OPINIÓN ONLINE
Batalla simbólica e ignorada
Las Islas Marshall han sido afectadas desde 1946 por decenas de ensayos nucleares y desde 2014 alegan ante la Corte Internacional de Justicia por las obligaciones de todas las potencias nucleares mundiales.
Son pocos los que conocen la existencia de la república de las “Islas Marshall”, perdida en la mitad del Pacífico Sur. Menos aun los que saben que el próximo mes se celebrarán ante la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, las audiencias públicas de un caso muy peculiar planteado por ese país.
Los Estados Unidos tomaron las islas, que estuvieron en poder de los japoneses durante la segunda guerra mundial. Su población total es de unos 57.000 habitantes, menor que la del municipio de Funza en Cundinamarca y similar a la del barrio Chapinero en Bogotá. Su extensión territorial es de unos 176 kilómetros, no obstante tiene unas 1152 islas agrupadas en 34 atolones y 87 arrecifes.
Desde 1984 está asociada con los Estados Unidos, que se encarga de su seguridad y que tiene en uno de los atolones instalaciones para el lanzamiento de cohetes. Bajo diferentes modalidades, los norteamericanos asumen igualmente el sostenimiento económico de las islas.
En 1990 se proclamó su independencia y pasó a ser miembro de las Naciones Unidas con los mismos derechos y obligaciones que Brasil, Italia, India, Australia y Colombia. Cuando se han votado en la Asamblea General de Naciones Unidas, resoluciones que son objeto de polémica y sobre las cuales los Estados Unidos usualmente se han quedado solos, como el de la censura al bloqueo de los Estados Unidos a Cuba, se observaba en el tablero de votaciones, el solitario voto norteamericano invariablemente acompañado por el de las Islas Marshall.
Los habitantes de Islas Marshall han sido afectados desde 1946 por decenas de ensayos nucleares de los Estados Unidos, incluyendo el de la “bomba de hidrógeno” en 1954 en el atolón de Bikini, -que dio su nombre al vestido de baño de dos piezas para mujer- mil veces más poderosa que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima, que expuso a miles de personas residentes en islas a altas dosis de radiación y que generó una contaminación casi irreversible en la región.
Las Islas Marshall aceptaron la jurisdicción obligatoria de la Corte Internacional de Justicia el 24 de Abril de 2013 y año después demandaron ante dicho tribunal a Corea del Norte, China, Estados Unidos, Francia, India, Israel, Pakistán, Reino Unido y Rusia, es decir todas las potencias nucleares. Sin embargo como sólo India, Pakistán y el Reino Unido han aceptado la competencia de la Corte, la demanda sólo afecta a estos tres Estados. Las Islas Marshall presentaron igualmente una demanda contra Estados Unidos en una corte federal en California, que no obstante, en Febrero del año pasado fue rechazada.
La demanda ante la Corte se basa en que esos países no han cumplido con las obligaciones respecto a la cesación de la carrera sobre armamentos nucleares y el desarme nuclear. Sostiene que aunque ninguno de ellos son partes del Tratado sobre No Proliferación de las Armas Nucleares, que establece dicha norma, la obligación de cesar la carrera armamentista sobre armas hace nucleares hace parte del derecho internacional consuetudinario.
Los tres estados anunciaron que presentarían Excepciones Preliminares alegando que la Corte no tiene competencia. Las audiencias públicas entre las Islas Marshall y los tres demandados, que tienen una población total de unos 1.500.000 millones de habitantes se celebrarán en La Haya entre 7 y el 16 de Marzo.
Por más que sectores de la comunidad internacional compartan la preocupación de la república de las Islas Marshall, será muy difícil que la Corte Internacional de Justicia le vaya a dar la razón, no solamente por la naturaleza de la demanda, sino porque en el alto tribunal –de conformidad con arcaicas normas que datan de 1945- hay jueces de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia, así como de la India…con eso se dice todo…