ELECCIONES 2010
Censo, mentiras y referendo
Qué es el censo electoral, por qué depende de su tamaño buena parte la suerte del referendo y por qué hay interesados en cambiarlo.
En los últimos días la conformación y número de personas que integran el Censo Electoral han sido motivo de un álgido debate. Uribistas han propuesto reducir el número de personas que lo integran, otros piden su depuración. La razón es que el número de votantes que asista el día en que se convoque el referendo reeleccionista será determinante para autorizar que el presidente Álvaro Uribe pueda apresentarse por tercera vez a la Presidencia.
El único referendo que se ha votado, que fue promovido por el gobierno en 2003, no alcanzó el mínimo de votos para que fueran aprobados sus puntos, menos uno. Este mínimo corresponde a la cuarta parte del censo electoral. Es decir, aunque muchas de las preguntas de ese referendo contaron con la mayoría de votos positivos, no cumplieron con el número de votantes requerido.
El antecedente de 2003 fue una prueba para el gobierno, que a pesar de su popularidad, no logró convencer a la cuarta parte de los votantes para que acudiera a las urnas.
Si no se estuviera tramitando el referendo reeleccionista, probablemente, la política no estaría enfrascada en la discusión sobre cómo depurar o cómo integrar el censo electoral.
El senador Alfonso Valdivieso, del Partido Cambio Radical denunció que en el Congreso, uribistas-reeleccionistas estaban fraguando la idea de cambiar la norma sobre cómo se conforma el Censo Electoral.
“Sé que están buscando meter un artículo que no tiene nada que ver con la Ley para reglamentar el funcionamiento de los partidos políticos, que busca modificar el cálculo del Censo Electoral”, dijo Valdivieso a Semana.com.
El cambio consiste en calcular el Censo Electoral así: las personas que inscribieron su cédula para votar en 2006, más las personas que la recibieron por cumplir la mayoría de edad desde esa fecha. De ser aprobado ese cambio, el Censo Electoral podría reducirse de casi 30 millones de personas a la mitad. Así también se reduciría el número de votantes que se requieren para que una nueva reelección fuese aprobada.
El problema de esto es que quien no haya votado en 2006 y no se haya registrado después quedaría por fuera del censo electoral e inhabilitado para votar, algo inaceptable porque violaría los derechos de muchas personas.
La senadora Elsa Gladys Cifuentes, quien se acabó de pasar al Partido de la U, esta semana atizó el debate al pedir que se depure el Censo Electoral. Dijo que era necesario que se previniera la posibilidad de que cédulas de personas fallecidas fueran utilizadas de manera fraudulenta en las nuevas elecciones.
La senadora radicó una ponencia de un proyecto de Ley que busca prolongar el plazo de la Registraduría, por un año más, para que renueve todas las cédulas. Durante esta discusión, la senadora ha llamado la atención sobre la necesidad de que se depure el censo electoral. Sin embargo, la propuesta es vista con recelo pues coincide con el trámite del referendo y se podría interpretar como una forma de allanarle el camino a la iniciativa, más aún siendo Cifuentes una entusiasta uribista.
En respuesta al problema de la amenaza de fraude en las elecciones, el registrador Carlos Ariel Sánchez dijo a Semana.com que con el uso de nuevas tecnologías, como el voto electrónico es menos probable que haya fraude.
“Lo que se debe hacer es la depuración técnica del censo electoral. Que consiste en sacar las cédulas de las personas fallecidas”, dijo Sánchez. Sin embargo, aclaró que así se cambie la forma de medir el censo electoral, no quedaría resuelto el problema de que las cédulas de muertos se utilicen de manera fraudulenta.
“Por una razón: en 2006 también habían cédulas inscritas de personas fallecidas, que también fueron utilizadas para hacer fraude, como el Consejo de Estado lo comprobó hace unos meses. Por eso, cualquiera que sea la base del censo, siempre hay que depurarla”, explicó Sánchez.
La Registraduría calcula que hay 1.700.000 cédulas por sacar del censo. Sin embargo, el proceso es dispendioso porque los registros de defunción en algunos casos no existen y el trabajo de depuración implica un cruce de documentación y datos. No obstante, el Registrador asegura que con la renovación de cédulas el cálculo del censo electoral será mucho más exacto. Según indicó Sánchez cerca de 2 millones de personas no han renovado su cédula. Estas personas podrán votar en las próximas elecciones con su cédula vieja, pero no en las elecciones de 2011.
A propósito de la discusión Semana.com responde a las preguntas más importantes que surgen en medio del debate.
¿Qué es el Censo Electoral?
Es el total de ciudadanos que tienen cédula de ciudadanía habilitados para votar. En Colombia son los mayores de 18 años, que no han sido condenados por ningún delito y que no pertenecen a la Fuerza Pública. También los que han adquirido la nacionalidad colombiana.
¿Cómo se calcula el Censo Electoral?
Desde el año 1990 la Ley estableció que el censo electoral sería calculado a partir del número de cédulas que se expidieron en 1988, más las que se expiden cada año. Hasta este momento la Registraduría calcula que son 29.457.190 personas.
¿Cuántas personas deben votar el referendo para que sea aprobado?
Si la votación del referendo para consagrar el derecho humano al agua, o para instaurar la cadena perpetua contra los violadores de niños o para permitir una nueva reelección presidencial, fuera hoy mismo, el número de asistentes a las urnas necesario para que sea válido debe ser mínimo: 7.364.297 personas. Y para que las reformas propuestas sean aprobadas más de la mitad de estos votos deben ser a favor.
Para el año entrante el número podría aumentar.
¿Cómo se depura?
Todos los días hay quienes cumplen la mayoría de edad y hay quienes fallecen. Asimismo hay nuevos integrantes de la Fuerza Pública, u otros que se retiran, o ciudadanos condenados por la Ley. La depuración del censo consiste en sacar las cédulas de quienes se mueren, renuncian a la nacionalidad o quienes ingresan a la Fuerza Pública; e integrar al Registro las personas que cumplen la mayoría de edad o las que se reintegran a la vida civil o adquieren la nacionalidad colombiana.
Es decir, el censo electoral no es estático, sino que está cambiando todo el tiempo.
¿Para qué sirve el Censo Electoral?
El número de cédulas registrado en el censo electoral es la base para calcular los umbrales mínimos para que un partido político pueda acceder a la personería jurídica (3 por ciento); para que la ciudadanía presente proyectos de Ley (5 por ciento); para convocar a una asamblea constituyente (30 por ciento); o como en este caso, para que sea aprobada la reforma constitucional del referendo reeleccionista (25 por ciento).
¿Es un concepto universal?
Sí. En todas las democracias el existe el concepto del registro de electores o de votantes. Sin embargo, la forma como se calcula es distinta en cada país. Hay países que toman como base del censo el número de personas que votan en cada elección, hay otros que lo ajustan cada dos años, entre otros mecanismos para calcularlo.
¿En qué va la depuración?
El Registrador Nacional calcula que hace falta por sacar 1.700.000 cédulas, para lo cual pidió al Ejecutivo 50 mil millones de pesos. No obstante, hasta ahora el gobierno solo ha aprobado 11 mil millones de pesos. Actualmente una firma contratista adelanta el proceso de depuración y según cálculos de la Registraduría a final de año saldrán del censo 400 mil cédulas.
Sin embargo, todos los años ingresan al registro cerca de 1 millón de cédulas, de personas que cumplen la mayoría de edad. Esto quiere decir que con la Ley vigente, al final del año, el número de cédulas que integran el censo electoral no habrá cambiado significativamente.
Lo importante es que las cédulas habilitadas para votar sean las que estén incluidas en el Registro. Uno de los problemas que ha encontrado la Registraduría es que las Notarías no les remiten oportunamente los registros de defunción.
¿Cuáles han sido los intentos de modificarlo?
En 2003, luego de que el referendo propuesto por el gobierno fuera en su mayoría derrotado por la inasistencia a las urnas, el Presidente pidió la modificación del censo. No obstante, el Consejo Nacional Electoral se negó a hacerlo porque sería tratar de cambiar las reglas de juego después de votada la iniciativa. El presidente Uribe calificó la medida de un “triunfo de la politiquería”. También impugnó la decisión ante la Corte Constitucional, pero esta dejó en firme el censo vigente.
Una nueva propuesta de modificación en el Congreso, también deberá ser revisada por la Corte Constitucional, en caso de que prospere.