OPINIÓN
Gerentes y directores
La salida del periodista Mauricio Arroyave del Canal Capital evidenció que Hollman no está respetando la separación entre la administración y el contenido periodístico.
El gerente de un periódico puede despedir al director pero no puede cambiarle la primera página. En otras palabras -en un medio serio- los gerentes son los jefes de los periodistas en lo administrativo pero no en lo editorial. Los gerentes establecen la ruta estratégica de las empresas, manejan el día a día financiero, promueven las ventas, controlan gastos y costos, establecen las reglas de comportamiento interno de los empleados, pero no pueden manejar los contenidos periodísticos que se entregan al público.
En un medio democrático la frontera funcional entre gerente y director, debe ser tan clara como la separación entre Iglesia y Estado.
Esa frontera es la que garantiza que la información que reciba una comunidad no esté sesgada por las conveniencias comerciales –o políticas– de la empresa que las emite. El hecho de que frecuentemente suceda lo contrario, en algunos medios, no quiere decir que esté bien sino que esa distorsión antidemocrática ha hecho carrera en Colombia.
Ese incumplimiento de unas empresas de medios no releva a las demás de su deber. Los periodistas, a veces al precio de quedarnos desempleados, debemos abogar por el cumplimiento del deber de autonomía.
Ni los departamentos de ventas, ni los políticos cercanos a los compañías de medios, pueden determinar cuáles son las noticias que pueden llegar a la gente, ni cómo deben ser presentadas.
Cualquier intromisión administrativa en las noticias lesiona el derecho de los ciudadanos a recibir información independiente. Es un atentado contra los lectores, televidentes, oyentes o usuarios, más que contra los periodistas.
El gerente es el gerente y el director es el director, sin importar cuál sea la profesión del gerente.
El hecho de que el gerente haya sido periodista en el pasado no lo autoriza para tomar decisiones periodísticas desde la gerencia. Sería como si un médico se convirtiera en gerente de un hospital y pretendiera –por haber sido esa su profesión– determinar cuál es el tratamiento que deben recibir los pacientes atendidos por los médicos que siguen ejerciendo su oficio en la institución.
Pasar al área de administración de los medios da unas ventajas pero también impone unas limitaciones y unos deberes nuevos. Quizás el más importante sea el del respeto por la independencia editorial y la autonomía periodística.
Hago estas reflexiones para hablar de Hollman Morris.
Lo conozco hace años, he tenido afecto por él y por su familia, tuve el privilegio de ser su director en RCN y me consta lo buen periodista que es. Por esas razones lo he defendido públicamente cuando han querido enlodarlo injustamente y también –con mucha pena– me he atrevido a llamar su atención cuando creo que se ha equivocado.
Una mañana de sábado, hace un poco más de dos años, recibí una llamada de Hollman. Quería contarme que le habían ofrecido la gerencia del Canal Capital y que estaba tentado a aceptarla.
Dentro de las cosas que hablamos, recuerdo haberle dado tres consejos: El primero que tuviera un buen asesor legal porque muchos iban a querer enredarlo. El segundo que tuviera un asesor financiero porque esa no era su especialidad. Y el último –quizás el más importante– que buscara un director de noticias fuerte porque él no iba a ser el director sino el gerente.
La salida del periodista Mauricio Arroyave, director de El Primer Café del Canal Capital, evidenció –tristemente– que Hollman no está respetando la separación entre la administración y el contenido periodístico.
Como gerente, Hollman Morris no debe guiar el rumbo informativo de los programas periodísticos del Canal Capital. Tampoco puede indicar quiénes deben ser los invitados y quiénes tienen vetada la aparición en el canal público.
La explicación de Hollman publicada en La Silla Vacía ratifica que esa necesaria frontera se perdió en el canal de Bogotá. Cuando le preguntaron si sugería invitados y ángulos para el programa, respondió “Ese es un derecho que tiene cualquier director”.
El asunto es que Hollman no es el director, sino el gerente.