OPINIÓN
¿Dónde está Ana María Uribe?
Uribe tendría que ayudarles a la justicia de Colombia y de Estados Unidos a esclarecer los alcances de este clan criminal y contribuir a dar con el paradero de Ana María Uribe.
El periodista Gonzalo Guillén llegó con la idea de investigar una red mafiosa. Retomamos informaciones de las autoridades de Estados Unidos, las declaraciones del general Naranjo en el momento de la captura de Dolly Cifuentes Villa y un reportaje del diario El Espectador del 24 de septiembre de 2011. En ellas vimos algo que nos impresionó: la presentación de un cartel del narcotráfico con una estructura muy distinta a las acostumbradas en Colombia. El clan de los Cifuentes Villa, de origen colombiano, orientado desde México por Joaquín 'el Chapo' Guzmán y con ramificaciones en varios países de Centro y Suramérica. Tal como aparecía era la primera organización del crimen organizado verdaderamente transnacional en nuestro país.
Otra sorpresa: no obstante sus alcances no tenía mayores menciones en los medios y después de la captura de varios de sus integrantes todo era silencio. Una sorpresa más: al parecer algunos miembros de este cartel tenían una estrecha relación con la familia del expresidente Uribe. Creímos que estos eran ingredientes suficientes para investigar y publicar en arcoiris.com.co un artículo para alertar a la justicia colombiana y a la norteamericana que tan interesada está en Guzmán y en la tragedia que vive México.
Creímos que sería fácil saber del paradero de los Cifuentes. Naranjo había hecho una vistosa rueda de prensa para presentar a Dolly antes de enviarla a la cárcel y El Espectador había dado así la noticia de la detención de Ana María Uribe Cifuentes, hija de una relación que atravesó dos décadas entre la mencionada Dolly y Jaime Alberto Uribe Vélez, hermano del expresidente de la república: "Al tiempo que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos incluía en la lista de narcotraficantes especialmente designados a los enlaces de los Cifuentes Villa, las autoridades en Colombia concretaron la captura de Ómar Mejía Zuluaga, Mauricio Bárcenas Rivera, Ana María Uribe Cifuentes y Jesús María Castro".
Pero resultó difícil. Guillén dedicó varias semanas a indagar en fuentes de la Fiscalía, del gobierno y de las cárceles y en ningún lado daban noticia de estas personas. Solo mediante un derecho de petición logró que el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario reconociera que tenían a Dolly Cifuentes Villa en la cárcel del Buen Pastor de Bogotá y dijeran, de manera extraña: "Con respecto a la interna Ana María Uribe Cifuentes me permito informarle que revisado el SISPEC WEB (Sistematización del sistema penitenciario y carcelario) a la fecha no obra registro alguno".
El misterio que rodea a estas dos integrantes del clan contrasta con la grave importancia que tiene este caso para el país. Los Cifuentes Villa son una pieza clave de la historia de la mafia colombiana, como quiera que fueron parte del círculo cercano a Pablo Escobar Gaviria; luego estuvieron al lado de los hermanos Castaño y al parecer negociaron y entraron por el Golfo de Urabá los 3.000 fusiles que sirvieron para armar a los paramilitares y para iniciar la expansión de estas fuerzas a todo el territorio nacional con las consecuencias de terror y muerte que vivió Colombia entre 1995 y 2005; por último, se les ubica en una disputa sangrienta con alias don Berna.
La respuesta del expresidente Uribe ha sido muy desconcertante. Al principio dijo desconocer la relación de su hermano Jaime Alberto Uribe con Dolly Cifuentes y el parentesco directo con Ana María Uribe Cifuentes y luego arremetió de manera brutal contra Felipe Zuleta, Daniel Coronell, Iván Cepeda y yo, a quienes nos calificó de "cartel de sicarios"; grave señalamiento que puede incitar a la agresión en un país cruzado de amenazas.
La reacción de una persona que ostentó la Presidencia durante dos periodos y ha hecho de la seguridad una obsesión debería ser distinta. Uribe tendría que ayudarles a la Justicia de Colombia y de Estados Unidos a esclarecer los alcances de este clan criminal y contribuir a dar con el paradero de Ana María Uribe. También la actitud de las autoridades nacionales tendría que ser más acuciante. No les queda bien responder que no tienen noticias de la "interna" y quedarse como si nada hubiera pasado.