugar. El proceso pasa por un momento de dificultades e incertidumbres, en buena parte debido a que la política nacional está influyendo cada vez con más fuerza sobre las partes.
Con el presidente ‘herido en un ala’ en las encuestas y presionando por resultados tangibles con rapidez, y con las FARC resistiendo esas presiones y aprovechando el desgaste de Santos para estirar la cuerda en sus demandas y su ritmo, el proceso lleva ya casi cuatro meses sin producir nuevos acuerdos, estancado en el punto de participación política desde fines de mayo pasado.
En estas circunstancias, cualquier imprudencia de una de las partes puede ser explosiva. Un ‘informe’ de las FARC que revele intimidades de la Mesa podría desatar la crisis más grave del proceso desde que se hizo público hace algo más de un año. Sin embargo, habrá que ver exactamente qué tipo de documento terminan haciendo las FARC. Por ejemplo, sobre los acuerdos en torno al primer punto, desarrollo rural, las partes ya publicaron, de común acuerdo, un informe conjunto con no pocos detalles.
Habrá que esperar al comienzo de la ronda número 15 de las conversaciones, el próximo jueves 3 de octubre, para saber cómo van a resolverse –o agravarse– estas tensiones.
Este es el texto de la ‘adenda’ de Timochenko:
Algunos medios de comunicación, inspirados seguramente en el sensacionalismo, han especulado en torno a una supuesta amenaza mía en torno a la violación de la confidencialidad acordada en el Acuerdo General para la terminación del conflicto.
Vale recordar lo consignado en el punto 4 de las reglas de funcionamiento pactadas, las discusiones de la Mesa no se harán públicas. El Presidente Santos, en diversos espacios, ha hecho referencia a los avances logrados, e incluso sostenido que con algunas medidas de su gobierno ha empezado a desarrollar lo firmado en el primer punto.
No hemos considerado que esas expresiones del Presidente riñan con la confidencialidad pactada. No vemos porque ahora, si los delegados nuestros en la Mesa de Conversaciones informan a ese respecto al pueblo colombiano, estemos faltando a nuestra palabra. Con franqueza, resulta exorbitante y hasta malintencionado hablar de amenazas nuestras en ese sentido.
TIMOLEÓN JIMÉNEZ
27 de septiembre de 2013.