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El populismo antibancario de Vicky Dávila

Superando las formas del periodismo-espectáculo y los adjetivos descalificativos de la comunicadora contra el gremio bancario, es importante mirar el fondo de sus opiniones, su sentido de realidad y las previsibles consecuencias del populismo antibancario al cual ella acaba de sumarse.

Daniel Mauricio Rico
6 de abril de 2020

Este fin de semana la columna de Vicky Dávila titulada ‘Bancos avaros‘ sirvió de caja de resonancia a la estrategia política del senador David Barguil, quien desde hace rato viene agitando el trapo azul en contra de los bancos. El senador y la periodista convergen en opiniones poco técnicas, sin medir bien las consecuencias económicas de sus propuestas. Sin embargo, Vicky va más allá, y señala a los banqueros colombianos como unos “avaros” que con esta pandemia han sido “rimbombantes” en sus anuncios, estrategas “fríos” que “pelaron el cobre”, “mostraron su peor cara” y “que defienden a capa y espada su interés”. 

Superando las formas del periodismo-espectáculo y los adjetivos descalificativos de la comunicadora contra el gremio bancario, es importante mirar el fondo de sus opiniones, su sentido de realidad y las previsibles consecuencias del populismo antibancario al cual ella acaba de sumarse. 

La sobretasa a la renta de los bancos: el senador Barguil quien tiene aspiraciones electorales de largo plazo, logró en 2018 sumar mayorías en el Congreso y aprobar dentro de la ley de financiamiento un aumento del impuesto de renta a los bancos. Mientras todas las demás empresas pagarían un 33%, a los bancos (y solo a los bancos) les cambiaron las reglas tributarias y quedaron con una sobretasa del 36%. Esta iniciativa no fue respaldada por el Gobierno de Iván Duque, que la consideró perjudicial para el crecimiento y el empleo. A su vez, el gremio bancario reaccionó frente a un trato tributario que consideró discriminatorio y demandando su constitucionalidad. 

Como se sabe, la ley de financiamiento quedó mal cocinada y fue derogada por la Corte Constitucional el pasado mes de octubre. Caída la ley, también quedaba caída la sobretasa bancaria y por ende la demanda perdía sentido. Con el trámite de la nueva reforma tributaria rebautizada como ley de crecimiento económico, Barguil le volvió a colgar la sobretasa a los bancos. Pero esta vez, contó con el respaldo del Gobierno, que dio una voltereta y pasó de criticar a promover este impuesto. 

Con la vigencia de la nueva ley, se reactivó la sobretasa, y por ende revivió la demanda que Asobancaria venía preparando de tiempo atrás y que finalmente interpuso un día antes de iniciar la cuarentena. Para Vicky Dávila esto no fue una coincidencia temporal, sino por el contrario la prueba de una “estrategia clara y fría”, pero la verdad es que tan poco tiene que ver lo uno (sobretasa) con lo otro (pandemia), que incluso antes de la publicación de la columnista, los banqueros ya habían vuelto a retirar la demanda.  

De una de las columnistas más leídas del país, uno desearía un análisis estructurado de las bondades o críticas a la sobretasa bancaria, sus potenciales impactos en la oferta y los costos de los créditos, en el empleo, el crecimiento o un contexto de la seguridad jurídica y las dinámicas de tributación de largo plazo. Lo que si no es deseable ni tampoco ético, es segmentar la información para confundir intencionalmente a su audiencia.  

Congelamiento de intereses bancarios: El mensaje de la columnista a sus 3 millones de seguidores en redes sociales, es que las ayudas de los bancos no servirán para nada hasta tanto estos no congelen los intereses de los créditos. En la opinión de Vicky hay un problema de sesgo y otro más profundo de criterio técnico. Primero lo técnico, los bancos no pueden tomar decisiones como las que propone Vicky de no cobrar intereses, ya que el 90% de la plata que tienen prestada no es de ellos sino de sus ahorradores, es decir, que si aceptaran que los clientes no les paguen ahora ni nunca los intereses, tendrían al mismo tiempo que notificarle a los ahorradores que sus CDT o sus cuentas de ahorros ya no generaran utilidades mientras dure la pandemia. Las consecuencias son obvias e inmediatas, si los bancos no les pagan intereses a sus ahorradores, tendríamos en pocas horas una corrida bancaria, ¿Quién dejaría su plata en riesgo en un banco que no le paga intereses?, y eso sería mucho peor que una pandemia. 

Por otro lado, el sesgo de Vicky está en no reconocer ni una sola de las bondades del manejo que le está dando la banca privada a la crisis. Cada quien valora las actuaciones de los otros como quiera, pero en aras de los principios de equilibrio e integridad de la información, se debieron contar y no omitir algunas verdades: i) Que los 145.000 empleos que genera la banca han sido respetados y garantizados (algo que no han podido hacer todos los sectores económicos), ii) Que los alivios de refinanciación de la banca privada suman 67 billones de pesos (la sobretasa recaudaba 0,8 billones por año), que estos se hicieron sin aumentar tasas de interés ni afectando las calificaciones de riesgo de los deudores, y lo más importante, se hicieron de manera automática para 3 millones de clientes, donde la mayoría (53 por ciento) son préstamos hipotecarios. En este grueso paquete de alivios también ha sido fundamental la liquidez suministrada por el Banco de la República. 

Estimada Vicky, que bancos como Davivienda o Bancolombia sean capaces de ofrecer a sus clientes billonarias prórrogas de 3 o 6 meses (respectivamente) no es un reflejo de “avaricia” por el contrario muestran una importante solidez y compromiso con la economía del país. Aquí hay más cosas para aplaudir que para criticar.

Rectificación requerida: Vicky cierra su columna, con una afirmación (no opinión) que es falsa, y que la periodista podría rectificar en aras de su credibilidad. No es cierto que los colombianos hayamos “pagado durante largo tiempo el 2 x 1.000 para sacar del hoyo al sector financiero”. Es bien sabido que ese impuesto se creó en el 98 para salvar la banca pública (no privada) y esa plata término invertida en la reconstrucción del Eje Cafetero, está clarísimo que ni un peso de este impuesto “transitorio” se ha usado para el salvamento de los bancos privados. 

Hay algo en lo que Vicky tiene toda la razón: “Al final, solo unidos lo podemos lograr”, esa unidad también debe incluir informarnos con verdades completas y respeto.

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