OPINIÓN

El “dueño” del Porsche

Si el coronel estaba tan corto de recursos como para no pagar la multa de 6.300 millones de pesos que les sigue debiendo a las víctimas, ¿qué sentido tiene comprar un carro de 350 millones de pesos?

Revista Semana
15 de abril de 2017

La persona que figura como dueño del Porsche convertible que maneja el coronel Hugo Aguilar vivía hace un tiempo en la pobreza absoluta. Los registros estatales muestran que Yeison Albeiro Sáenz Plazas -a cuyo nombre está el carro que cuesta más de 350 millones de pesos- recibía en el año 2004 subsidio rural de seguridad alimentaria, una ayuda destinada exclusivamente a los campesinos más pobres de Colombia.

El propietario del lujoso automóvil deportivo obtuvo beneficios de la caridad del Estado –en especie y en servicios– en Tauramena, Casanare. (Ver Subsidio rural)

El historial laboral de Yeison Albeiro Sáenz Plazas, un antiguo auxiliar bachiller de la Policía, no permite ver cuál fue el golpe de fortuna que lo sacó de vivir de un subsidio rural a ser el dueño de uno de los carros más costosos que circulan por el país.

Las fotos que ha hecho públicas en sus páginas de Facebook y Twitter tampoco lo presentan como un potentado. Yeison se muestra entrenando a grupos de niños, estudiantes de escuelas y colegios públicos en el uso de computadores. (Ver Foto de Twitter de Yeison)

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Yeison se graduó hace menos de tres años como ingeniero electrónico de la Universidad Central y su historial de aportes a la seguridad social prueba que antes de convertirse en profesional trabajó –o por lo menos estuvo en la nómina– del Congreso de la República. (Ver paso por el Congreso)

Lo que sí exhibe en sus cuentas en las redes sociales es una devota admiración por el coronel Hugo Aguilar, condenado a nueve años de prisión por la parapolítica, y por su hijo el senador Nerthink Mauricio Aguilar.

Cuando Hugo Aguilar estuvo en la cárcel, Yeison publicó un mensaje exaltando a quien llama “excelente ser humano y amigo” en donde asegura que “aunque pongan barrotes, muros y montañas; tus ideales, honestidad y palabra jamás serán prisioneros”. (Vea el post de Facebook)

Un trino suyo presenta al coronel Aguilar abrazando a su hijo, el senador Aguilar en el interior del Capitolio. El comentario del buen Yeison es “humildad respeto y trabajo por una nación mil bendiciones”. (Ver comentario en Twitter)

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Otro tuit retrata al coronel Aguilar junto al expresidente Álvaro Uribe impulsando la fallida candidatura de Carlos Fernando Sánchez a la Gobernación de Santander: “Grupo Santander en serio y centro democrático por Carlos Fernando Gobernador”. (Ver Tweet sobre la campaña)

En definitiva, buena parte de la actividad pública de Yeison consiste en alabar a los Aguilar.

Esta semana el parapolítico, coronel Hugo Aguilar, le concedió declaraciones sobre el Porsche al periódico El Frente. Fungió como entrevistador el propio dueño del medio, Rafael Serrano Prada, un excongresista que también estuvo preso y tuvo que olvidarse de su carrera parlamentaria después de haber asesinado de un disparo en la frente y en plena calle a un contradictor político inerme que se atrevió a reclamarle. (Vea el artículo aquí)

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En la entrevista –a pesar de lo complaciente– el coronel reconoce: “Efectivamente yo compré ese vehículo en el año 2015, pero después me vi en aprietos para pagar los honorarios de abogados y lo vendí en el año 2016 a un ingeniero que tiene una empresa de seguros, que vende vehículos”. (Ver El Frente)

Lo que no cuenta el coronel es que compró el Porsche dos meses después de salir de la cárcel como consta en el título de propiedad. (Vea certificado de propiedad)

Si estaba tan corto de recursos como para no pagar la multa de 6.300 millones de pesos que les sigue debiendo a las víctimas, o para cancelar los honorarios de sus abogados: ¿Qué sentido tenía comprar un carro de ese valor?

Hay otro detalle que el coronel olvida mencionar. Durante ese año 2015, Yeison Albeiro Sáenz, el súbito millonario que le compró el Porsche, estuvo viviendo de un contrato que le otorgó la Gobernación de Santander que ejercía su otro hijo Richard Aguilar.

A través de la Secretaría de las TIC, la Gobernación de Aguilar le cursó invitación directa a Yeison y le pagó 3.000.600 pesos mensuales. Inicialmente pactaron que el contrato fuera por 28.800.000 pesos durante 8 meses, pero después le adicionaron 7.000.200 pesos. (Vea la minuta del contrato firmada)

En la declaración que Yeison presentó para firmar el contrato aseguró –bajo juramento– que no tenía ningún bien y que sus ingresos durante el año anterior habían sumado 19.478.000 pesos. (Vea la declaración juramentada de bienes y rentas)

Quizás se ganó el Baloto, porque ocho meses después pudo comprarle el Porsche al papá de quien lo contrató. 

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