OPINIÓN

Gobierno de Maduro: una organización criminal

Al gobierno de Nicolás Maduro, ni siquiera puede llamársele dictador, puesto que por lo menos en ellos existe un mínimo de respeto por los derechos humanos y alguna definición de tipo ideológico.

Uriel Ortiz Soto
1 de marzo de 2019

Así debe enfrentársele y combatírsele al supuesto gobierno de Nicolás Maduro: como una organización criminal, con alto contenido de peligrosidad
para los países limítrofes y del mundo. Jamás en la historia de la humanidad, se había registrado tanto cinismo con un “presidente” criminal y verdugo, que impide el ingreso de ayudas humanitarias; las que han logrado coronar la frontera las convierte en llamas, incinerando los camiones que las transportan.


Es cierto que el ocaso de los dictadores llega con el descontento de su pueblo, pero, cuando hay casos de criminalidad y saqueos del erario público,
dichas acciones, como las ocurridas recientemente, se convierten en justa causa para que los países que conforman el Grupo de Lima no les tiemble la mano para pedir intervención militar.


La solución para el caso venezolano no da más espera, el mundo se encuentra frente a un gobierno criminal, corrupto y narcotraficante, cuyo
único objetivo es el de enriquecerse junto a unos cuantos incondicionales que lo rodean.


El “gobierno” de Maduro y sus áulicos puede considerarse, sin lugar a equívocos también, como una asociación para delinquir, lo cual amerita en la
brevedad posible solución a corto plazo. Esta propuesta la hizo el presidente Trump en el 2017, cuando ya se avizoraban vientos de tormenta: social, económica y política.


El hecho de masacrar a su pueblo bloqueando las fronteras para impedir el ingreso de ayuda humanitaria, donada por diferentes países del mundo y
luego celebrar con baile burlesco tan vergonzoso acontecimiento, pone los pelos de punta a cualquier transeúnte.

Los dictadores por lo general tienen su propio ideario con algo de definición cronológica y política, para cuando les llegue el ocaso tener algunos
argumentos válidos y así poderse defender; pero, para el caso de Maduro, es delincuencia común organizada al más alto nivel de los más avezados
criminales del mundo.


Pretender diálogo con delincuentes de esta caleña es más que imposible, recordemos que en el pasado todas estas posibilidades se han agotado y
siempre se salió por la borda argumentando hechos y tramoyas de su propia cosecha, como sucedió con el delegado del Papa Francisco, que ahora al
intentarlo de nuevo, el Sumo pontífice no mordió el anzuelo.


Al gobierno de Nicolás Maduro ni siquiera puede llamársele dictador, puesto que por lo menos en ellos existe un mínimo de respeto por los derechos
humanos y alguna definición de tipo ideológico.

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