OPINIÓN

¿Quién conoce el Chocó?

Zulia Mena sabe muy bien que si las FARC se reintegran a la vida política se desactivará un importante factor de violencia, pero al Chocó no llegará la paz.

María Jimena Duzán, María Jimena Duzán
5 de diciembre de 2015

Zulia Mena, la alcaldesa de Quibdó, es una mujer que cree en lo que hace, así la política en el Chocó esté desprestigiada y tenga el lastre que le ha dejado una casta política que ha manejado estas selvas como si fueran su finca.

Pese a ser una mujer pequeña y menuda ha resultado ser una fiera para enfrentar a los corruptos que han saqueado a su región; no solo los confrontó sino que los derrotó en sus propias narices, devolviendo a la política una transparencia que ya quisieran tener varios de los ríos del Chocó que hoy corren cargados del mercurio que deja la minería ilegal. Ha hecho una de las mejores alcaldías que se recuerden en Quibdó, pero su titánico esfuerzo no la hace sobresalir en los rankings de buenos alcaldes debido a que los índices de pobreza en Quibdó son tan dramáticos, que cualquier avance por significativo que sea sigue estando muy por debajo de los índices establecidos para medir las buenas gestiones.

Sus desafíos son inmensos: a pesar de sus avances en materia de gobernabilidad y de modernización de la administración pública, Quibdó está recibiendo los desplazados de la guerra que se está librando en las afueras.

Zulia Mena apoya el proceso de paz de Juan Manuel Santos pero sabe que si se firma el acuerdo con las Farc eso no va a traer la paz a su región.

Sabe que las Farc se han ido replegando del Medio y del Alto Atrato por cuenta del proceso de paz que se está llevando a cabo en La Habana; que han dejado de reclutar niños en la zona y que los homicidios han bajado sustancialmente al igual que las amenazas a la población. Sin embargo, esas zonas que las Farc están liberando no las está copando el Ejército como debería suceder sino el ELN y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, el nombre como se dan a conocer los Urabeños en esta parte del país.

El ELN ha entrado por el río Truandó luego del repliegue de las Farc de esa área y las autodefensas a las cabeceras municipales de la región.

Mucha gente en Quibdó se pregunta cómo fue posible que estos copamientos de territorio sucedieran sin que el todopoderoso Ejército se diera cuenta. Pero sobre todo nadie sabe por qué la Infantería de Marina no se percató de los 200 hombres armados que entraron por el río Truandó en septiembre de este año y que pertenecían a las Autodefensas Gaitanistas de Colombia.

Lo cierto es que mientras en las zonas controladas por las Farc bajó el reclutamiento a cero, en zonas como el Alto y el Bajo Baudó el reclutamiento de jóvenes por parte del ELN se ha incrementado.

Esta difícil situación ha impactado el casco urbano de Quibdó: por primera vez se están detectando fronteras invisibles entre barrios como las que hay en Buenaventura y eso sugiere un incremento sustancial en las estructuras armadas. Lo mismo se puede decir del aumento en la extorsión que tiene sometidos a los pequeños y grandes comerciantes.

Por todo esto, Zulia Mena sabe muy bien que si las Farc se reintegran a la vida política se desactivará un importante factor de violencia, pero al Chocó no llegará la paz.

Sin embargo, lo que ella más teme es que las zonas de reserva campesina que se acuerden en La Habana se tracen a costa de los terrenos ancestrales tan duramente luchados por las comunidades afro. Cerca del 40 por ciento de las tierras en el Pacífico son territorios ancestrales y resguardos indígenas. “En el Chocó no hay tierra para las reservas campesinas de las Farc”, me dijo una voz autorizada. “La tierra que hay es de los territorios colectivos y de los resguardos indígenas”, acotó.

Zulia Mena ha trabajado como nadie en desarrollar la ley que permitió que el Estado les devolviera a las comunidades afros sus territorios ancestrales y en esa pelea seguirá hasta el final. Su gran temor es que esas tierras se las quiten para dárselas a las Farc.

Si las cosas no se hacen bien, podremos estar cerrando el capítulo de las Farc para abrir otro que avive un conflicto étnico que puede desatar una guerra en estos territorios olvidados por la gran prensa, por los empresarios y por las elites capitalinas.

Todo eso lo sabe Zulia Mena, que espera su turno, de manera paciente, para que el país la conozca y la aprecie como la líder que ya es. Por eso me pareció interesante verla darle la mano a un buen número de empresarios que llegaron a Quibdó invitados por el festival Detonante. La mayoría de ellos no sabía ni siquiera su nombre ni tampoco había venido jamás al Chocó.

Ese encuentro fue entre dos Colombias que se desconocen y que han vivido tan alejadas que ya ni siquiera se relacionan. Los empresarios antes de ir a La Habana deberían ir al Chocó a estrechar las manos de mujeres como Zulia Mena que están dando una lucha solitaria en el pleno epicentro de la guerra.

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