En Colombia vivimos al ritmo de los escándalos mediáticos que se evaporan con la misma intensidad que surgen como bolas fuegos en los medios de comunicación. Una de las instituciones, donde no cesan los escándalos sobre anomalías administrativas es en la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia, Sayco.
En esta emblemática agremiación de los Autores y Compositores colombianos, creada en 1945 por José Barros, Emilio Sierra, Jorge Olaya, Francisco Cristancho y los hermanos Francisco y Gonzalo Hernández no paran desde hace varias décadas los escándalos por los malos manejos administrativos.
Pese a que es una agremiación de naturaleza privada, tiene la vigilancia de la oficina de derecho de Autor del Ministerio del Interior. Su misión es la de recaudar, administrar y distribuir los derechos de autor de sus agremiados dentro y fuera del país.
Cuenta con 5.880 mil afiliados, 16 oficinas regionales y mueve más de $ 50 mil millones de pesos anuales, pero los escándalos de corrupción, la politiquería, el amiguismo y las malas administraciones la tienen al borde del colapso. De hecho, sufre desde hace decenios una endémica crisis administrativa, que busca sortear de nuevo el Gobierno con una comisión que tratará de cambiar los estatutos para brindar mayores garantías a quienes hacen parte de la Sociedad.
Se habla de unas cascadas de demandas por las anomalías que se han detectado en los últimos años. Irregularidades que obligaron al Gobierno hace tres años a intervenir su administración, pero dicha intervención en lugar de ordenar el despelote lo que generó fue una mayor encalada del mismo.
A pesar de los anuncios del Gobierno sobre investigaciones exhaustivas, las mafias de los anticipos y las bonificaciones siguieron haciendo de las suyas. La realidad es que nadie ha sido encarcelado, ni condenado por las supuestas defraudaciones.
El plato fuerte en Sayco son las irregularidades, las mutuas acusaciones entre sus afiliados y las renuncias de sus gerentes. Unos por discrepancias con el Consejo Directivo y otros por actuaciones cuestionables. Durante este gobierno, la primera cabeza en rodar fue la de Enrique Ruge Ramírez, quien renuncio por irregularidades que se detectaron en la entrega de anticipos a compositores y por la violación del régimen de inhabilidades e incompatibilidades.
Luego asumió el cargo la ex ministra Aracely Morales, quien duro dos meses en el cargo. Su nombramiento no solo desató polémica por el monto de su salario, sino por el pago de un lujoso alojamiento, chofer y pasajes los fines de semana a Cartagena. A ella la reemplazó Andrés Espinosa, quien en su afán de depurar la agremiación, destituyó irregularmente a varios funcionarios, cuyas indemnizaciones costaron a Sayco más de $ 1. 200 millones. Finalmente renuncio por hechos supuestamente anómalos. Fue sustituido por el actual Gerente Nino Caicedo, quien como sus antecesores las mafias lo tienen en el ojo del huracán.
Uno de los asuntos polémicos en Sayco es que destina menos del 11% de sus recaudos para pagar los derechos de autor de sus afiliados. Y lo más grave es que mientras un gerente devenga un salario de $20 millones mensuales hay compositores famosos que reciben menos de $200 mil pesos mensuales de regalías por sus obras musicales.
Se han denunciado casos como del maestro Wilson Choperena, cuya viuda denunció que le había suspendió el pago de los $ 200 mil pesos que le pagaba mensual. Otro caso doloroso fue el del maestro Luis Carlos Meyer, quien murió pobre y abandonado en un asilo en Estados Unidos y Adolfo Echeverría en un inquilinato en Barranquilla.
Mientras algunas de las grandes leyendas de la música colombiana reciben exiguas limosnas por las regalías de sus composiciones, otros compositores que están en la rosca como Raúl Rosero, Pedro García y Marino Barros, ex directivos de Sayco los pagos de sus regalías crecen desmesuradamente.
En una denuncia se dice que Barros en un solo año recibió más regalías que los herederos de compositores de trayectoria de José Barros, Leandro Díaz, Lucho Bermúdez y Emiliano Zuleta. Otro suceso que se habla es el del compositor Raúl Atencia, quién en un año pasó de ser un compositor desconocido a ganar más plata por derechos de autor, que grandes glorias de la música colombiana como Esther Forero. Se han presentado otros incidentes como los de los compositores Henry Fiol y Jorge Veloza que han denunciados que no reciben las regalías de Sayco. Este es una síntesis del poder las mafias de los anticipos y de las bonificaciones que se mueve en Sayco.