OPINIÓN

Desleal concentración de la riqueza

La abismal diferencia entre el DTF y la Tasa de Usura es la mayor demostración de inequidad económica y social en Colombia, y para desengaño de todos, es celosamente regulada por el mismo Estado.

Rafael Rodríguez-Jaraba, Rafael Rodríguez-Jaraba
26 de agosto de 2014

Crecimiento económico sin redistribución del ingreso, no es progreso; es simplemente aumento de la concentración de la riqueza. Solo hay progreso cuando hay expansión económica hacia los sectores marginados de la sociedad.

Promover la democratización del crédito y de los medios de producción, respetando las reglas del mercado y los principios rectores de la democracia, es la meta cimera de las sociedades progresistas comprometidas con la disminución de las brechas sociales.

Educación de calidad, empleo productivo, nivelación del ingreso y disminución de las diferencias sociales, son el mejor abono para la estabilidad democrática, la convivencia civilizada y el mantenimiento de una esperanza cierta de progreso.

Si bien el índice de pobreza en Colombia ha venido disminuyendo desde hace 10 años y en consecuencia cada día hay menos colombianos viviendo en condiciones de pobreza absoluta, la situación sigue siendo vergonzosa e inaceptable.

La pobreza responde a múltiples causas, entre ellas, la falta de educación, la corrupción y la incapacidad del Estado para afrontar el crecimiento descomunal y desordenado de los sectores más vulnerables de la población. Hay también en la economía causas que ayudan a agudizarla. La poca democratización de la riqueza, y antes por el contrario, su acelerada concentración, son concausas que agudizan la problemática social.

Contribuye al mantenimiento de los niveles de pobreza el prurito de los malos empresarios que incurren en prácticas desleales como la colusión, mediante la cual restringen la competencia en desmedro del consumidor, subyugándolo al consumo forzoso de productos o servicios de consumo masivo a precios abusivos impuestos a su capricho y no como consecuencia de la competencia del mercado.

Testimonian estas prácticas desleales el creciente cúmulo de quejas y reclamos que diariamente presentan los consumidores ante la Superintendencia de Industria y Comercio, sin incluir las quejas por los abusos que cometen las instituciones financieras, las que en buena parte contribuyen a la obtención de utilidades siderales en claro ejemplo de la desmesurada concentración de la riqueza en Colombia.

Es claro que el sector financiero administra altos niveles de inversión y de riesgo, y a cambio obtiene una de las mayores tasas de retorno de capital en Colombia. 
Si bien apalancar el desarrollo requiere de un sector financiero sólido, confiable y sostenible, también es claro, que en las economías sanas la intermediación financiera no es el mejor negocio y que en Colombia sí lo es. La abismal diferencia entre el DTF y la Tasa de Usura es la mayor demostración de inequidad económica y social en Colombia, y para desengaño de todos, es celosamente regulada por el mismo Estado.

Para no quedarnos tan solo en el diagnóstico, debemos insistir, que en el mercado de valores, hay una oportunidad cierta para democratizar la propiedad, fortalecer las empresas, evitar el endeudamiento, generar empleo productivo, eludir los elevados costos de intermediación financiera y combatir la concentración de la riqueza.

También debemos insistirque para promover la creación de empleo es prerrequisito disminuir la pesada carga impositiva que agobia las empresas y para ello hay que eliminar de una vez por todas los impuestos a la nomina, al patrimonio, del 4 por mil, así como reducir los márgenes de intermediación y los costos de los servicios financieros.

Eliminar subsidios y exenciones de los sectores solventes y compensarlos con la universalización de un impuesto de renta disminuido y con un IVA de un dígito, sin lugar a dudas disminuiría la elusión y la evasión fiscal y generaría expansión económica y progreso social.

Si bien la excesiva carga impositiva fortalece la hacienda pública y le otorga capacidad de gasto al gobierno, frustra la consecución de una mejor tasa de crecimiento, concentra la riqueza y masifica la pobreza.

Es claro que para el actual Gobierno, tan afecto a los anuncios, los titulares y las encuestas, su prioridad es bien distinta a la de disminuir la pobreza, democratizar la riqueza y evitar su concentración.

En Twitter: @rrjaraba
*Consultor Jurídico y Corporativo. Especialista en Derecho Comercial, Financiero y Contratación Internacional. Magister en Derecho Empresarial, Catedrático Universitario. Miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.

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