Germán Vargas Lleras | Foto: SEMANA

ELECCIONES 2018

Senado acepta la renuncia de Germán Vargas Lleras

Con 76 votos a favor y ninguno en contra, el vicepresidente tramitó sin sorpresas su partida del cargo. Comienza la campaña.

21 de marzo de 2017

La renuncia de Germán Vargas Lleras fue votada en el Congreso sin ningún contratiempo. Por una votación de 76 a favor y ninguno en contra el Senado aceptó el retiro de la vicepresidencia de quien desde ahora será uno de los candidatos fuertes de la contienda electoral. 

A medida que Germán Vargas Lleras se ha ido acercando a la Casa de Nariño, en el camino le han aparecido tantos partidarios como adversarios. Desde cuando se posesionó como vicepresidente, pasa más tiempo en aviones y helicópteros, y aterriza en lugares tan recónditos que quizá ni se había imaginado que existían.

Lo reciben como si se tratara de un ‘rock star’, y aunque sus giras son escrupulosamente planificadas, los que se consideran beneficiarios de alguno de sus ‘milagros’ se las ingenian para saludarlo, o al menos tocarlo, y eso que después del presidente de la República, es el hombre más escoltado del país.

A diario se conocen imágenes de las giras del vicepresidente. Algunas pasan inadvertidas. Pero en Bogotá cada movimiento de Vargas Lleras no deja indiferente a sus contradictores políticos, quienes se incomodan de ver cómo el jefe natural de Cambio Radical acumula poder, teje relaciones con alcaldes y gobernadores, en por lo menos tres años de correrías como si estuvieran en campaña, sacando ventaja a sus potenciales competidores. Eso ha hecho del Vicepresidente un blanco ideal para la confrontación política.

Desde Álvaro Uribe hasta Jorge Robledo, de Horacio Serpa a Claudia López. Han sido muchos los críticos del vicepresidente, pero quizás Armando Benedetti, el actual presidente del Partido de la U, sea el congresista que más veces haya intentado poner piedras en el camino de Vargas Lleras.

El miércoles, después de que el vicepresidente protocolizó su renuncia ante el Senado (para no inhabilitarse a la Presidencia de la República), se citó a la plenaria que le diera trámite a la misma.

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Un procedimiento que según el senador Armando Benedetti le concede al Senado la facultad de admitir o no la renuncia. Recordó el artículo 173 de la Constitución, que en su primer numeral establece como atribuciones del Senado “admitir o no las renuncias que hagan de sus empleos el presidente de la República o el vicepresidente”.

Como la norma abre dos posibilidades, la referencia de Benedetti se interpretó como una eventual jugada política para inhabilitar a Vargas Lleras. O cómo se podría entender la posibilidad de que el Senado no llegara a aceptarle la renuncia al cargo de vicepresidente.

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Para salir del cargo sin que se constituya abandono, Vargas Lleras debe presentar su carta de renuncia al presidente del Senado de la República, quien se encargará de convocar a sesión plenaria dentro de los tres días siguientes, para resolver la dimisión.

Si el Senado no se pronuncia después 30 días hábiles contados a partir de la presentación de la carta de renuncia, el vicepresidente podrá separarse del cargo. Si el Senado no la acepta, deberá exponer motivos de conveniencia pública para justificar su decisión. ¿Cuáles? Que Vargas Lleras haya sido elegido por voto popular para el período 2014-2018 y que renunciando al cargo incumpliría aquel mandato.

En todo caso, si el vicepresidente insiste en la renuncia, es decir, la reitera, el Senado de la República no tendrá otra alternativa que aceptarla; de no hacerlo, el vicepresidente puede separarse de su cargo. Lo dice un concepto del Consejo de Estado.

Entonces si se está maquinando la forma de inhabilitar a Vargas Lleras por esta vía, no tendría ningún efecto. El Vicepresidente, en una jugada de cálculo, escogió la fecha del 14 de marzo para salirse del Gobierno, entre otras para prever cualquier dilación en el Senado de la aceptación de su renuncia. Aunque la norma contempla 30 días, en la práctica Vargas Lleras tendrá 60 como plazo para no inhabilitarse. La primera vuelta de las elecciones presidenciales será el 25 de mayo del 2018.

A Benedetti le dieron hasta con el balde por hacer esta precisión, y hasta fue acusado de hacerle juego sucio a quien se supone que será uno de los adversarios del Partido de la U en las urnas. El senador dice que no es “politiquería” hacer cumplir el artículo 173 de la Constitución, el mismo que establece la competencia del Senado para admitir o no la renuncia del funcionario.

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No es la primera vez que en el Congreso se registran intentos de entorpecer la carrera de Vargas Lleras a la Casa de Nariño. Hace tres años, el mismo Benedetti, junto al senador del Polo Alexánder López, intentó en la reforma al equilibrio de poderes imponer una inhabilidad para que los vicepresidentes no pudieran ser candidatos a la Presidencia. Sorpresivamente fue el senador Álvaro Uribe quien se opuso a esa propuesta y ordenó a sus congresistas del Centro Democrático, los que tendrían la última palabra, no atravesarse en las aspiraciones de Vargas Lleras.

Si hoy se hiciera un sondeo en el Congreso, probablemente serían más los parlamentarios que no querrían ver a Vargas Lleras en la Presidencia. Al vicepresidente le cuestionan haber utilizado su cargo para acumular bastante poder, pero de allí a sacarlo del camino antes de la campaña hay un gran trecho.