OPINIÓN
Sim Salabín
Curiosamente, tanto Zoraida Rozo como su esposo Álvaro Cruz registraron su sede comercial en la misma dirección de ICM Ingenieros, cuya propiedad han negado.
El renunciado gobernador de Cundinamarca, Álvaro Cruz, empezó un proceso de negociación con la Fiscalía para admitir cargos por su participación en el carrusel de la contratación. En principio aceptaría su participación en el soborno de varios políticos para beneficiar a la empresa ICM de la cual ha sido accionista aunque se haya empeñado en negarlo –desde el año 2013– cuando las evidencias se revelaron en esta columna.
La primera condición que pone Cruz, para aceptar lo que ya está claro, es que la justicia excluya del proceso y renuncie a investigar a su esposa Luz Zoraida Rozo Barragán. Sin embargo, varios documentos muestran que la doctora Rozo ha sido el eje de la operación ICM.
Zoraida Rozo no ha sido propiamente un ama de casa que haya firmado documentos sin entender su contenido. Tiene una historia tan interesante como la de su cónyuge y quizás más antigua. Ella es una abogada conocida que ha ocupado varios cargos y acumulado poder tanto en la Gobernación de Cundinamarca de su esposo como en la Alcaldía de Bogotá de Enrique Peñalosa donde se desempeñó como secretaria general.
Zoraida era quizás la funcionaria más cercana al alcalde Peñalosa y ha sido directiva de casi todas sus fallidas campañas electorales, lo ha seguido de partido en partido y de aspiración en aspiración.
También ha actuado como un martillo para golpear a quien disienta de él o de Álvaro y como una bisagra entre las dos causas políticas.
En 2011, cuando Enrique Peñalosa se declaró verde para aspirar por cuarta vez a la Alcaldía de Bogotá, tuvo un enfrentamiento con el senador John Sudarsky porque este último manifestó que el Partido Verde no debía apoyar la candidatura de Álvaro Cruz a la Gobernación de Cundinamarca. Peñalosa le filtró a Cruz lo que se había hablado en la dirección de su partido de entonces. Sudarsky, después de recibir una airada llamada de Cruz, denunció todo en una carta en la que retiró su respaldo a la candidatura de Peñalosa. (Vea John Sudarsky retira respaldo a Peñalosa)
En las bambalinas de las decisiones políticas siempre ha estado Zoraida, pero también en las decisiones de plata.
En julio de 2010, ella creó la compañía Inversiones e Infraestructuras SAS, Infracon. De acuerdo con los documentos legales la totalidad de las acciones de esa empresa, en el momento de su fundación, pertenecía a Luz Zoraida Rozo Barragán. (Ver escritura)
En los archivos de la Cámara de Comercio de Bogotá está la inscripción de la compañía firmada por el ahora exgobernador Álvaro Cruz, quien además actuó como representante legal de la firma. (Ver Registro Único Empresarial)
Esa empresa pronto empezó a actuar como dueña de la mitad de ICM Ingenieros, la firma involucrada en el carrusel de la contratación y en los sobornos a políticos.
Curiosamente, tanto Zoraida Rozo como su esposo Álvaro Cruz registraron como su sede comercial la Calle 80 n.º 9-92 piso 3 de Bogotá, la misma dirección de ICM Ingenieros cuya propiedad han negado por tanto tiempo. (Ver documentos)
Lo más llamativo es que las actas de las dos compañías muestran cómo se fue desvaneciendo la presencia de los esposos Cruz-Rozo.
El viernes 18 de marzo de 2011 en las mismas oficinas de ICM se reunieron los accionistas a las once de la mañana. Zoraida Rozo Barragán renunció a la junta directiva de esa compañía y en su lugar fue nombrado su hermano Jorge Ibán Rozo Barragán. (Ver acta)
A la hora exacta se volvieron a reunir los accionistas pero Zoraida fue reemplazada por su hermano Jorge Ibán, quien además fue nombrado gerente suplente de ICM. (Ver acta)
Zoraida Rozo de Cruz seguía siendo la dueña de todas las acciones de Infracon el lunes 30 de mayo de 2011, según consta en el acta número 5 de la sociedad que como de costumbre sesionó en las oficinas de ICM. (Ver acta)
Sin embargo, el acta que le sigue en los libros, marcada con el número 6, señala que el lunes 5 de septiembre de 2011 ya el dueño del 100 por ciento de las acciones era Jorge Ibán Rozo. Ningún acta establece cuándo vendió, ni cuál fue el precio. Simplemente se esfumó. (Ver acta)
Con las mismas artes de Houdini con las que la sacaron de los papeles, quieren ahora sacarla del proceso.