De un tiempo para acá el expresidente ya no brilla tanto en la campaña de Zuluaga. | Foto: SEMANA

POLÍTICA

Zuluaga-Uribe, unidos; Zuluaga Uribe, separados

¿Por qué la campaña del Centro Democrático oculta ahora al expresidente?

Armando Neira
4 de junio de 2014

Una de las preguntas que más le hacen a Óscar Iván Zuluaga es quién va a mandar en caso de que gane las elecciones: ¿él o Álvaro Uribe Vélez? En una entrevista con la agencia AP, el candidato a la Presidencia por el Centro Democrático subrayó su independencia y auguró que no tendrá problemas para lidiar y trabajar con la figura de su mentor: “Primero, (Uribe) no lo hace (meterse en su eventual gobierno) porque ese no es su temperamento. Y segundo (porque) este es un trabajo en equipo donde cada uno cumple su papel, cumple sus ideas”.

Zuluaga es la figura política del momento, un rótulo que ganó meteóricamente. Sólo a principios de este año muchos lo calificaban como un político tradicional, bastante desconocido y sin carisma, y al que las encuestas más favorables apenas le daban menos de un dígito. Incluso, por aquellos días en varias ocasiones corrió la versión de que los hombres fuertes del uribismo masticaban la idea de pedirle que retirara su candidatura para no hundir el sueño de regreso al poder del ideario del exmandatario.

Uribe, por su parte, es el político más influyente de las últimas décadas en Colombia: ganó sobrado una Presidencia, repitió con mejores resultados en las urnas en otra más, fue el mentor de Juan Manuel Santos y, por si fuera poco, escogió a Zuluaga. Así las cosas, ambos son hoy por hoy la pareja de mayor peso en la vida política nacional.

Sin embargo, muchos colombianos están sorprendidos porque en ocasiones se muestran como si fueran uno solo, pero en otras quieren dar la sensación que cada uno anda por su lado. Por ejemplo, en todas las carreteras del país aparecen en una sola imagen en vallas gigantescas: el uno al lado del otro, ambos mirando al horizonte, camisa remangada, el dedo índice mostrando el camino a seguir, Uribe con sombrero y la sonrisa compartida. Solos sin siquiera un tercero que en este caso podría ser el candidato a la Vicepresidencia, Carlos Holmes Trujillo.

Esta fue la imagen que impusieron hasta la primera vuelta. Desde entonces, Zuluaga se muestra conciliador, tolerante, sobrio mientras Uribe ataca con fiereza. Aquel 25 de mayo, para citar un caso, Zuluaga se mostró reposado al depositar su voto.

En cambio, Uribe llegó a la plaza de Bolívar, votó y allí mismo se echó un sonoro discurso: “Voto por Zuluaga para que Colombia recupere el sendero de seguridad que este gobierno abandonó (...). Voto por Zuluaga para que el país tenga una juventud educada y emprendedora, no secuestrada por la terrorista FARC. Voto por Zuluaga para que Colombia sea un país siempre de libertades, de democracia, con una economía pujante y solidaria, de bienestar de trabajadores y empleadores, contrario al fracasado odio de clases de la tiranía castro-chavista”.

Semejante declaración obligó al ministro del Interior, Aurelio Iragorri, a salir públicamente a reiterar que la publicidad electoral estaba prohibida en los puestos de votación.

En otras oportunidades, en cambio, Zuluaga queda como único protagonista mientras Uribe desaparece del escenario. Así ocurrió, por ejemplo, esa noche durante la celebración por el triunfo de la primera vuelta. Zuluaga solo, absolutamente radiante, junto a sus seres más queridos, su familia, en la tarima recibiendo la ovación de un auditorio extasiado en Bogotá, mientras Uribe permanecía en un salón en Medellín viendo la imagen por televisión. Zuluaga pronunció un discurso leído en el que ni siquiera nombró a Santos, su rival para esta segunda vuelta. Los santistas respondieron con ironía a esta evidente omisión: “Leyó el discurso porque se lo escribió Uribe”.

Luego vino la adhesión de Marta Lucía Ramírez y con ella el drástico giro de 180 grados sobre el proceso de paz, y otra vez Uribe se marginó. “Le expliqué a toda la bancada del Centro Democrático, en la que Uribe es uno más”, dijo Zuluaga cuando se le preguntó si semejante cambio había sido consultado con el expresidente.

Desde entonces, Zuluaga ha hecho un esfuerzo enorme por tratar de mostrar las bondades de su nueva concepción del proceso de paz con las FARC en La Habana. Pero entretanto, Uribe ha subido el tono en su Twitter y, sin mencionar a Zuluaga, arremete contra la negociación y agrede a personas con la que hasta ahora no se había metido como el jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle Lombana. Zuluaga, por su parte, no opina sobre lo que dice Uribe y, por el contrario, sigue en la línea de respeto.





Las preguntas son varias: ¿Por qué están actuando así? Un analista político que conoce el corazón del uribismo, y que prefirió mantener su nombre en reserva, dice que en las encuestas del candidato el negativo más alto que marcaba se debía a la asociación de que es un títere de Uribe.

Por eso, explica, se tomó la decisión de separar por completo las dos figuras. “Tanto la campaña santista como la izquierda han machacado constantemente que Zuluaga es el regreso de Uribe”, dice. Además, la coyuntura informativa también podía perjudicar a Zuluaga como el caso de la exdirectora del DAS, María del Pilar Hurtado, una de las sindicadas de las chuzadas en el Gobierno de Uribe y a quien el propio expresidente ayudó a buscar asilo en Panamá.

“Por eso, se optó por dejar solo al candidato, que ya tiene la suficiente fuerza y el nivel de conocimiento suficiente para proyectarse individualmente y ganar la segunda vuelta”, añade el analista.

Hay otros interrogantes: ¿Entenderán sus seguidores esta estrategia? ¿No los confundirán? Conoceremos las respuestas este 15 de junio cuando sepamos los resultados en las urnas.

Estos son algunos de los trinos que el expresidente ha publicado: