OPINIÓN ONLINE
El reto del periodismo: continuar investigando
El craso error de una periodista no puede arrinconar la función periodística de develar aquellas realidades que algunos quieren ocultar. Eso sí, hay que reforzar la rigurosidad. Es lo mínimo.
De los errores hay que aprender. Es una frase de cajón antiquísima, utilizada por nuestros ancestros, quienes tenían claro que toda equivocación generaba una consecuencia que había que convertir en aprendizaje. Y eso es lo que creo que debemos hacer ante los hechos recientes que involucran presuntos hechos de corrupción en la Policía Nacional y a la periodista Vicky Dávila, que investigaba el tema.
Me inscribo en aquella corriente de opinión que afirma que la divulgación del video en la que conversan el entonces viceministro del Interior, Carlos Ferro, y el capitán Anyelo Palacio, fue una estrategia desmedida del programa radial La FM, de RCN Radio, para dar cuenta de una supuesta red de prostitución masculina en la Policía Nacional.
A mi juicio, es errática la manera de darle continuidad a una investigación que llevaba varios meses. Llamar “prueba reina”, como lo hizo Vicky Dávila, a lo que no era más que una conversación privada deja ver la falta de una valoración racional de esa supuesta pieza procesal. Quienes hemos pasado por salas de redacción y nos dedicamos a la investigación sabemos que a veces nos corre tanta adrenalina que nos nubla los sentidos. Se requiere mucho diálogo y claridad en los objetivos periodísticos que se persiguen para evitar esa conmoción.
El periodismo cumple, fundamentalmente, una función social y quienes lo ejercemos no estamos exentos del escrutinio público y en público (a través hoy de las redes sociales), por ello creo que debe preguntarse qué impulsó a esta periodista a equivocarse en apreciar eso que llamó la “prueba reina” en el caso de la supuesta red de prostitución conocida como “la comunidad del anillo”. ¿Fue presionada por sus fuentes, interesadas en afectar al entonces director de la Policía Nacional, Rodolfo Palomino? ¿Influyó en su falta de tino periodístico el hecho de que a raíz de sus investigaciones estaba siendo acosada por sectores de la institución policial?
En periodismo investigativo nadie se equivoca solo, mucho menos cuando se tiene la responsabilidad de dirigir un programa, como Vicky Dávila en La FM. Hay un grupo de periodistas detrás que ayuda a valorar los hallazgos y a medir los impactos de la publicación. Tiene que ser uno muy soberbio para descartar esas estrategias de análisis y jugársela individualmente, a todo riesgo. ¿Qué responsabilidad le cabe en todo este asunto a su equipo de trabajo?
La falta de rigurosidad en la investigación periodística tiene sus consecuencias y se deben asumir. No creo, como han dicho algunos, que haya censura en este episodio. Son diversos los ejemplos en el mundo que han acabado en lo mismo. Uno de ellos quedó plasmado en la película Conspiración y Poder, del director James Vanderbilt, basada en hechos reales ocurridos en 2004 en la cadena estadounidense CBS y actualmente en cartelera. La trama se sustenta en el error de un equipo periodístico al investigar el pasado militar del entonces presidente y candidato George W. Bush. Todo el grupo fue despedido, incluido una celebridad, Dan Rather.
Comparto la apreciación del presidente Juan Manuel Santos cuando en respuesta a una pregunta sobre el tema afirmó: “aquí se está saliendo de madre ese tipo de ataques y de información y eso no es un buen periodismo”. Algunos advierten en las redes sociales que eso fue un mensaje claro para la Organización Ardila Lulle y que, en consecuencia, actuó y le pidió la renuncia a Vicky Dávila. La dinámica de los hechos puede sugerir tales deducciones, pero no perdamos de vista dos cosas: un amplio sector de consumidores de medios rechazó la publicación del video y eso profundizó la mala imagen de RCN, que viene cuesta abajo desde hace varios meses y es malo para el negocio; y esa “prueba reina” cambió todo el sentido de la investigación sobre la Policía Nacional, la pulverizó con tanta pornografía barata y, a mi juicio, vengativa.
Seamos claros: con la salida de Vicky Dávila del programa radial La FM no se acaba el periodismo investigativo, que tampoco empezó con ella. Y para quienes piensan que hay una conspiración del poder económico y político en su contra, no podemos olvidar que otro de sus errores, en el pasado, fue reposar de manera acrítica a la sombra de Álvaro Uribe Vélez durante sus dos mandatos presidenciales, de donde salieron las presiones para cerrar la revista Cambio en febrero de 2010. Ese sí, un acto de total censura.
En las palabras del presidente Santos hay un reto que debemos asumir: hacer un mejor periodismo investigativo. Y eso supone enfrentarse al poder en todas sus dimensiones, legales e ilegales, claro, con las consecuencias que ello trae. No obstante, estoy seguro que, a pesar de los riesgos, en este país hay muchos periodistas dispuestos a jugarse su tranquilidad personal, familiar y profesional por develar lo que algunos quieren ocultar. Así ha sido en el pasado y en el presente, y no veo por qué va a cambiar en el futuro.
Y ese reto hay que asumirlo con responsabilidad y rigurosidad, aspectos que son los mínimos en cualquier investigación, sobre todo en estas épocas, que las audiencias tienen las herramientas necesarias para confrontarnos y corregirnos.
En este país siempre habrá tema para investigar. Lo ocurrido con Vicky Dávila no es más que un episodio, desafortunado para ella por su falta de rigor, y dramático para algunos de los involucrados por sus consecuencias personales y sociales, pero de los errores se aprende, y a pesar del fatalismo conspirativo de algunos, el periodismo investigativo no ha muerto, ni va a morir. Se bebió, sí, un trago amargo, pero nada más.
En Twitter: jdrestepoe
(*) Periodista y consultor