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El cambio climático no es cuento, ya llegó

Los bogotanos en las dos últimas semanas ya vivimos los efectos del cambio climático. Un fenómeno del cual todo el mundo escucha, pero que nadie entiende o cree que lo pueda afectar.

Semana.Com
8 de febrero de 2016

La verdad es que llegó a nuestras ciudades y sus efectos se sienten en la vida diaria.

El miércoles 27 de enero, Bogotá registró 25.6 º C, la temperatura más alta en los últimos 20 años. Fueron 10ºC más altos que el promedio del Distrito Capital en las dos últimas décadas, que había estado en 14º C. Lo hemos notado en calores sofocantes, en la manera que se va cambiando la forma de vestir de la gente, en el incremento de la sensación de bochorno en la tarde. Ese día la humedad relativa fue del 20% y la radiación solar del +65%.

El fenómeno del Niño es una realidad y surge como consecuencia del cambio climático que se está dando en el planeta. Los capitalinos sentimos sus efectos; en lo corrido del año se han presentado 19 incendios forestales en los Cerros Orientales; uno de los más graves en la localidad de San Cristóbal cerca al barrio Ramajal y en el sitio Aguas Claras debajo del Cerro de Guadalupe y detrás de la iglesia de Nuestra Señora de la Peña. Más de 18 hectáreas de bosques arrasados.

Las altas temperaturas generadas por el fenómeno del Niño, sumados a la dispersión del humo de los incendios forestales originaron que la Secretaría de Ambiente decretara la Alerta Amarilla por la calidad del aire. Las localidades y poblaciones más afectadas fueron las de Puente Aranda, Kennedy, Usaquén y Suba. En el centro de la ciudad se generó una gran conmoción por la humareda que bajaba de los cerros y recorría las calles de La Candelaria; 8 colegios y 41 jardines infantiles tuvieron que ser evacuados, más de 5000 niños afectados. Lo mismo sucedió con los estudiantes de las universidades de Los Andes, El Rosario, El Externado y La Gran Colombia. Por supuesto, las estaciones de transmilenio y las rutas de transporte no estaban preparadas y colapsaron.

Durante esa misma semana, Bogotá registró niveles de contaminación del aire mayores que los de Pekín en China, una de las ciudades con peor calidad de aire en el mundo. El 4 de febrero debido a la suma del humo de los incendios forestales, las emisiones de los vehículos y la persistencia del fenómeno del Niño, el Instituto Mundial de Calidad de Aire registró, para esta ciudad asiática, un índice de 155 mientras que Bogotá tenía 188. Los bogotanos durante estos días estamos respirando un aire contaminado, muy por encima de los estándares aceptados por la Organización Mundial para la Salud -OMS-.

¿Estaba Bogotá preparada para atender esta emergencia y riesgo? Si se había anunciado el fenómeno del Niño desde mediados del año anterior, ¿por qué no funcionaron los planes de contingencia? A pesar de que los incendios ya fueron controlados y en los mismos sitios de las emergencias pude observar el trabajo patriótico y dedicado del Cuerpo de Bomberos y de los miembros de las Fuerzas Militares y de Policía, persisten las dudas de que la ciudad tenga los recursos y la estructura necesaria en sus sistemas de control de riesgos, de salud y de transporte para lidiar con una mayor eficacia este tipo de efectos del cambio climático.

La mitad de la humanidad, 3500 millones de personas viven en ciudades. Para el año 2030, el 60% de los habitantes del planeta vivirán en zonas urbanas. Vivimos en un mundo en rápida urbanización y ese proceso ejerce presión sobre el abastecimiento de agua, el manejo de los desechos, el uso de energía y por la alta concentración de población y actividades económicas y sociales en la ciudades, estas se han convertido en unos de los mayores generadores de gases de efecto invernadero. A la vez, serán uno de los mayores protagonistas para superar este reto global, si se logra cambiar la forma en que actuamos y nos organizamos al interior de estos centros urbanos.

Los gobiernos nacionales son los que fijan las reglas de juego, pero los jugadores, que realmente corren la carrera, son las ciudades. Salvar el planeta y lograr que no se incremente en 2º C la temperatura promedio en el próximo siglo, pasa necesariamente por construir ciudades más sostenibles.

La población urbana se doblará al año 2030 y el área construida se triplicará en ese mismo periodo de tiempo, por eso, se requiere abordar una agenda que tenga acciones de mitigación y adaptación el cambio climático. Pero se necesita actuar ahora, actuar juntos y actuar diferente. Las ciudades deben avanzar en una revolución para tener energías más limpias, desarrollar sistemas de transporte público eficientes y dignos, asegurar el abastecimiento de agua y un esquema de mayor aprovechamiento de residuos sólidos para planificar de una mejor manera su crecimiento. La sostenibilidad también implica incluir y proteger a las comunidades más vulnerables ubicadas en los bordes de ríos y laderas de montaña, los que en la mayoría de los casos son las más afectadas por los efectos del calentamiento global.

El Ideam ha señalado que después de un Fenómeno del Niño severo, se presenta el de la Niña mucho más agudo, lo que permite prever un régimen de lluvias superior al de los años anteriores para el segundo semestre de 2016. La Administración Distrital debe abordar esta problemática con seriedad e innovación. Los planes de desarrollo que inician su discusión, son una buena oportunidad para asegurar la priorización de acciones que estructuralmente preparen a las ciudades colombianas a que sean más sostenibles y estén mejor organizadas en estos nuevos fenómenos globales.

Bogotá deberá hacer seguimiento y atención estricta a las enfermedades respiratorias que es probable se presenten en las siguientes semanas. También debe reforzar el apoyo y el control a nuevos incendios y desarrollar incentivos para incrementar el ahorro de agua. Para el segundo semestre, los planes de mitigación de inundaciones en la cuenca del Rio Tunjuelo y las quebradas de los cerros orientales deberán ser revisados y ajustados.

Como ciudadanos también somos responsables y podemos aportar. ¿Qué puede hacer usted? Emprender acciones para lograr ahorro de agua y energía diariamente. Actuar de forma sostenible para reducir la contaminación de la ciudad y lo mejor, para aportar a este propósito, es reciclar en nuestros hogares. También denunciar a los buses y automóviles contaminadores, recientemente, la Secretaria de Ambiente habilitó la Línea 195 para ello, debería también utilizar las nuevas tecnologías y las redes sociales para involucrar a la ciudadanía en este objetivo de cuidar la calidad del aire que respiramos. Son pequeñas acciones pero capitales para lograr una ciudad sostenible.

*Concejal de Bogotá

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