RIESGOS

El factor de las FARC en las elecciones

La guerrilla que durante 20 años ha tenido como estrategia sabotear las elecciones, ha dejado de ser la principal amenaza.

9 de marzo de 2014
| Foto: León Darío Peláez

Uno de los cinco puntos de la agenda del proceso de paz de La Habana es la participación política de las FARC después de que acuerden silenciar sus fusiles y reincorporarse a la vida civil. Analistas del conflicto han coincidido que la apuesta política de esa guerrilla está concentrada para las elecciones del 2015, en la que se escogen mandatarios locales. 

Por eso se ha advertido que de llegar a un acuerdo de paz antes de finalizar el presente año, y si el nuevo Congreso aprueba las reformas para implementar los acuerdos, las FARC se podrían convertir en partido político y buscar en las urnas y por la vía democrática tener representación en aquellos territorios donde han ejercido influencia sobre la población. 

Sin embargo uno de los temas de discusión entre académicos e investigadores ha sido si las FARC tendrán incidencia política en la presente campaña, más aún cuando se elegirá el Congreso para el periodo 2014 – 2018, y que tendrá entre sus principales retos refrendar los acuerdos de paz. Es por eso que algunos analistas consideran que estas elecciones no le serían indiferentes a las FARC. 

De hecho, la Defensoría del Pueblo, en su mapa de riesgos electorales, advirtió que las FARC siguen siendo una fuente de riesgo de alteración del orden público en las elecciones específicamente en 181 municipios. 

Según sus investigaciones, en departamentos como Caquetá, Putumayo, Huila, Cauca y Nariño, la interferencia de la guerrilla en el proceso electoral se manifiesta a través de amenazas a simpatizantes y candidatos de movimientos políticos, así como presiones e intimidaciones contra concejales y activistas de partidos que no consideran afines a sus intereses. 

Pero más allá de esta presunta conducta, otro asunto de discusión ha sido si las Farc apoyarían candidatos al Congreso. 

Por estos días han sido muchas las advertencias e investigaciones de los candidatos que heredarían los votos de los clanes políticos a los que se les comprobó vínculos con los grupos paramilitares. Sin embargo poco se ha dicho de los posibles nexos de candidatos con las FARC. 

La investigación de la Fundación Paz y Reconciliación, liderada por León Valencia, señaló que 131 de los actuales candidatos a Senado y Cámara son cuestionados por sus relaciones, directas o indirectas, con grupos ilegales.  

En ese informe sólo hay referencias sobre dos candidatos a la Cámara de Representantes con presuntos nexos con las Farc. Hernando Posso Parales y José Francisco Vargas Díaz, ambos del Partido de La U y que se disputan las curules del departamento de Arauca. 

Sobre Posos González, Paz y Reconciliación reseña que estuvo detenido en 2002 por vínculos con las Farc. Y sobre Vargas Díaz se advierte del apoyo que tuvo de alias 'Jurga-Jurga' abatido jefe de la Compañía Uriel Londoño de las FARC que Opera en Arauquita, y del cual heredó una estructura política. 

Ariel Ávila, de Paz y Reconciliación, advierte que en estos casos no necesariamente haya algún tipo de afinidad ideológica. 

Situación distinta es que en las listas de determinados partidos haya candidatos que coincidan con la ideología de la extrema izquierda y que aspiren a curules en el Congreso. Desde varios sectores, incluso del Estado, se trató de señalar a la Marcha Patriótica como una organización próxima a la guerrilla. Este movimiento decidió no participar en las elecciones, argumentando falta de garantías. De hecho, a comienzos de año, revelaron un informe en la que denunciaban que 26 de sus dirigentes habían sido asesinados.

Sin embargo, algunos líderes cercanos e identificados con el movimiento lograron tener aval en la Alianza Verde, el partido que logró conformar la llamada lista de candidatos para la paz, que agrupó a las diferentes tendencias de izquierda. 

Lo cierto es que las FARC no han dicho cómo se comportaran en las elecciones. Desde el genocidio de la Unión Patriótica y con el avance del paramilitarismo, su estrategia ha sido el sabotaje y el llamado a la abstención. Pero al parecer esta estrategia ha cambiado, pues como lo señala la Misión de Observación Electoral, las acciones armadas contra las elecciones por parte de la guerrilla se han reducido.

“No realizan tantas acciones de sabotaje militar y de impedir que un elector acuda a las urnas, ahora organizan actividades comunales”, asegura León Valencia. De lo que aún no hay evidencia es si esa labor pretende favorecer a algunos de los actuales candidatos.