TECNOLOGÍA
El internet de las cosas, el futuro de los negocios
SEMANA entrevistó a Kevin Ashton creador del término el internet de las cosas y al empresario Scott Amyx, durante la tercera edición del TigoUne Fórum en la que participaron distintos actores de la industria tecnológica.
El británico Kevin Ashton ingenió el término de The Internet of Things o en español, el internet de las cosas, en el año 1999 a raíz de su busqueda por soluciones ante los conflictos originados por la falta de información de datos. Desde entonces, este concepto se ha desarrollado en la mayoría de dispositivos inteligentes sumergidos en la interconectividad digital.
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Aquella convergencia tecnológica involucra al ser humano en todos los aspectos de la cotidianidad y se manifiesta mediante una variedad cada vez más amplia de mecanismos tecnológicos que ofrecen beneficios pero que también involucran riesgos.
Los expertos concluyeron que para 2022, el 50% de los negocios dependerá del internet de las cosas (IoT). Y en el caso de Colombia, los mercados locales tienen la posibilidad de basarse de las industrias creativas para un mayor desarrollo social y económico.
Duncan Wardle, exvicepresidente de creatividad e innovación de Walt Disney, quien fue otro de los ponentes del foro, mencionó que uno de los pasos para que las industrias tradicionales logren alcanzar el éxito, es dejando a un lado el enfoque hacia el dinero, optando por dedicarle un mayor tiempo a los consumidores para entender y cubrir sus necesidades. "Todavía somos humanos, así que todavía queremos una interacción humana", expresó.
Kevin Ashton, creador de The Internet of Things expuso este miércoles en el Tigo Une Fórum. Foto: Cortesia de TigoUne Fórum
SEMANA: ¿Ha cambiado el concepto de humanidad a raíz de la convergencia tecnológica?
Kevin Ashton: Creo que la tecnología es una parte escencial de la humanidad y lo que hace a los seres humanos únicos, es el constate desarrollo de nuevas capacidades tecnológicas. En el caso contrario, los animales también utilizan tecnología pero de manera distinta, por ejemplo, los pájaros crean nidos pero no los siguen mejorando. En cambio, la tecnología actual nos da tiempo.
Si vivieramos 25.000 años atrás, gastaríamos la mayor parte de nuestro tiempo buscando comida y preocupandonos por cómo sobrevivir cada día. Hoy, la mayoría de esos problemas están resueltos, lo que conlleva a que tengamos más tiempo de pensar en otras cosas. Entonces desde mi punto de vista, la tecnología nos sigue haciendo más humanos y nos permite disfrutar del sentido de ser un humano.
SEMANA: ¿De qué modo la tecnología se presta para que se tenga poder sobre los civiles?
Scott Amyx: La innovación está destinada a ser un combustible para la sociedad humana y en este sentido, la innovación tiene como propósito atraer la riqueza, la creación y su distribución a la gente. Parte de mi responsabilidad se basa en no solamente traer grandes tecnologías, pero además de eso, hacerlo de una manera socialmente responsable. En otras palabras, es necesario indagar el contexto de la relación entre el ser humano y una máquina analizando si éstas nos remplazarían en nuestros puestos de trabajo o si seguirían siendo complementos.
Uno de los temas actuales que estoy cubriendo es la ruptura de la interfaz del ordenador, en donde se encuentra la presencia de actores negativos que quieran herir o controlar a las personas. En la fuerza militar, por ejemplo, se está automatizando en el internet de las cosas (IoT), lo que significa que los mismos armamentos tienen programado cuándo, a dónde y a quién disparar por sí solos, lo cual es realmente aterrador y peligroso. La tecnología en sí misma carece de ética, pero al mismo tiempo la gente que la controla puede tener diferentes puntos de vista para su uso.
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Scott Amyx menciona que el gobierno no necesariamente sabe como montar el capital de manera eficiente. Foto: Cortesia de TigoUne Fórum
SEMANA: ¿Qué opina de la manera en que las generaciones jóvenes consumen contenidos?
Kevin Ashton: El consumo de la televisión ha cambiado radicalmente, incluso en la manera en que se miran los programas de televisión. Por ejemplo, la gente prefiere ver todos los episodios en una sola sentada (binge-watching).
No hay nada de malo de cómo los jóvenes utilizan la tecnología y creo que en términos de la televisión, la idea de la familia sentada en una sala viendo todos al mismo tiempo el mismo programa, es lo que principalmente ha desaparecido. Y que a pesar de que hoy en día las pantallas de televisión sean más grandes que nunca, la gente prefiere la libertad de ver televisión a solas -a través de pantallas más pequeñas-, lo cual es verdaderamente sorprendente. En resumidas cuentas, los contenidos se consumen como en un menú y si tienes varias opciones, es lindo tener la posibilidad de siempre elegir.
SEMANA: Por el internet de las cosas, ha surgido la hipótesis de que estamos avanzando hacia la cuarta revolución industrial, ¿qué opina al respecto?
Kevin Ashton: El internet de las cosas ha tomado todo lo necesario para manifestarse como cuarta revolucion industrial. Lo que ha surgido es una serie de cambios que optiminizan la información, una información mucho más sofisticada que se puede manejar a través de robots y drones que facilitan la manera de tomar acción. En la era del internet de las cosas, existen sistemas de visiones que pueden mirar hacia la variabilidad y adjustar las maquinas de procesadores de forma apropiada.
Lo que la cuarta revolución industrial parece ser, es un proceso hermoso que atrae la automatización en situaciones reales y que surge de los últimos tiempos de la primera revolución. Ejemplo de ello, las futuras lavadoras multitareas capaces de no solo lavar sino que también de doblar y guardar la ropa.
SEMANA: ¿Cómo pueden los mercados estar preparados ante la cuarta revolución industrial?
Scott Amyx: La cuarta revolución industrial sucede desde el punto de la automatización hasta la más avanzada hiperautomatización. En el caso de Colombia, los precios son sumamente elevados. El gobierno colombiano menciona que en los últimos cinco años, ha invertido en educación y tecnología, sin embargo, el tema no es de tecnología sino de cambio. Colombia actualmente invierte menos del 0.2% en innovación, algo inaceptable puesto que el promedio general de inversión es del 20%.