JUSTICIA

Por corrupción, a la cárcel el gobernador de Cundinamarca Pablo Ardila

Según fuentes de la Fiscalía, el polémico y extravagante mandatario seccional deberá responder por los delitos de extorsión y prevaricato. No terminó su gobierno libre.

27 de diciembre de 2007
El gobernador Ardila no alcanzó a terminar su mandato. La Fiscalía lo detuvo por corrupción. FOTO: Cortesía DON JUAN

A escasas horas de terminar su mandato, el gobernador de Cundinamarca Pablo Ardila fue detenido por agentes del CTI de la Fiscalía. ¿La razón? El funcionario deberá responder por los delitos de extorsión y prevaricato. Su captura se produjo minutos después de que el presidente Álvaro Uribe Vélez y el ministro del Interior, Carlos Holguín, firmaron el decreto que lo suspendía de su cargo.

Trascendió que Ardila cometió varias irregularidades en un contrato que permitió a una empresa privada apoderarse de un título minero para extraer arena y gravilla del río Magdalena. Sin embargo, la Fiscalía busca establecer si desde su cargo de gobernador incrementó ostensiblemente su millonaria fortuna. Su captura ocurrió en la noche del miércoles.

El primer mandatario de Cundinamarca estuvo durante los últimos meses en el centro de la polémica. En los municipios del departamento lo criticaban porque nunca lo veían para ofrecer soluciones a los inmensos problemas; mientras él debía responder por sospechosos y millonarios giros y cruces bancarios y, finalmente, estuvo en boca de todo el mundo por sus extravagantes gustos: tiene animales exóticos disecados en la sala de su casa.
 
Cazador apasionado

Él, sin embargo, se defendió con el argumento de que es un cazador apasionado y que para hacerlo paga unos derechos con los que se “protege a las especies”. Y que nada tenían que ver sus gustos personales con el manejo administrativo del departamento. Sus críticos consideraban otra cosa. Creían que los problemas de la región los miraba con desdén y que cuando iba a los sitios deprimidos apenas lo hacía para lucir las llamativas mujeres de las que suele rodearse.

De cualquier manera, desde muchos otros sectores lo criticaron con dureza no por sus gustos individuales que forman parte exclusiva de su ámbito privado sino de la desidia con la que manejó el principal cargo del departamento.

Cundinamarca está situado en el corazón de Colombia. Además, rodea a la capital del país. Pese a su cercanía con el poder central, el departamento no logró durante su gestión superar necesidades las básicas cuya resolución no sólo es obligatoria, sino que debían ser la prioridad de sus gobernantes. Según el censo de 2006, el 19 por ciento de los cundinamarqueses no tienen acueducto, el 34 por ciento carecen de alcantarillado y el 65 por ciento no poseen teléfono.

Un mundo raro
 
El mundo de Ardila era otro. En efecto, es uno de los hombres más ricos del país. Vive como tal y gusta mostrarse como tal. Su reconocida excentricidad ha sido objeto de críticas desde antes de llegar al cargo más importante del departamento, que no ha tuvo problema en dejar por temporadas cada vez que comenzaba la época de caza en el sur de África o se le daba por ir a buscar nuevas piezas para su colección de animales salvajes disecados. Para ir a sus temporadas de caza, sus adversarios políticos le criticaron con vehemencia sus prolongadas ausencias de sus labores para las que fue elegido.

Además de esto durante varios meses fue objeto de una serie de acusaciones por posibles delitos de corrupción que son los que precisamente ahora lo llevan a la cárcel.

Como se recordará, a comienzos de diciembre fue llamado a indagatoria por un fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia para que respondiera por los delitos contra la administración pública. El siempre alegó su inocencia argumentando que no hizo nada que violara la ley. Sin embargo, ahora la justicia consideró tener elementos suficientes para enviarlo a la cárcel y, de paso, privarlo de terminar su mandato como gobernador. Hecho que debía cumplir este 31 de diciembre.