¡Marihuaneros a la cárcel!
Lo que ha bajado el consumo del cigarrillo no es la prohibición sino decenios de información precisa sobre lo dañino que puede ser el tabaco para la salud
Dice el senador uribista Carlos Moreno de Caro que los mamertos (léase comunistas) al legalizar la dosis personal de marihuana y cocaína, están envenenando a la juventud colombiana. Como está a punto de quedarse sin puesto (no fue reelegido), le está 'lambiendo' de rodillas a su jefe político a ver si en agosto le da alguna chanfaina. Pero se equivoca en los términos del lambetazo: si de algo carecen los comunistas es de una política libertaria en materia de consumo personal de drogas: están prohibidas en China, en Cuba y en Corea del Norte, como lo estuvieron en la Unión Soviética y en los países de Europa Oriental. A Moreno de Caro, como al gobierno, le cuesta admitir que la despenalización del consumo de drogas es una política liberal que no tiene nada que ver con los mamertos, los cuales al respecto son tan moralistas como cualquier cura de pueblo.
Al fin, esta semana, han aparecido algunos puntos concretos de debate entre el candidato-Presidente de la derecha, Uribe, y el candidato de la izquierda, Carlos Gaviria. Es bueno que los ciudadanos no decidan por la imagen ni por las furias, sino por propuestas precisas. El Presidente quitó horas extras, horas nocturnas y recargos por festivos a los trabajadores, es decir, bajó los sueldos. El Presidente no les pone impuestos a las tierras ni al ganado de los hacendados. El candidato de la izquierda propone desmontar esa parte de la reforma laboral y aumentar los impuestos prediales a los terratenientes. El ciudadano decide entre ambas propuestas.
Las tesis que defiende Carlos Gaviria en el plano de las decisiones individuales son, quizá, las más impopulares: está a favor de la despenalización del aborto y del consumo personal de drogas. Puede que pierda votos al decirlo, pero él no está haciendo la campaña como suelen hacerla los políticos: adaptando el discurso a lo que se supone que la gente prefiere. Gaviria está recorriendo el país como lo que siempre ha sido, como un profesor, y concibe su campaña como un ejercicio pedagógico: explica claramente por qué defiende esas tesis. Y con sus argumentos mesurados, convence a las personas de mente abierta.
El gobierno también está haciendo lo propio: destapa sus cartas. Es sano que se opongan tesis y no proclamas e insultos. Sobre la dosis personal, Uribe ha dado orden a sus ministros de que le echen una manito; no puede ser casual que acaben de revelar con mucha bulla las cifras sobre aumento del consumo de drogas entre los jóvenes colombianos. Lo raro es que no hayan dicho que también ha aumentado el consumo de alcohol entre los mismos. Y también es curioso que hayan deslizado subrepticiamente un razonamiento fácil: el consumo ha aumentado a causa de la despenalización. No niego que ahí puede estar uno de los motivos. Pero también aumenta el consumo en los países similares al nuestro donde la dosis personal está prohibida. Si quieren un país de jóvenes impolutos por la droga maldita, habría que instaurar un régimen de represión total y de control policivo absoluto: Corea del Norte o Arabia Saudita serían los modelos. ¿Es eso lo que queremos?
Tengo dos hijos adolescentes y en relación con esas tres drogas interesantes que pueden llegar a ser peligrosas (alcohol, cocaína y marihuana), lo que yo les digo es que las prueben si quieren. Pero que tengan conciencia de sus riesgos y de los daños a los que se exponen al consumirlas. Sé que viven en un ambiente (aquí, donde está despenalizado su consumo, como en los países donde está prohibido) donde esas tentaciones existen. Y negar la posibilidad de que las prueben es ridículo y mucho más dañino que enfrentar francamente el problema y darles información precisa sobre sus posibles efectos. Lo mismo ha pasado con el cigarrillo: no es la prohibición lo que ha bajado su consumo, sino decenios de información precisa sobre lo dañino que puede ser el tabaco para la salud. Consumen más drogas los hijos de padres fanáticos prohibicionistas.
Lo que me parecería nefasto sería que por decisión de este gobierno, el día que a mis hijos les diera por probar la marihuana, estuvieran también expuestos a que los metieran en la cárcel como si fueran ladrones. O que tuvieran que sobornar policías, que en últimas es siempre lo que pasa. Esas medidas represivas (las que propone reinstaurar el candidato-Presidente Uribe) son las que me parecen más detestables. Y si por ellas fuera, estoy seguro de que más de la mitad de la población colombiana tendría que haber probado ya la picota, empezando por casi todo el consejo de ministros y la mitad más uno del Senado de la República, sin excluir, tal vez, al senador Moreno de Caro. Somos un país de hipócritas, y al respecto pasa lo mismo con Estados Unidos, el mayor consumidor de drogas del mundo. Si no les dijera a mis hijos que las prueben si quieren, yo, que en la juventud probé también esas drogas (las probé unas 48 veces, como dice un primo mío), me sentiría tan hipócrita como un ministro, un senador o un gringo.