Home

Noticias

Artículo

columna del lector

Los bichos jóvenes

Julián Daniel López, lector de SEMANA.COM, reconoce dos graciosas especies de jóvenes políticos.

Julián Daniel López Murcia
22 de noviembre de 2005

Gabriel Turbay y Luis Carlos Galán hicieron famosa la frase "cuando la juventud se pone de pie en defensa de los ideales de libertad, justicia y fraternidad, siempre la patria ha podido esperar algo". Ahora yo pregunto: ¿qué puede esperar la patria si los jóvenes que se han puesto de pie lo han hecho para ver que pueden "sacar" del Estado? y ¿por qué la juventud no se ha puesto de pie contra el avance del consumo de droga, la prostitución infantil o la falta de cupos en la educación superior? Como ocurre cuando las aguas se estancan, que se vuelven el hábitat propicio para el desarrollo de toda clase de bichos, cuando las ideas se estancan, éstas se vuelven el hábitat propicio para el desarrollo de especies similares. Dentro de estas especies están las que llamo "pega afiches" y "clones", fáciles de observar, sobre todo en épocas de campaña. La primera especie, los "pega afiches", está conformada por jóvenes que hacen honor a su nombre, reparten volantes y se dedican a otras labores menos dignas. Por estipendio no recibe nada diferente del transporte y bebida para no desmayarse durante la jornada y aguantar todos los meses de campaña. De este modo, esta especie aprende para toda la vida lo que significa la democracia y el gusto por el corto plazo. La segunda especie, los "clones", tiene un recorrido más largo en la política, aunque no por ello más útil. Fatuos jóvenes que pretenden un lugar en la burocracia que "adorne" a temprana edad su hoja de vida. Doctos en charlas insustanciales en las que predicen que pasaría si éste o aquél personaje se lanza, se une o se aleja de un partido. Siempre andan buscando tratar a los políticos más influyentes. Se destacan por su habilidad para salir a expensas del Estado y con el nuevo título volver con renovado apetito a la rebatiña del tesoro público. Y con el tiempo sufren una paulatina pérdida del gusto por pensar autónomamente y un marcado desinterés por lo que pase con otros jóvenes. Su rasgo más sobresaliente es que se aprenden de memoria las ideas de su candidato y empiezan a hablar, caminar y sentir como él. Vacuos personajes que cuando creen que han empezado a "existir" en política, en verdad han dejado de existir como personas, como seres pensantes, y se han vuelto apenas unos "clones" de su candidato. Así, jóvenes hábiles e instruidos, lastimosamente pierden el deseo de cambiar el estado de las cosas y los colombianos no podremos esperar de ellos algo distinto de lo que hemos recibido de la clase política tradicional. La explicación parte del hecho incontrovertible de que estas dos especies son mayoría en la actividad política colombiana. Si no fuera así, hace rato la política hubiera cambiado. La razón de ello, consiste en que el sólo temor de parecérseles o terminar igual, ha tenido como efecto espantar del debate político a los más preparados e íntegros jóvenes del país, aunque ha habido algunas excepciones. Pero esta situación tiene que cambiar. No sólo la sociedad en general necesita que jóvenes líderes moralmente robustos y adecuadamente preparados acudan con inteligencia, carácter y valentía al debate político; sino la juventud misma, como grupo independiente con problemas particulares e incierto futuro, la que requiere de sus ideas y de su rebeldía frente a la adversidad. Tradicionalmente no se ha reconocido que la juventud tenga intereses propios y su existencia como grupo independiente ha sido negada desde ambas orillas ideológicas. Pero ¿quién podría negar que hay problemas que golpean a los jóvenes más que a cualquier otro sector de la sociedad?. Sólo un necio lo haría. Mientras pululan foros sobre todo tipo de temas políticos y económicos - sin duda de apreciable importancia -, no se discuten a fondo y con los mismos medios los temas que golpean de frente a los jóvenes, como la planificación familiar, el aumento del consumo del alcohol y la droga, el avance de las enfermedades de transmisión sexual, la prostitución infantil, el fortalecimiento del libre desarrollo de la personalidad, la participación de los jóvenes y niños en el conflicto o la ampliación en el acceso a la educación superior, para sólo nombrar unos pocos. ¿Qué han hecho aquellos de entre nosotros que se dicen preocupados por lo público? ¿Por qué este tipo de temas pareciera que nos les genera interés? ¿Deberíamos creer que por ello son "clones"? ¿Ellos mismos lo saben? ¿Por qué no hemos hecho algo nosotros? La situación es crítica, nuevos comicios se aproximan y mientras tanto, los jóvenes seguimos sin voceros. Por eso animo a aquellos que alguna vez se han sentado a pensar cuáles son los problemas que realmente afectan a los jóvenes y cómo solucionarlos, a que acudan al debate político y exijan y lideren su discusión pública, y en caso de que quieran participar en alguna campaña, a que no "apaguen" el cerebro y aporten e imaginen salidas a nuestro conflicto social y armado. En resumen, los insto a que se pongan de pié por los intereses de esta generación y no desgasten su energía en los prosaicos vericuetos de la política criolla, a que con su inteligencia derrumben los diques que retienen las ideas en nuestro país.