INMIGRANTES

Venezolanos: ¡Bienvenidos a Colombia!

Mientras el gobierno de Maduro deporta colombianos, los ciudadanos de ese país que han tenido que radicarse en Colombia han sido muy bien recibidos.

5 de septiembre de 2015
Jesús Gallardo y los empleados de Arepa Cool , un restaurante de comida tradicional venezolana. | Foto: Cortesía Arepa cool / Cortesía Asovencol

Cuando la crisis diplomática golpea a dos naciones que limitan entre sí es probable que repercuta en la sociedad civil, más aún si se trata de inmigrantes que residen en el país vecino y pueden convertirse en el blanco de ataques xenófobos. Aunque la decisión del gobierno de Nicolás Maduro de cerrar la frontera que separa a Colombia y Venezuela generó indignación en la población colombiana, hasta ahora los venezolanos que viven en el país han sentido muchas más voces de apoyo que de rechazo ante la grave situación que se vive desde hace más de dos semanas.

Para nadie es un secreto que durante los últimos años aumentó el número de venezolanos que se instalaron en Colombia a causa de la crítica situación social y política que vive el país vecino con el actual régimen. Muchos se han visto obligados a salir de su país por razones de inseguridad, falta de libertades y la profunda crisis económica. “Es un divorcio obligado. A nosotros nos tocó salir pero no era lo que queríamos”, dice Carolina, una psicóloga venezolana de 29 años que vive con su esposo desde 2012 en Bogotá. Tan solo en lo que va corrido de este año más de 183.000 venezolanos han ingresado a territorio nacional, según cifras reveladas por Migración Colombia, y es el segundo país de donde más provienen extranjeros. El 50 por ciento de ellos vive en la capital y la mayoría viene para crear empresa, invertir en negocios o completar sus estudios.

Carolina afirma que ni ella ni su marido han sufrido maltrato durante este tiempo y que si bien es cierto que cada vez hay más venezolanos que ingresan a Colombia por la falta de oportunidades en su país, aquí han podido trabajar y vivir dignamente. “A veces puedes encontrarte con algún comentario antipático porque aceptar la diversidad siempre es difícil y cualquier extranjero no está exento de recibirlo, pero como me dijo el vigilante de mi edificio ante la crisis actual: ‘nosotros somos hermanos, el problema es del gobierno y no de la gente’”, señaló a SEMANA.

Sin embargo, nunca faltan los radicales que enceguecidos por su fanatismo pueden cometer alguna barbaridad. Hace unos días un transeúnte que se paseaba en bicicleta por un exclusivo sector de Bogotá golpeó la bandera venezolana que estaba ubicada a la entrada de un restaurante de comida tradicional de ese país e insultó a sus dueños. Ante la agresión, Jesús Gallardo Bartoli, uno de los propietarios del local, retiró el emblema, expresó su tristeza por lo sucedido e inició una campaña en las redes sociales para promover la hermandad entre Colombia y Venezuela: “¡No podemos dejarnos separar por la política!”, señaló en la cuenta de Twitter del restaurante Arepa Cool. La noticia generó cierta preocupación en los miles de venezolanos que viven en el país, pero “por fortuna no ha vuelto a pasar nada similar. Al contrario, hemos recibido varios mensajes de apoyo por lo sucedido”, dijo Gallardo a SEMANA.

Este apoyo también ha llegado desde el gobierno nacional. La canciller María Ángela Holguín anunció la semana pasada que les daría nacionalidad colombiana a 158 venezolanos para que pudieran reunirse con sus familias en Colombia luego de que Maduro ordenó su expulsión y deportación de manera arbitraria.

Según Daniel Pages, presidente de la Asociación de Venezolanos en Colombia (Asovencol), no ha habido más reportes de casos de violencia sino gestos de solidaridad. De hecho, el 30 de agosto se celebró la primera feria de venezolanos en el país, en el norte de Bogotá. Más de 4.000 personas compartieron un rato en familia en un extenso bazar donde se ofrecieron diversos platos tradicionales de ambos países así como ejemplares de artesanías y textiles, entre otros productos. Pero lo más importante del encuentro fue la recolección de donaciones para enviar a los desplazados en la frontera. “La gente ha entendido que es un tema puntual del gobierno y que lo más importante en estos momentos de crisis es recordar los lazos históricos y culturales que nos unen”, concluye Pages.