OPINIÓN

¿Y si renunciara, doctor Petro?

Entiendo que seguramente el solo título de esta columna le genere desconcierto. Y razón no le faltaría... Para usted debe sonar absolutamente ilógico y descabellado que un columnista de opinión publique un artículo en el que le sugiera la posibilidad de renunciar a su aspiración presidencial. ¿Cómo aceptar semejante atrevimiento?

Federico Gómez Lara
20 de marzo de 2018

Señor candidato Gustavo Petro:

Entiendo que seguramente el solo título de esta columna le genere desconcierto. Y razón no le faltaría... Para usted debe sonar absolutamente ilógico y descabellado que un columnista de opinión publique un artículo en el que le sugiera la posibilidad de renunciar a su aspiración presidencial. ¿Cómo aceptar semejante atrevimiento?

Vista por encima y sin demasiado análisis, esta petición carece de todo sentido. ¿Por qué habría de dar un paso al costado una persona con sus capacidades, su trayectoria y su contexto?. Sin lugar a dudas, usted tiene muchos logros para mostrar y reúne los méritos, la inteligencia y la experiencia para manejar los destinos de este país. Hace ya varios años tomó la decisión de abandonar la lucha armada para meterse de lleno a la lucha democrática. Desde entonces usted consiguió hacer parte de la Asamblea Nacional Constituyente y participó en la redacción de la Carta que hasta hoy rige a los colombianos, ayudó a fundar dos partidos políticos, fue candidato presidencial, fue elegido representante a la cámara, senador de la república y alcalde mayor de Bogotá.

Hasta donde me llega la memoria, en las posiciones anteriormente mencionadas usted se destacó como un funcionario serio, honesto, y ante todo valiente. Desde el Congreso de la República se convirtió en uno de los más notorios opositores al gobierno de Álvaro Uribe y denunció de manera contundente, poniendo en peligro su vida y la de su familia, la intromisión de las fuerzas oscuras del paramilitarismo en la política nacional. De su gestión como alcalde de la capital, con la que muchos, entre quienes me incluyo, tuvimos profundas diferencias, es apenas justo decir que usted dedicó la inmensa mayoría de su tiempo a proteger y a hacer valer los derechos de los más necesitados. Es tal vez por esa determinación suya de rebelarse contra los poderosos, de denunciar a las mafias que llevan décadas manejando a Colombia, y de luchar por entregarle el poder al pueblo, que hoy por hoy se ha convertido en un fenómeno político que no se veía desde hace años por estas tierras.

Debo decirle que hace apenas unos meses veía muy distante la posibilidad de que su candidatura despegara. Sin embargo, me sorprendió ver cómo usted ha logrado convertirse en la voz de muchos compatriotas que están cansados de ver pisoteados sus derechos. El tamaño de sus manifestaciones en plaza pública descresta a cualquiera, así como su posición en la mayoría de las encuestas en las que hasta antes del 11 de marzo quedaba siempre de primero o de segundo. Es también necesario decir que los casi tres millones de votos obtenidos por usted en la consulta, lo convierten en un candidato con serias posibilidades de pasar a la segunda vuelta.

¿Cómo entender entonces, luego de leer los últimos párrafos, que le plantee hoy la posibilidad de dar un paso al costado y de entregarle su capital político a un candidato que le cerró las puertas cuando usted quiso gestionar una coalición entre todos los amigos de la paz? ¿Con qué derecho se le puede pedir que renuncie para apoyar a alguien que usted duplica o incluso triplica en las encuestas?. Permítame la explico doctor Petro:

En palabras claras, y no seré yo el primero en decirlo, la fuerza de su candidatura es el mejor regalo que pueda recibir Álvaro Uribe. Y es que no es difícil entender por qué. El expresidente es el mayor exponente de la política del miedo. Ese es su fuerte y en ese terreno es absolutamente invencible. No en vano, el líder del Centro Democrático ha puesto al presidente en los últimos 16 años y está muy cerca de regresar al poder. Uno quisiera que el momento de elegir al primer mandatario fuera un tiempo de argumentos, de ideas y de análisis. Pero eso, doctor Petro, lamentablemente no es así. Las elecciones en Colombia se rigen por las emociones y la historia nos ha mostrado que es mucho más fácil vender una mentira sencilla que una verdad complicada.

No es sino ver cómo, contra todo pronóstico, Uribe logró atravesarse al acuerdo de paz con las Farc y salió victorioso en el plebiscito. Su estrategia fue sencilla y es idéntica a la que usará para volver a la Casa de Nariño. Simplificar y repetir una mentira que con destreza va volviendo verdad, como la del famoso fantasma del castrochavismo, como que vamos camino a convertirnos en otra  Venezuela y como que Santos le entregó el país a las Farc, cuando apenas obtuvieron 50.000 votos en las pasadas elecciones. Ese fue y seguirá siendo su infalible caballito de batalla. Así las cosas, doctor Petro, en un país que es mayoritariamente de derecha y que le tiene pánico a parecerse a su vecino, de ser usted el candidato que pase a la segunda vuelta, ¡será derrotado de manera estruendosa por la aplanadora uribista!

El activo más poderoso de la política en este momento no es la inteligencia, ni la preparación, ni la esperanza, ni el cambio. Es el miedo a Chávez, a Maduro y a las Farc. Y usted, doctor Petro, es el candidato más vulnerable a ese estigma. A Uribe le quedará muy fácil mostrar sus fotos con fusil al hombro, sembrar el miedo de que un exguerrillero llegue al poder justo después de la firma de un acuerdo de paz, y argumentar que usted defiende un modelo socialista. Fácil será también publicar sus retratos con maduro y con Chávez, contar cómo fue usted quien trajo a este último a Colombia, publicar las entrevistas en las que no es usted capaz de llamarlos dictadores, o los trinos de Gustavo Bolívar en los que promete lograr que Uribe termine preso. Como si eso fuera poco, harán énfasis en su intención de convocar a una nueva Constituyente, de revocar el Congreso que acabamos de elegir y de quitarles tierras y propiedades a los ricos.

Todo lo anterior lo convierte en un candidato que no podrá ganarle al uribismo, doctor Petro. Si bien la votación en su consulta fue importante, la de la derecha casi la dobló. Entonces, candidato, no tome esta columna como una ofensa o como un ataque, porque no lo es. Es solo un llamado a la reflexión y al análisis. Yo entiendo la emoción y la ilusión que genera en un político el aplauso, la adulación, la plaza a reventar gritando su nombre y la posibilidad de alcanzar el poder.

Su puesto en la historia ya está garantizado, doctor Petro. Estará ahora en sus manos definir si ese legado será el del líder que dejó de lado sus aspiraciones personales por lograr un cambio de fondo y consolidar la paz en Colombia, o el de aquel que por ambición y soberbia le devolvió las llaves del país a Álvaro Uribe. Piénselo…

En Twitter: @federicogomezla

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