NACIÓN

La columna por la que salió Akerman de ‘El Colombiano’

Una columna en la que hace alusiones textuales de la Biblia le costó la salida a Yohir Akerman del diario antioqueño.

17 de febrero de 2015
Akerman llevaba varios años colaborando con 'El Colombiano'.

La última columna de Yohir Akerman en el diario El Colombiano se llama 'Enfermos'. Y es la última que publica en seis años, pues en el último párrafo, la dirección del periódico hace el siguiente comentario: “Este diario promueve el debate desde el respeto y la argumentación. Consideramos que esta columna se aleja de estos principios. Para el autor, no publicarla implicaría su renuncia. La publicamos y aceptamos su renuncia”.
 
Las reacciones frente a la decisión del periódico comenzaron a aparecer desde muy temprano en las redes sociales. “El punto de @yohirakerman –válido- es que si se lee la Biblia literalmente, habría sectas judías y cristianas tan fanáticas como Isis”, trinó el escritor Héctor Abad Faciolince. “¿Qué tiene de irrespetuosa la muy argumentada columna de Yohir Akerman por la que lo echaron de El Colombiano”?, escribió Daniel Samper Ospina.
 
Y esa es justamente la pregunta del millón. El texto de Akerman califica como retrógrado el estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana que establece que los homosexuales son, de alguna manera, enfermos. El concepto fue consultado por la Corte Constitucional en el debate sobre la posibilidad de que las parejas homosexuales adoptaran hijos.
 
Para argumentarlo, Akerman escribe que tomar en cuenta el estudio de la Sabana sería lo mismo como aplicar la literalidad de la Biblia en temas como “la virginidad, la desobediencia de los hijos o la esclavitud”. La columna, entonces, cita versículos como: “Si alguien tiene un hijo rebelde que no obedece ni escucha cuando lo corrigen, lo sacarán de la ciudad y todo el pueblo lo apedreará hasta que muera”.
 
Akerman remata su texto con una frase que terminó inquietando a la dirección de El Colombiano: “Todos esos conceptos están en la Biblia y, como la historia ha demostrado, en estos temas, dios estaba equivocado”.
 
Según Akerman, en entrevista que concedió a Blu Radio la directora de El Colombiano, Martha Ortíz Gómez, lo llamó para invitarlo a escribir una nueva columna, o bajarle el tono a las apreciaciones, pues consideró que podrían ofender a los lectores. “Frente a lo cual leí mi columna de nuevo y no encontré dónde estuviera faltando al respeto”.
 
Según el articulista, hubo dos reparos específicos. El primero, que la palabra “dios” estuviera escrita en minúscula, y dos, que el texto dijera explícitamente que ese mismo “dios” estaba equivocado.
 
Yohir Akerman es hijo de Moritz Akerman, quien en el pasado estuvo casado con la doctora Ana Mercedes Gómez Martínez, exdirectora de El Colombiano. Ella es hoy senadora por el Centro Democrático. Según Yohir, Ana Mercedes lo invitó hace seis años a hacer parte de las páginas de opinión del centenario periódico.
 
Desde entonces, las posiciones de Akerman en sus columnas se han caracterizado por ubicarse en las antípodas de los editoriales del diario, sobre todo en temas que versan sobre el expresidente Álvaro Uribe Vélez, los principios conservadores o la religión católica. De hecho, hay textos en los que Akerman ha criticado a los mismos columnistas de El Colombiano.
 
Una de aquellas columnas que levantaron ampolla se titula 'Paramilitarismo platónico', en la que Akerman recuerda expresiones de gratitud hacia los paramilitares de parte del columnista Raúl Tamayo: “Todos a sotto voce reconocían a quienes han hecho posible que haya paz en Urabá y en eso, todos tenemos que reconocer el trabajo de las AUC”, reprodujo Akerman.
 
Tamayo, por su parte, había escrito que Akerman en El Colombiano era “una cucaracha en la sopa”. Juan Gómez Martínez, exministro y exdirector del diario, también aludió a Akerman en una columna del 13 de febrero del 2013 que decía: “Otra vez Akerman deja ver su animadversión, rayando en odio, por la religión católica y por sus representantes. Aprovecha la reconocida libertad e independencia que da este diario a sus colaboradores para irse en contra de la religión que El Colombiano defiende. Ataca sin misericordia a los representantes de esa Iglesia, de nuestra Iglesia y, sobre todo, a su jerarquía. Repite lo que otros periodistas dicen en contra del Romano Pontífice sin conocer las realidades y la verdad”.
 
Pero aun así, hasta hoy esas diferencias no le impedían permanecer en las mismas páginas de opinión. El debate sobre la libertad de expresión y las decisiones de los diarios en materia de columnistas está servida y espoleada por el famoso estudio de la Universidad de la Sabana, que aún da mucho de qué hablar.
 
Esta es la columna completa publicada en El Colombiano:

Enfermos *

La Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana emitió un preocupante concepto enviado a la Corte Constitucional para que sea tenido en cuenta en el debate sobre la posibilidad de que las parejas homosexuales adopten.

Preocupante, entre muchas otras cosas retrógradas, porque establece: “las personas homosexuales y lesbianas merecen nuestro respeto como personas, pero hay que señalar que su comportamiento se aparta del común, lo que constituye de alguna manera una enfermedad”.

El concepto es obsoleto, retrógrado y viene de lo establecido por la Biblia sobre la homosexualidad. Lo alarmante es que en la Facultad de Medicina, donde debería primar únicamente el criterio científico y médico, todavía tengan relevancia conceptos religiosos, que la misma ciencia ha demostrado equivocados y se pensaban superados.

Tratar de mantener vigentes esos conceptos dogmáticos, para una universidad o incluso la Corte Constitucional, en los debates que tienen que ver con los derechos de la comunidad LGBTI, es tan equivocado como mantener los principios que contiene la Biblia sobre la virginidad, la desobediencia de los hijos, o la esclavitud. A continuación, algunos ejemplos textuales de conceptos que se han demostrado aberrados, que nos trae el libro que transmite la palabra de dios.

“Ningún varón que tenga un defecto presentará las ofrendas, ya sea ciego o bizco, desfigurado o desproporcionado, enano o cojo, sarnoso o tiñoso, o jorobado, o con un pie o una mano quebrados o con los testículos aplastados” (Levítico 21:18). “Si alguien tiene un hijo rebelde que no obedece ni escucha cuando lo corrigen, lo sacarán de la ciudad y todo el pueblo lo apedreará hasta que muera” (Deuteronomio 21:18-21). “El que le pegue a su padre o a su madre morirá” (Éxodo 21:15). “El que maldiga a su padre o a su madre morirá” (Éxodo 21:17 y Levítico 20, 9). “El que no obedezca al sacerdote ni al juez morirá” (Deuteronomio 17:12). “Si una joven se casa sin ser virgen, morirá apedreada”(Deuteronomio 22: 20-21). “Si un hombre yace con una mujer durante su menstruación y descubre su desnudez, ambos serán borrados de su pueblo” (Levítico 20:18). “Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, ambos morirán” (Deuteronomio 22:22). “Al que ofrezca sacrificios a otros dioses que no sea el Señor, lo mataréis” (Éxodo 22:19-20). “Si un hombre vende a su hija como esclava, la hija no recuperará su libertad como cualquier otro esclavo” (Éxodo 21:7). “Si compras un esclavo hebreo, te servirá seis años” (Éxodo 21:2). “Si un hombre hiere a su esclavo o a su esclava y los mata, será reo de crimen. Pero si sobreviven uno o dos días no se le culpará porque le pertenecían” (Éxodo 21: 20). “Si un hombre hiere a su esclavo en un ojo dejándolo tuerto, le dará la libertad a cambio del ojo que le sacó” (Éxodo 21:26).

La Universidad de La Sabana y la Corte Constitucional deberían tener claro que seguir definiendo la homosexualidad como una enfermedad, o tratando a la comunidad LGBTI como anormales, basándose en la palabra de dios, es tan aberrado como defender la esclavitud, promover el castigo a muerte para los hijos, o pedir pedradas para las mujeres que pierdan su virginidad antes del matrimonio.

Todos esos conceptos están en la Biblia y, como la historia ha demostrado, en esos temas, dios estaba equivocado.


*Nota de la Dirección: Este diario promueve el debate desde el respeto y la argumentación. Consideramos que esta columna se aleja de estos principios. Para el autor, no publicarla implicaría su renuncia. La publicamos y aceptamos su renuncia