OPINIÓN
Gran Encuesta
Las mayorías son pesimistas y creen que las cosas van mal. Mayores imágenes negativas de partidos políticos y presidente Santos. Paz y corrupción serían temas de segundo plano.
Hace pocos días se dio a conocer la denominada Gran Encuesta Elecciones 2018, realizada por Yanhaas, financiada por varios medios de comunicación. Se realizaron 1.276 encuestas, en 60 municipios, en 5 regiones, en forma presencial, y con tarjetón físico.
En cuanto a los temas más generales, estos son los principales resultados: 81 por ciento cree que la situación económica del país es mala; 76 por ciento creen que el país va por mal camino; 61 por ciento considera que su situación económica sigue igual; los asuntos que más preocupan son la inseguridad ciudadana con 48 por ciento y la salud con 45 por ciento; y el 43 por ciento creen que la seguridad en las ciudades ha empeorado. La mayoría son pesimistas y creen que las cosas no van bien. Por lo tanto, las propuestas que ofrezcan cambios sustanciales principalmente en temas económicos, de seguridad ciudadana y salud, tendrían acogida.
Las mayores imágenes negativas las tienen: Los partidos políticos 73 por ciento, el presidente Juan Manuel Santos 72 por ciento; el Congreso de la República 66 por ciento; la Corte Suprema de Justicia 56 por ciento, y la Corte Constitucional 52 por ciento. Mientras que las mayores imágenes positivas las tienen: las Fuerzas Militares 72 por ciento; la Iglesia católica 70 por ciento, la Registraduría 60 por ciento, y los medios de comunicación 58 por ciento. El descrédito de las tres ramas del poder públicos es muy alto y no tiene precedentes en cuanto a las altas corporaciones judiciales, se exceptúan las Fuerzas Militares y la Registraduría. En cambio, instituciones sociales como la Iglesia católica y los medios de comunicación tienen buena imagen. Así las cosas, el descontento se extiende al funcionamiento del Estado y las propuestas de cambio tendrán acogida, no hay espacio para candidatos que continúen la gestión del actual gobierno.
Los asuntos que definirían el voto para presidente serían la salud 22 por ciento y el desempleo 16 por ciento. La paz y la corrupción estarían en segundo plano.
Se registraron 13 candidatos a la Presidencia, 8 por firmas, 4 por partidos o movimientos políticos y uno por firmas en coalición con un partido. Tan solo 3 mujeres son candidatas. Con el enorme desprestigio de los partidos políticos se explican los candidatos por firmas. Varios partidos no presentaron candidatos y Germán Vargas prefirió la estrategia de firmas a pesar de ser el jefe natural de Cambio Radical. La mayor preferencia de voto es por el voto en blanco que se viene incrementado de 23 a 29 por ciento y quienes no saben o no responden que disminuyen de 13 a 8 por ciento.
Sergio Fajardo, por firmas y partido, aumenta de 7 a 15 por ciento, parecería querer ubicarse en el centro del espectro ideológico con una propuesta de reconciliación para superar la polarización. Gustavo Petro, por firmas, aumenta de 9 a 13 por ciento, con una propuesta de izquierda, de lucha de clases, próxima a la figura de Hugo Chávez en Venezuela, lo cual no lo favorecería y limitaría su crecimiento en la intención de voto. Germán Vargas, por firmas y jefe natural de Cambio Radical, disminuye de 11 a 7 por ciento, se ubica a la derecha, critica el proceso de paz y al gobierno del cual fue vicepresidente, tal vez las estrategias híbridas no estén dando resultado, aunque muchos creen que tiene posibilidades. Iván Duque, por Centro Democrático, sube de 1 a 6 por ciento, se disputa la derecha con Germán Vargas, aunque procura mantener un tono moderado y renovador. Humberto de la Calle, por el Partido Liberal, sube de 2 a 5 por ciento, se ubica moderadamente a la izquierda, pretende continuar la política de paz de actual gobierno, con lo cual carga buena parte de la imagen negativa de este. Marta Lucía Ramírez, por firmas, estaría a la derecha esperando la definición de la alianza entre Álvaro Uribe y Andrés Pastrana. Clara López, por el movimiento ASI, sube de 3 a 4 por ciento, estaría a la izquierda y podría sumarse a futuras coaliciones.
La polarización y las diferencias entre Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe, que han marcado la política los últimos 16 años, terminarían por afectar a Sergio Fajardo y a Germán Vargas Lleras, que por mantenerse en posiciones híbridas perderían apoyos; en cambio, fortalecerían a Iván Duque y a Humberto de la Calle, que defenderían a sus mentores, aunque cargarían el lastre de la mala imagen de los partidos y este último la del gobierno. Gustavo Petro sería la tercera fuerza al acecho, intentando repetir la estrategia que lo llevó a la Alcaldía de Bogotá. Marta Lucía Ramírez sería la única mujer con posibilidades, si logra desplazar a Iván Duque. El discurso y las propuestas serían determinantes, pues después de varias elecciones, las Farc no serían el centro del debate, sino el futuro económico, la solución a los problemas de la seguridad social, la seguridad ciudadana y la justicia.
A pesar del desprestigio estatal, de los partidos políticos y de la corrupción, se impondrán las lógicas políticas de los últimos años, y la que más convenza con el discurso sobre los problemas que más interesan a los ciudadanos.