Un debate electoral como el que se avecina, y en las actuales circunstancias del país, no exige otra cosa que transparencia a los candidatos que aspiran al Senado, la Cámara y la Presidencia, tanto en sus propuestas de futuro como en sus acciones del pasado.
En ese sentido, no me preocupa tanto el parentesco del exasesor presidencial José Obdulio Gaviria con el otrora narcotraficante Pablo Escobar Gaviria; eso ha sido harto debatido y, a mi juicio, los cuestionamientos son insulsos. Lo que sí me genera inquietud son asuntos más recientes, de mediados del año 2000, cuando José Obdulio fungía como amo y señor de las ideas del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, desde la Casa de Nariño.
La historia que quiero contar empezó el 28 de agosto del 2007. Yo trabajaba para una organización no gubernamental en Medellín en el área de prensa y ese día recibí una llamada de un hombre que se identificó como ‘Elemento’, un exmiembro de la llamada ‘Oficina de Envigado’ que, al leer una serie de informes que había publicado sobre Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, decidió comunicarse conmigo para contarme sus experiencias como integrante de esa empresa criminal y ayudarme a entender qué había pasado en la ciudad durante la desmovilización de los bloques Cacique Nutibara (noviembre del 2003) y Héroes de Granada (agosto del 2005) de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
Ese contacto telefónico fue el primero de muchos más que se complementaron con varios correos electrónicos durante varios años, sin que nos reuniéramos personalmente. En aquella primera conversación me contó de unas reuniones que se hacían en una oficina ubicada en un prestigioso hotel de la ciudad y que fue alquilada por Daniel Alberto Mejía Ángel, alias ‘Danielito’, comandante militar del Bloque Héroes de Granada y mano derecha de alias ‘Don Berna’.
“En ese hotel se planeó toda la estrategia política de la Corporación Democracia”, me dijo el hombre al otro lado de la línea. Esa corporación se creó en diciembre del 2003 como parte de los acuerdos de desmovilización del Bloque Cacique Nutibara y sus directivos se convirtieron en los únicos intermediarios entre los gobiernos local y nacional y los 868 desmovilizados para el manejo de recursos, atención sicosocial y procesos de formación. La historia mostraría, varios años después, que no era otra cosa que un apéndice de la llamada ‘Oficina de Envigado’.
“¿Sabe quién le brindó capacitación a la gente de la Corporación Democracia? El asesor ese que tiene el presidente Álvaro Uribe, José Obdulio Gaviria. En una forma clandestina, un día a las once de la noche, por el parqueadero lo entramos, lo subimos, y él era el que decía cómo se hacían las cosas”, me explicó mi interlocutor.
De esa corporación ya no queda nada, entre otras razones por sustracción de materia: buena parte de sus directivos, que se pavoneaban por la ciudad, el país y el exterior como reinsertados de las Auc, están muertos, detenidos, y uno que otro escondido, pues se dedicaron al pacifismo de día y a la criminalidad de noche.
El exasesor presidencial y hoy candidato al Senado por el movimiento Centro Democrático sabe a qué me estoy refiriendo, pues de maneras que aún desconozco esa entrevista llegó a sus manos. Supe de ello a través del portal en Internet de Radio Santa Fe, de Bogotá, el 1 de noviembre del 2007. Ese día publicaron una nota titulada “’Bellacos’, llama José Obdulio Gaviria, asesor presidencial, a periodistas colombianos”. En ella, acusó a varios medios de comunicación de ‘hacerle el juego’ a quienes en ese momento acusaban de paramilitarismo al presidente Uribe y a algunos de sus funcionarios.
Lo que me causó sorpresa fue un par de párrafos en los que se hablaba de mi entrevista con el exmiembro de la llamada ‘Oficina de Envigado’, la cual solo conocía un pequeño círculo de confianza y cuyos contenidos no se iban a publicar. Textualmente, se lee lo siguiente: “El asesor presidencial manifestó que un periodista, a quien no identificó, está preparando un artículo donde lo acusa de haber sido un instructor de los paramilitares en Medellín: ‘El periodista relata en una entrevista que tuvo con un desmovilizado que yo entraba de noche, por el subterráneo del Hotel Dann en Medellín, donde los paramilitares tenían un centro de formación y que yo les daba clases’”.
Lo curioso de las declaraciones del exasesor presidencial es que hablara de que “lo iba a acusar”, cuando ni yo mismo sabía qué iba a hacer con la entrevista que había sostenido con el hombre de la llamada ‘Oficina de Envigado’, y que se refiriera a este como “un desmovilizado”, cuando la verdad era un “arrepentido” que integró esa empresa criminal y se encontraba en una ciudad fronteriza muerto del miedo.
Pero más allá de esas curiosidades hay preguntas que aún hoy, cinco años después, no logro responder: ¿Cómo supo José Obdulio de la entrevista que hice? ¿Quién le dio copia de ella? ¿Mi teléfono estaba intervenido ilegalmente? ¿Será posible que me cuente, sin acudir a improperios ni descalificaciones, cómo obtuvo mi material periodístico privado?
Si no es capaz de responderme, lo mejor para el país es que renuncie a su candidatura al Senado de la República y le deje ese espacio en la lista del movimiento que lo respalda a alguien más transparente y sin sospechas de ninguna clase. Es lo mínimo que puede hacer una persona que genera tantas dudas y no tiene la suficiente claridad para responder por algo que, tal vez, raya con el delito.
*Periodista y docente universitario.