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Constituyente de Maduro

¿Estará consciente el presidente Gustavo Petro de los avatares constituyentes de su propuesta amorfa y paraconstitucional, que, en lugar de perpetuar el régimen, puede terminar por concluirlo abruptamente?

Juan Manuel Charry Urueña
25 de abril de 2024

El 1 de mayo de 2017, hace 7 años, el presidente Nicolás Maduro, en medio de una profunda crisis política y económica, acompañada de protestas en las calles, optó por convocar una asamblea nacional constituyente. En el discurso, señaló que no se trataba de una constituyente de partidos ni de élites.

La convocatoria se hizo mediante el decreto, conforme a lo previsto en los artículos 347 y siguientes de la Constitución venezolana, donde se habilita al presidente en consejo de ministros para ello. Los integrantes serían elegidos en los ámbitos territorial y sectorial, mediante voto universal, directo y secreto.

Los sectores comprenderían a trabajadores, campesinos, pescadores, estudiantes, discapacitados, indígenas, pensionados, empresarios y comunas. La asamblea estaría integrada por 364 miembros escogidos territorialmente, 8 por los pueblos indígenas, mientras que en el ámbito sectorial se escogerían por representación mayoritaria.

Finalmente, se eligieron 545 constituyentes. Su duración inicial fue fijada por dos años, que fueron prorrogados, de manera que sesionó más de tres años, desde el 4 de agosto de 2017 hasta el 18 de diciembre de 2020. A lo largo del tiempo, perdió cerca de 40 miembros que fueron llamados a ocupar cargos públicos, uno más falleció y otro fue asesinado.

La asamblea estaba encargada de presentar una nueva Constitución que finalmente no presentó ni discutió. Asumió poderes plenipotenciarios por encima de los demás poderes del Estado. Fue desconocida internacionalmente por el Grupo de Lima y la Unión Europea. Solo fue reconocida por países aliados como Bolivia, Cuba, Irán, Nicaragua, Rusia y Siria.

La asamblea se ocupó de la inmunidad parlamentaria, de la destitución de la fiscal general, creó una comisión de la verdad, justicia y reparación, modificó las elecciones, expidió por unanimidad la ‘Ley contra el odio’, reformó las fuerzas armadas e incorporó las milicias, excluyó partidos de oposición, derogó el régimen de ilícitos cambiarios, abriendo paso a la libre convertibilidad del bolívar, entre otros.

A diferencia de Venezuela, en nuestro país el presidente no tiene atribuciones para convocar una asamblea constituyente, como tampoco la asamblea podría extender su periodo ni atribuirse poderes plenipotenciarios por encima de los poderes del Estado, más allá del asunto objeto de reforma constitucional establecido por la ley.

La constituyente de Maduro se asemeja en algo a la asamblea convocada por el presidente designado Roberto Urdaneta, en 1952, para que declarara vacante el cargo del presidente titular, Laureano Gómez. Estaba previsto que sesionará por 4 meses, prorrogables a voluntad del presidente. No podría modificar los períodos constitucionales de los poderes públicos, pero los acontecimientos del 13 de junio de 1953, al contrario de su propósito original, sirvieron para legitimar en la presidencia al teniente general Gustavo Rojas Pinilla.

Esta asamblea, en 1954, dictó seis actos legislativos, incorporó 22 liberales a la asamblea, creó consejos administrativos departamentales y municipales, otorgó el voto a la mujer, a pesar de que no había democracia electoral, reguló curules vacantes de la asamblea, creó establecimientos públicos y finalmente prohibió el comunismo internacional.

La historia demuestra que con las asambleas constituyentes se sabe el punto de inicio, pero no siempre dónde acaban y si sus propósitos se cumplen. La asamblea de 1991, que debía reformar la Constitución de 1886, terminó promulgando una nueva Constitución. La asamblea de Maduro, por el contrario, debía expedir una nueva y terminó persiguiendo la oposición y en asuntos menores. La asamblea de 1952, debía declarar vacante el cargo de presidente y terminó legitimando la presidencia de Rojas Pinilla.

¿Estará consciente el presidente Gustavo Petro de los avatares constituyentes de su propuesta amorfa y paraconstitucional, que, en lugar de perpetuar el régimen, puede terminar por concluirlo abruptamente?

Cita de la semana: “A mí me ha repugnado desde un principio la forma como se organizó la Constituyente, no comparto el criterio antidemocrático con que se eligió… Sin tener mandato derivado del voto popular”: De la República a la dictadura, Carlos Lleras Restrepo.

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