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Manual de supervivencia

Esto nos sincera. Me refiero a la creciente polarización en la que está metido el país y que esta semana tuvo momentos realmente malucos, que vienen 'in crescendo' derivados de otros episodios anteriores similares.

Poly Martínez, Poly Martínez
13 de agosto de 2016

El viernes, pasada la penúltima ola – porque la próxima semana habrá otra - más de uno se estaba haciendo preguntas y cuestionando si en esta explosión de juicios, alegatos y marchas hay realmente interés por el avance de toda la sociedad o si priman cuentas de cobro, cálculos políticos y beneficios personales.

Estamos pelando el cobre. Y eso está bien porque gracias a que el “debate” ha tenido un grado tan bajo o primario de reflexión y un nivel tan alto de intolerancia y zafiedad, cerramos la semana hastiados. Todos.

Los colombianos somos éticamente tibios; confundimos carácter con agresión y nos cuesta asumir la responsabilidad individual. Preferimos abrazar a un credo o a un caudillo, o desentendernos del asunto, en el clásico no sabe/no responde. Por eso hemos padecido tanta violencia y otros la han promovido con entusiasmo.

De ahí que lo bueno de la semana y de estos meses, sin desestimar el riesgo que contiene, es que la polarización nos ha sacado de la zona cómoda y llevado a tomar posiciones, cosa a la que no estamos acostumbrados como sociedad, a menos que sea en materia de fútbol. Ha sucedido, además, sin darnos tiros.

Pero nos faltan los matices. A muchos les conviene que sigamos pegados al blanco/negro, que el paso de la intransigencia al fanatismo se haga más corto, ágil e insospechado y por esa ruta llevarnos a otro escenario de confrontación y violencia. Los temas de la semana –sexo, derechos, laicismo - nos tocan a todos porque nos hablan del cuerpo; del respeto y garantías que queremos para nosotros - ¿y para los demás, qué? -; y de los acuerdos que tenemos, nos faltan o irrespetamos como sociedad.

Lo que queda, al final de cuentas y de tanta manipulación, es el reflejo de lo que de verdad somos. Si nos miramos en ese espejo se hace más evidente que necesitamos terapia. A punta de catarsis nada se construye.

Pequeño manual de supervivencia

1. Buscar el silencio: todos debemos dejar por unos días – al menos por unos pocos, retomando lo dicho por Juan Carlos Henao en Voces RCN - a Santos, Uribe, al procurador, al fiscal , partidos y el consumo de política barriobajera. Por salud propia, como quien deja la comida rápida: dieta de política chatarra.

2. Encontrar los matices: el miedo nubla la capacidad de entender y valorar las diferencias. El mundo, la vida, la mente y las relaciones son complejas, variadas. Durante esta semana trate de no preguntarle a nadie qué piensa, cómo la ve, qué nos espera. Descanso mental.

3. Dejar de reproducir la estupidez: absténgase de retuitear las imágenes ofensivas, que denigren a las personas, independientemente de cualquier condición, de su filiación política, de su credo religioso (si lo tiene), de su condición económica, social, o su equipo de fútbol.

4. Hacer deporte: celebre los Olímpicos, a sus deportistas favoritos y a los que ha descubierto. Cada cuatro años tienen la capacidad de unir a un país que durante ese mismo tiempo los políticos han tratado de desbaratar.

5. Leer ayuda: ubíquese en el terreno de la realidad, no en el de los supuestos, los dogmas, los chismes. Busque la información, contrástela y valórela. Hágase cargo de resolver sus dudas, de enfrentar sus miedos.

* @Polymarti

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