OPINIÓN

Claudia Gurisatti y RCN

Si en uno de los dos canales de televisión abierta, quien orienta la información declara su intención de poner al medio a favor de una causa política, el panorama se torna totalmente oscuro.

León Valencia, León Valencia
30 de mayo de 2015

La cosa ha sido rápida y radical. En un abrir y cerrar de ojos Claudia Gurisatti le está dando la vuelta al sistema informativo de RCN Televisión, le está marcando un parecido indiscutible a NTN24. Pensé que Gurisatti entraría pisando suave, que haría un reconocimiento del terreno y empezaría a hacer los cambios poco a poco. No la conocía. Los que la conocen me decían lo contrario.

Ella es desafiante, irreverente, audaz, inteligente, alzada, obsesiva, me advertían. Cuenta, además, con el apoyo irrestricto de Carlos Julio Ardila, propietario del medio y tambor mayor de la familia Ardila, agregaban.

Me contaron una anécdota. En la pasada campaña electoral estaba listo el debate entre Santos y Zuluaga en RCN Televisión. Gurisatti fue escogida por el canal para dirigir el debate. Del equipo de Santos protestaron y dejaron ver que no irían al round bajo la batuta de una persona abiertamente parcializada a favor del candidato uribista. RCN, con la orden de Ardila, mantuvo la decisión. En la Casa de Nariño acordaron no asistir. Solo que de la campaña de Zuluaga, un día antes, cancelaron el compromiso con el pretexto de que el candidato estaba enfermo. Así pasó desapercibido el pulso que Gurisatti le ganó al presidente Santos.

Ahora ha demostrado que viene con todo a imponer su estilo en RCN. Metió a Soraya Yanine, su compañera en NTN24, a la subdirección y arrasó con el equipo que bajo la conducción de Rodrigo Pardo estaba cubriendo las noticias de la Presidencia y las que venían del proceso de paz de La Habana. Se fueron Camilo Chaparro, Juan Carlos Giraldo, Jairo Gómez y Juan Carlos Ossa. Todos ellos distantes del credo uribista.

No he oído en estos días voces de alarma por esta situación. Pero es grave. Con solo dos grandes canales de televisión abierta, que forman la opinión de la inmensa mayoría de los colombianos, ya es bastante precaria la pluralidad informativa del país. Pero si, además, en uno de ellos, quien orienta la información declara su intención de poner el medio a favor de una causa política, el panorama se torna totalmente oscuro.

Sé que Claudia Gurisatti tiene en su alma heridas que la acercan a Uribe y a su grupo. En el mejor momento de su carrera periodística, empezando el año 2001, los organismos de seguridad del Estado le dijeron que las Farc tenían un plan para matarla y con esa carga encima tuvo que salir del país apresuradamente y solo ahora regresa con sus baterías contra el proceso de paz y su distancia con Santos.

Ahí no está el problema. Santos bien puede recostarse en los medios de la familia Santo Domingo y de Sarmiento Ángulo. Pero este país es más que las Farc y Uribe, más que Santos y Uribe. Este país quiere ser un territorio de muchos colores, un lugar donde florezcan las más diversas opiniones. Un país donde se oiga a las regiones, a los negros, a los indios. La obligación del periodismo es recoger todas las voces.

NTN24 no ha sido un lugar del periodismo, es un órgano de propaganda, en el más puro sentido leninista, para atacar día y noche a las izquierdas de América Latina y propagar las ideas de las derechas del continente. Pero en el vasto panorama de la región este medio no era relevante. En cambio en Colombia RCN Televisión si lo es. Acá se disputa la mitad de la audiencia. Acá en pueblos y ciudades las dos cadenas reinan día y noche en los televisores encendidos llevando información con la cual la gente toma decisiones.

Hay quienes establecen una similitud entre el modelo informativo de Gurisatti y el que desarrolló Fox News, el medio que se la jugó toda a una idea y a una figura política y logró catapultar a George Bush y a los republicanos en un momento decisivo de la vida norteamericana. Pero Fox News es televisión por cable.

No es una buena comparación. Estados Unidos ha tenido una gran variedad de alternativas periodísticas y de medios influyentes, también una historia de escrutinios al poder desde la prensa que ha tumbado presidentes, ha destapado grandes escándalos de corrupción y ha sido crucial para terminar guerras como la de Vietnam. No son para nada ajenos a la monopolización y a la manipulación de la información y ahora el panorama no es alentador, pero están lejos de nuestras graves limitaciones.

Estamos en un momento virtuoso del país. Existe la posibilidad de terminar una guerra de más de 50 años y también la probabilidad de una apertura a cambios políticos y sociales. Hay muchas señales en esa dirección. Pero la señal de Gurisatti, de RCN Televisión y de la familia Ardila Lülle está en contravía a esas transformaciones tan urgentes de la vida nacional y también puede ser riesgoso para el grupo empresarial.

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