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Alberto Donadio  Columna

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Engañados

Fuimos engañados por las autoridades, que en 2014 acusaron al número dos de la campaña de Zuluaga, el coordinador de la misma o así llamado asesor espiritual, Luis Alfonso Hoyos Aristizábal.

Alberto Donadio
15 de julio de 2023

En 2018, el periodista Gerardo Reyes, de Univisión Investiga, publicó este video de uno de los jerarcas de Odebrecht: “Al inicio del año 2014 fui solicitado por el señor Martorelli, quien me dijo que era necesario realizar un pago de 1,5 millones de dólares al señor Duda Mendonça, correspondientes a unos supuestos servicios que ese señor había prestado a la campaña del señor Óscar Iván Zuluaga”. A partir de esa revelación fue una torpeza de Óscar Iván Zuluaga seguir negando el ingreso de fondos de la constructora a su campaña. Ahora lo está pagando muy caro. Los ciudadanos, a quienes el señor Zuluaga les solicitó el voto en dos ocasiones, se sienten engañados. Adicionalmente, fuimos engañados por las autoridades, que en 2014 acusaron al número dos de la campaña de Zuluaga, el coordinador de la misma o así llamado asesor espiritual, Luis Alfonso Hoyos Aristizábal.

La Fiscalía de Eduardo Montealegre acusó a Hoyos como “autor intelectual” por la supuesta desestabilización de las negociaciones de paz en La Habana a cargo del hacker Andrés Sepúlveda. La Fiscalía agregó que la información de inteligencia comprada por el hacker por 8 millones de pesos la recibió Hoyos. Nada de eso se demostró. En 2019, el magistrado Leonel Rogeles Moreno, del Tribunal Superior de Bogotá, absolvió a Hoyos de todos los cargos formulados por la Fiscalía, confirmando así una absolución dictada en primera instancia. La sentencia muestra la forma vil en que fuimos engañados.

De manera categórica afirma el magistrado que muchas de las pruebas “No aportaron absolutamente nada acerca de los hechos materia de este proceso” (subrayo). Es decir, el fiscal Montealegre nos defraudó a mansalva y sobre seguro con las declaraciones públicas de la Fiscalía. Pero hay más. La sentencia indica que las pruebas no permiten establecer la participación de Hoyos en las conductas investigadas, pues las posibles actividades ilícitas “se concretaron en una persona distinta al procesado”. También dice el fallo: “Tampoco se probó que el procesado hubiera sembrado en alguien la ejecución de las conductas de espionaje y cohecho”. Sobre el delito de violación de datos personales, expresa la providencia que “No logró probarse que Luis Alfonso Hoyos hubiera tenido intervención alguna”. Frente a otro delito dice la providencia: “No se logró establecer la responsabilidad del procesado en la conducta de acceso abusivo a un sistema informativo”. El presunto delito de uso de software malicioso también fue descartado.

Óscar Iván Zuluaga es el artífice de su destino, pero nunca tuvo que sentarse en el banquillo de los acusados del exfiscal Eduardo Montealegre, que también engañó al país en la campaña de 2014. El prontuario de acusaciones falsas de Montealegre es nutrido. Se posesionó con una acusación falsa contra el diputado Sigifredo López. Numerosas acusaciones sin fundamento formuló Montealegre contra la entonces contralora Sandra Morelli. En esta columna me he ocupado de la cuota de actuaciones ilegales de Morelli en el caso Saludcoop y en otros, pero es innegable que la excontralora fue blanco de muchas denuncias penales sin fundamento formuladas por Montealegre, que constituyeron un abuso de la función pública. El fiscal además firmó contratos hechizos con Natalia Springer y luego la condecoró en un acto público que mereció unánime reprobación. En 2012, el presidente Santos afirmó al dar posesión al fiscal Montealegre: “Su trayectoria y su probada objetividad e independencia y honestidad, todas son virtudes que nos dan una gran tranquilidad”.

Hoy, esas palabras suenan a burla. Hay muchas personas que por cuenta de fallos arbitrarios de la contralora Morelli vieron paralizadas sus vidas hace años y no pudieron volver a trabajar y que han comprobado que las demandas presentadas ante los abusos cometidos no se estudian a fondo o se fallarán cuando ellos sean abuelos. La impotencia que sienten es similar a la que hizo pública en su momento la contralora ante las denuncias infundadas de Montealegre.

Nos queda un consuelo frente a estos reiterados engaños. Si estuviéramos en Rusia, por denunciar estos hechos correríamos el riesgo de envenenamiento con el agente nervioso Novichok, que fue aplicado a los calzoncillos del líder opositor Alexéi Navalny, el cual se salvó de milagro de la intoxicación. Aquí en Colombia, en la dictadura de la corrupción y de la arbitrariedad en la cual vivimos, sabemos que no nos mandan a Siberia, y ni siquiera a morir de sed en La Guajira, y que las autoridades velan siempre por la privacidad y la incolumidad de nuestra ropa interior, sea marca Armani o marca del Éxito.

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