OPINIÓN
Hombre de familia
Javier Cáceres no solo ayudó a Ordóñez a convertirse en jefe del Ministerio Público, sino que además metió a la nómina del Senado a una sobrina política del Procurador.
Recién posesionado, el Procurador General empezó a pagar con la nómina los favores de su elección. Varios allegados a congresistas y magistrados que fueron fundamentales para que Alejandro Ordóñez llegara a su puesto fueron nombrados en importantes cargos en la Procuraduría. Así quedó registrado en una de estas columnas, llamada 'La Ordóñez-política'. Tal vez el caso más emblemático es el del procurador delegado para la Moralidad Pública, Fabio Yezid Castellanos Herrera, un hombre de la cuerda política del hoy detenido ex senador Javier Cáceres.
El Procurador Delegado para la Moralidad Pública antes de serlo era asesor de la Comisión Primera del Senado, a donde llegó de la mano de Cáceres, entonces presidente de esa célula legislativa. Como si faltaran pruebas de la cercanía entre el Procurador Delegado para la Moralidad y el legislador preso, está probado también que Castellanos alcanzó a estar en la lista de Cáceres para el Senado en el año 2002.
Lo que pocos sabían es que Javier Cáceres no solo ayudó a Ordóñez a convertirse en jefe del Ministerio Público, sino que además metió a la nómina del Senado a una sobrina política del Procurador.
El 6 de marzo de 2009, el ahijado de Cáceres se convirtió en Delegado para la Moralidad; el 2 de abril -es decir, 28 días después-, la joven Ana Carolina Lineros Hernández fue nombrada en la Unidad de Trabajo Legislativo del senador Javier Cáceres, con el cargo de asistente III senatorial, el mejor pagado en el escalafón de asistentes de la Cámara Alta.
Ana Carolina es sobrina de doña Beatriz Elena Hernández Sampayo de Ordóñez, la esposa del Procurador General de la Nación. La asistente senatorial es hija de Ibeth Cecilia Hernández Sampayo, hermana de doña Beatriz y directora seccional de Fiscalías de Cartagena desde el año 2005.
Otra hermana de la esposa del Procurador se llama Ana Mercedes Hernández Sampayo. Ella no vive en la costa, como Ibeth, sino en el oriente del país. Hace ya varios años está casada con Juan Gabriel López Bautista, un funcionario de la Procuraduría.
López Bautista no llegó a la entidad por cuenta de su concuñado Alejandro Ordóñez. Fue nombrado en 2004 durante la administración de Edgardo Maya. Sin embargo, en el periodo de su pariente político fue favorecido con un conveniente traslado.
El antiguo Procurador Judicial Agrario II de Cúcuta ahora está en Bucaramanga, la ciudad a la que ha estado ligado por mucho tiempo: allí se casó y allí ha mantenido inscrita su cédula para votar desde hace 22 años.
El que no quería quedarse en Bucaramanga era otro funcionario vinculado también en la época de Maya. Se llama Jorge Moncada Rojas, y en menos de dos semanas será oficialmente un nuevo miembro de la familia Ordóñez Hernández. El señor Moncada contraerá nupcias el 20 de este mes con la hija del Procurador, la señorita María Alejandra Ordóñez.
El futuro yerno fue trasladado a Bogotá y, un tiempo después, puesto al frente de un importante cargo en la Oficina de Asuntos Internacionales de la Procuraduría General de la Nación.
Pero como no hay felicidad completa, después de oír con devoción la Epístola de San Pablo surgirá la evidencia legal del parentesco entre el joven esposo y su poderoso jefe. Tal vez por eso, el señor Moncada decidió hace unos pocos días renunciar a la Procuraduría. Lástima que no lo haya hecho antes de favorecerse con los traslados. Como sea, la marcha nupcial no será un camino al desempleo para el afortunado contrayente. Ya todo está listo para que el buen yerno ingrese a la nómina de otra entidad de control, hasta donde llega la sombra protectora del Procurador General de la Nación.