OPINIÓN
Por el centro
Las encuestas que circulen esta semana, que serán las primeras que se hacen con posterioridad a las elecciones parlamentarias y a la inscripción de todas fórmulas presidenciales, serán definitivas para ver hacia dónde se está moviendo el voto de opinión y qué tan amplio quedó configurado el camino del centro.
Este año en la mesa de la política electoral colombiana no hay ganadores cantados de antemano, pero aún mejor, no hay una clara tendencia que señale de antemano cuáles son las dos fórmulas presidenciales que pasarán a segunda vuelta. El partidor para la elección presidencial quedó muy agitado por cuenta de las consultas interpartidistas del 11 de marzo, que crearon la idea de que se jugaba una especie de ‘eliminatoria pre primera vuelta’, generando la impresión de que la contienda quedaba reducida a 2 opciones antagónicas. Falso. Hay más candidatos y más posturas ideológicas y políticas jugando, hay propuestas, estilos, programas y personalidades de diferente talante, como bien describió Piedad Bonnett en El Espectador hace un par de semanas. Ya llegará una segunda vuelta en la que toque votar con las entrañas; pero por ahora, en primera vuelta, la invitación es a acercarse a la información disponible acerca de las diferentes campañas, a hacer seguimiento a las fórmulas presidenciales si es que se quiere tomar una decisión de voto informada.
Así que a pesar del efecto sobre la ciudadanía por la exposición mediática de las consultas sobre las campañas, como mínimo la mitad de los votantes no ha expresado aun su preferencia. Si pudiera hablar a una sola voz, esa franja de votantes diría algo así como: “No voté en las consultas por ningún tarjetón, ni por Duque ni por Petro. Quiero votar en mayo por una opción diferente a la polarización que estos dos candidatos encarnan, un gobierno sereno que garantice el cumplimiento de los acuerdos de paz y los avances en los indicadores de disminución de pobreza e inequidad, sin pretensiones autoritarias ni procesos de desinstitucionalización del país. No quiero votar por un cuatrienio de disputas y litigios, ahora que nos hemos planteado como país avanzar por el camino, complejo pero indispensable, de la reconciliación”.
Así pues que las cuentas alegres de los que dan por hecho que la segunda vuelta se hará entre los mismos jugadores de las consultas pasadas desconocen ese amplio espectro de votantes, más de 9 millones de personas que ya manifestaron en urnas que no se sienten matriculadas ni con Petro ni con Uribe (o Duque, que es lo mismo), y que están alzando la mano para decir: yo no quiero votar con miedo, yo no estoy en ningún extremo, yo mejor escojo caminar por el centro.
Porque es el miedo, el llamado que nos hacen desde esas dos campaña. Buuu el coco del castrochavismo. Buuu el coco de la oligarquía. Pero además de los mutuos señalamientos, hay realidades de a puño, plasmadas en sus programas, que hacen imposible para este gran sector medio de la sociedad, tomar camino por ninguno de estos dos candidatos. Con Duque porque se garantizan el cogobierno de Uribe, los ministerios para Obdulio y Rangel, la asesoría en temas de familia de monseñor Ordóñez, y los incumplimientos y desmontes paulatinos a los programas del posconflicto que hacen parte del acuerdo de paz y que, no sin dificultades, se intenta implementar. Del otro lado, con Petro aseguramos que el 8 de agosto, tal como él mismo lo ha anunciado, le va a dar una patada a la mesa del juego para entrar a su gobierno con el desgaste previsible de intentar gobernar mientras encuentra la manera de desmontar el Congreso recién posesionado y convocar a una Asamblea Constituyente que baraje toda la Constitución de 1991. Toda, porque es falso que exista constituyente de temario restringido; si se abre esa puerta hasta los derechos quedan a merced del debate vaya uno a saber de constituyentes con qué intereses.
Las encuestas que circulen esta semana, que serán las primeras que se hacen con posterioridad a las elecciones parlamentarias y a la inscripción de todas fórmulas presidenciales, serán definitivas para ver hacia dónde se está moviendo el voto de opinión, qué tan amplio quedó configurado el camino del centro, y si quienes nos situamos ahí estamos caminando por el filo de una navaja, o transitando por autopista.
Yo creo que los que estamos con Fajardo y De La Calle somos más, y así lo estamos expresando en la carta firmada por más de 2.000 ciudadanos solo en este fin de semana pasado, y que seguirá recibiendo firmas. Que ellos acuerden la manera de escoger y nos informen, que los votantes de ambos nos acogemos a la decisión que ellos tomen.