CONFLICTO
"Ver cómo matan a una persona es muy feo": niños del Putumayo
Menores de esa región del país cuentan cómo a pesar de vivir en medio de la guerra encuentran alternativas a su situación de abandono por medio del arte, el estudio y el rescate de las costumbres y tradiciones de sus comunidades. Semana.com recoge sus testimonios.
Los niños deben caminar en fila uno detrás de otro. Cuadernos, lápices y uno que otro desvencijado libro, se asoman de sus manos, es indudable que van a la escuela. La formación no es impuesta por un severo coordinador de disciplina o un maestro malhumorado, lo hacen para esquivar el peligro: en Bogotá son los carros, en Putumayo, las cerca de 10.000 minas sembradas por todo el departamento.
Llegar a la escuela puede convertirse en un verdadero reto. Los combates, la coca y la prostitución acechan a los menores de las zonas rurales del Putumayo, particularmente en las zonas cercanas a la frontera con Ecuador. Sin embargo, muchos niños afrontan los riesgos con tal de recibir educación, como una forma de salir de la situación de pobreza y violencia que azota sus comunidades.
Sacar a los niños de la guerra es vital, pero sacar la guerra de los niños es aún más necesario: "vivía peleando con mis hermanos, a veces hasta nos ofrecíamos cuchillo dentro de la casa…era muy agresivo y me sentía solo", cuenta Marcos*, de 17 años.
"Pero ahora pienso de una manera diferente, ahora, gracias al proceso con War Child, sé que hay más personas alrededor, y que si cometo un error puedo perjudicar a mi comunidad, ahora pienso como parte de una comunidad, ahora quiero ser ingeniero de petróleos", continúa, mientras mira a su alrededor con la inocencia de un niño que descubre lo nuevo, es su primera vez en Bogotá.
El proceso al que se refiere Marcos es el proyecto "Construir un futuro para los niños y las niñas de Colombia", de la ONG holandesa War Child, financiado por la Unión Europea. Un trabajo que busca la resocialización de niños desvinculados del conflicto, prevenir el ingreso de nuevos menores a las filas de los grupos armados, particularmente en Cauca y Putumayo, y la formulación de recomendaciones para la implementación de políticas públicas que atiendan las necesidades de los niños en medio de la guerra.
El apoyo psicosocial, desarrollado a través de las artes, el uso de las emisoras escolares, y los saberes culturales, como la artesanía y los usos tradicionales de los pueblos indígenas, se lleva a cabo de la mano de los docentes de las escuelas rurales, numerosas ONG colombianas y los garantes de derechos como el ICBF y el Ministerio de Educación. Lo que ha permitido que el proyecto llegue a más de 2.000 niños en zonas de guerra del sur del país.
Semana.com le presenta un video con los testimonios de algunos de los niños del departamento del Putumayo que buscan salir de la guerra y la estigmatización de su región. Porque como dicen ellos mismos: “en el Putumayo hay mucho más que coca”.
* Los nombres de los niños han sido omitidos y sus lugares de origen no son especificados por razones de seguridad.