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Medios de comunicación y paz, hacia una cultura liberadora

En Colombia, los medios están cometiendo el gran error de dejar por fuera la violencia estructural y cultural, generando un panorama incompleto.

Miguel Ángel Herrera
21 de febrero de 2013

Las actuales conversaciones alrededor del fin del conflicto armado colombiano nos ponen frente a varios interrogantes y elementos por analizar, dentro de ellos las concepciones e imaginarios alrededor de una cultura de paz y los esfuerzos que ésta implica para alcanzarla.

En este orden de ideas, se encuentra oportuno pensar cuáles son las concepciones y representaciones sociales que los medios de comunicación fomentan alrededor de la noción de paz. Todas las personas hablan acerca de la paz, y claramente la anhelan, pero ¿todos entienden lo mismo por paz? Evidentemente existen perspectivas distintas alrededor de esta, muchos conciben la paz como el silenciar los fusiles, otros hablan del fin de las guerrillas, pero ¿qué es realmente la paz desde el contexto colombiano? La respuesta no la tengo yo, porque ésta es una respuesta colectiva, gestionada desde la sociedad civil, desde la base. Entonces cabe preguntarse, ¿qué se está haciendo para esto y cuál ha sido la intervención de los medios de comunicación?

Son muchas las nociones y perspectivas sociales que se han generado, logrando un sin número de debates y posturas. No obstante, se encuentra por parte de los medios de comunicación una cobertura al tema bastante parcializado y polarizante, fomentando unas concepciones y representaciones sociales por indagar y reflexionar.

Colombia es un país que se ha acostumbrado a las dinámicas violentas presentadas por los medios de comunicación; la fragmentación social y el rencor hacia los grupos subversivos ha sido evidente. Pero lo preocupante se encuentra en que los medios de comunicación no han sido capaces de lograr una mirada 360 grados con relación al conflicto (quisiera aclarar que me encuentro hablando de los medios de comunicación más vistos o leídos, porque soy consciente de los grandes esfuerzos que hace Canal Capital, Cable Noticias y una gran cantidad de medios alternativos). Por otro lado los medios se han ocupado de recalcar y fomentar las diferencias políticas que han intensificado la violencia en el país, logrando una sociedad polarizada.

La cobertura del conflicto colombiano por parte de los medios de comunicación ha sido parcial dejando fuera a un gran número de actores, privilegiando unas voces, y ocultando otras, entonces cabe preguntarse ¿qué ocurre con las voces invisibles de la guerra?

Este texto surge del respeto y la esperanza que tengo en el periodismo como herramienta dinamizadora y transformadora de realidades sociales. Pero también surge de la preocupación que me genera la cobertura de los medios de comunicación a temas como la paz. Cabe recalcar que mi preocupación es por la noción de paz y no de guerra, donde la investigación es poco profunda, sólo existe una sola fuente oficial en este caso, el Gobierno, la perspectiva y narración de los hechos es bastante ‘maniqueista’, pues existen unos muy buenos, y otros muy malos, perspectiva que genera un efecto polarizante en la sociedad y un discurso dominante y homogenizador.

Desde mi punto de vista, los medios de comunicación  han mostrado la concepción de paz desde una perspectiva bastante limitada, ‘la paz negativa’, la cual implica la simple ausencia de la violencia directa, dejando a un lado elementos culturales y estructurales. Es importante resaltar, que la violencia estructural, como cultural y simbólica, son elementos que fomentan la ausencia de una paz integral o positiva. En este orden de ideas, la apuesta es por una paz positiva, como bien lo explica Norberto Bobbio “en cuanto a la ausencia de violencia estructural, que es la violencia de las instituciones de donde ejercen sobre todo los dominados, y bajo cuyo concepto entran la injusticia social, la desigualad entre ricos y pobres, entre poderosos y no poderosos, la explotación capitalista, el imperialismo, etc, la paz positiva es la paz que se puede instaurar sólo a través de un cambio radical de la sociedad, o que por lo menos debe avanzar al mismo ritmo que la promoción de la justicia social, la eliminación de las desigualdades, etc.”.

Desde esta perspectiva,  la apuesta debería ser por un periodismo que fomente el cambio social, donde las personas puedan ver reflejado y expuesto tanto su mundo individual como colectivo. De este modo, las transformaciones hacia una cultura y una noción de paz postliberal empiezan cuando las personas se involucran y son involucradas en los procesos, sintiéndolos propios, reconociendo su responsabilidad y capacidad de agencia. En este orden de ideas, los medios de comunicación juegan un rol esencial para la construcción de paz, pues los discursos difundidos están llamados a fomentar cambios a nivel estructural, convirtiéndose en escenarios de legitimidades. Por esto, los medios de comunicación tienen un rol esencial en el momento de construir valores y legitimidades alrededor de lo que ocurre. Para esto los periodistas están en la obligación de mostrar lo que sucede desde una perspectiva que permita a las personas informarse e interpretar el mundo desde una mirada tanto global como local, propositiva, que permita encontrar soluciones y alternativas de resistencia distintas a la violencia. En consecuencia, es necesario desde los medios de comunicación fomentar escenarios movilizadores, los cuales generen una mirada crítica y permitan un panorama completo; todo hecho tiene unos antecedentes, unas repercusiones, y unos actores involucrados, es fundamental hacer énfasis en ellos y lograr explicarle al ‘receptor’ las verdaderas raíces, efectos, y alternativas de forma integral desde distintas voces. Es por esto que la comunidad está en el derecho y en la obligación de ser partícipe de la construcción de los contenidos de los mensajes relacionados con sus intereses y necesidades.

Una de las estrategias que se puede trabajar desde los medios de comunicación es el de visibilizar las voces que nunca son visiblizadas. Se trata de hacer un periodismo más social y menos comercial, que no lleve al consumo sino a la reflexión. Para esto es esencial mostrar y dar a conocer las acciones que ‘personas del común’ realizan a favor de sus barrios, comunidades y ciudades. Proyectos que apuestan por cubrir las demandas y necesidades reales de las personas a través de mecanismos autónomos y creativos.

Los medios de comunicación han delimitado la perspectiva de paz a una simple concepción de paz negativa, mostrándole a la sociedad que la paz es la simple ausencia de violencia directa, y dejando el tema de la construcción y cultura de paz en las manos de un posible ‘héroe’, en este caso el Gobierno. Los medios están cometiendo el gran error de dejar fuera el tema estructural y cultural, lo que genera un panorama incompleto y una perspectiva de paz liberal, haciéndole creer a la gente que la paz está en una mesa de negociación.

No obstante, para lograrlo es necesario darle cabida a los medios alternativos, los cuales han percibido la paz desde una perspectiva mucho más posliberal, donde las realidades de las personas y las víctimas son visibilizadas y tenidas en cuenta, no desde una mirada asistencialista, sino desde una mirada activista.

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