OPINIÓN ONLINE
Una tragedia en la frontera
El camino no era contestar a los improperios de Nicolás Maduro contra el expresidente Uribe sino defender y hacer respetar la dignidad de la institución presidencial colombiana.
No existe otra palabra distinta a tragedia para denominar lo que está pasando en la frontera con Venezuela en estos momentos. No es, como dice el Secretario de Unasur, Ernesto Samper, un problema de clima de opinión. A nuestros compatriotas los están ultrajando, torturando y violando todos sus derechos como personas y como ciudadanos. Están fracturando familias, vidas, sueños, esperanzas de supervivencia y dignidades.
Se ha hablado de las motivaciones políticas del presidente Nicolás Maduro, de usar una estrategia ya conocida, como es la de identificar un enemigo externo - en éste caso Colombia - para distraer a la opinión pública de las desgracias internas, y aglutinarse alrededor de una causa común como sería en éste caso, los colombianos que les quitan sus empleos y su acceso a bienes escasos. Con ello busca disfrazar dichas realidades del día a día con el argumento de que los colombianos son todos contrabandistas, narcotraficantes, paramilitares, guerrilleros, ladrones entre muchos otros improperios. Pero en ningún caso repara para pensar en los errores de su propio modelo político y económico el cual sí es la verdadera causa de la tragedia social en Venezuela.
Pero lo peor es que el gobierno Santos, capturado en la trampa de su propio invento, temerosamente no quiere enojar a Venezuela quien hoy es “país garante” en el proceso de paz, y ha confundido la prudencia con la inacción. No se han dado cuenta que los insultos que salen a fogonazos de la boca del presidente venezolano no sólo van en contra de los verdaderos delincuentes o hacia el expresidente Uribe, sino a su propio gobierno, al Estado e instituciones colombianas y a todos sus compatriotas. El propio presidente Maduro ha dicho públicamente, sentirse obligado a decretar estado de excepción en la frontera para “liberar al pueblo”. Ha puntualizado que “la frontera se nos pudrió, somos víctimas del capitalismo, del modelo capitalista paramilitar de la derecha colombiana, un modelo capitalista paramilitar ultra salvaje (…) el capitalismo que se impone sobre la base del terrorismo, de las armas. Sistema que se impuso en Colombia desde el principio”.
Por ello el comunicado de la Cancillería es profundamente equivocado. El camino no era contestar a los improperios de Maduro contra el expresidente Uribe sino defender y hacer respetar la dignidad de la institución presidencial colombiana; tampoco era pasar de agache con respecto a los insultos y el maltrato contra los colombianos en la frontera. Es importante que quede claro: El problema con Venezuela en este momento es la persecución y la violación de los DD. HH. de más de 4 millones de colombianos que ahora viven en Venezuela.
No se puede obviar que la crisis humanitaria en el vecino país se ha venido anunciando desde hace meses sino años atrás, y el Gobierno a través de la Cancillería no ha tomado las medidas del caso. Esta situación compleja que se vive hoy, no se da solo por el contrabando sino por las acciones profundamente erráticas del gobierno del presidente Maduro. El contrabando es un gran problema sin duda, eso no se puede desconocer. Pero ésta es una práctica que se exacerba por las circunstancias de crisis económica y escases de bienes y artículos de primera necesidad que se generan de la equivocada implementación de políticas públicas del gobierno venezolano.
Sumado a lo anterior, la llamada “prudencia” y el “uso de las vías diplomáticas” de nuestro gobierno para contrarrestar la tragedia en la frontera, ni siquiera ha apelado a mecanismos como los de llamar a consultas para manifestar nuestro desacuerdo con lo que está pasando. Esto para no mencionar cómo absurdamente y ya sobre hechos cumplidos, el Gobierno ha convocado de manera inocua a La Comisión Asesora de Asuntos Exteriores, la cual ha sido denominada como cadáver por parte del expresidente Pastrana. Según el expresidente, María Angela Holguín lo que pretende con ello es “protegerse de los errores cometidos por ella y el Presidente Santos en su política exterior, incluyendo las dos nuevas demandas por parte de Nicaragua”. Así las cosas, en efecto la reunión no se va a dar, pero no por no convocarla sino por falta de quórum. Que vergüenza!
Y para rematar, la señora Canciller queriendo ganar puntos ejerciendo su nuevo papel de negociadora en La Habana, busca hacer lobby para ser considerada candidata a ocupar la Secretaría General de la Naciones Unidas. No nos dejemos llevar por las ganas de pertenecer al club de los países del primer mundo u ostentar a posiciones de responsabilidad mundial sin merecerlo de verdad. Por ahora es importante que nuestro gobierno sea autocrítico y mucho más inteligente a la hora de ejercer los mecanismos que tiene a la mano para hacer valer con dignidad su posición frente al vecino país. Hoy hay que hacer prevalecer los derechos de nuestros compatriotas ultrajados en la frontera. Lo demás vendrá por añadidura.