CIENCIA

Adiós a las súper bacterias

Una nueva droga se perfila como una alternativa para exterminar ciertos bichos resistentes a medicamentos tradicionales.

6 de diciembre de 2014
| Foto: Ingimage

Cuando Alexander Fleming recibió su premio Nobel en 1945 por descubrir la penicilina, advirtió que las bacterias podrían un día ganarle la batalla a los antibióticos. Ese temido momento llegó este año cuando la Organización Mundial de la Salud publicó un reporte que muchos catalogaron como apocalíptico: la amenaza de Fleming había dejado de ser una predicción para convertirse en realidad.
 
La resistencia de las bacterias a los antibióticos, según el informe, afecta la salud pública de todos los países. Una infección urinaria que antes se trataba fácilmente con un antibiótico común hoy se ha vuelto resistente. “Los bichos están ganándole la guerra a las medicinas”, dicen los expertos.

En ese contexto era de esperarse que causara revuelo el anuncio de una droga capaz de controlar al temido estafilococo dorado. Se trata de Staphefekt, un medicamento desarrollado por la compañía de biotecnología holandesa Micreos que ha mostrado ser efectivo contra dicho microbio. Incluso logró doblegar a su versión poderosa, la súper bacteria conocida como Estafilococo aureus resistente a meticilina, o Sarm.

En los estudios de laboratorio realizados hasta hoy, el medicamento logró sanar a cinco de cada seis pacientes con infecciones en la piel causadas por este bicho, ya fuera en su versión normal o en su forma resistente. Resultados muy parecidos se han visto en pacientes con eczema, rosácea y dermatitis y en un grupo pequeño de personas con foliculitis y forunculosis. A raíz de esto muchos se refirieron a la droga como un hito. “Es la más importante promesa de tratamiento que esta área de la medicina ha visto en décadas”, dijo un editorial de la revista The pharma letter, especializada en noticias científicas.

Gran parte del júbilo con los resultados se debe a que es la primera droga en mostrar efectividad desde que se produjeron las últimas clases de antibióticos, en 1987. Desde entonces los científicos han tratado de desarrollar nuevos antibióticos o alternativas a estos medicamentos sin mucho éxito ya sea porque no se han encontrado moléculas nuevas o porque no hay incentivo para buscarlas. “Hay una producción muy baja de nuevos y efectivos antibióticos y cuando uno aparece es una variación de lo que ya se usa”, dijo a SEMANA el microbiólogo clínico Bjorn Herpers, quien ha liderado la investigación con este nuevo medicamento.

Staphefekt utiliza un mecanismo de acción inspirado en el trabajo de ciertos virus naturales llamados fagos que atacan exclusivamente a las bacterias para multiplicarse y lo hacen adhiriéndose a la pared, que es destruida por enzimas llamadas endolisinas. “Es una manera muy elegante de matarlas pues lo hacen de manera dirigida y sin afectar otras especies”, dice Herpers.

En este caso los científicos utilizaron no un fago completo sino la enzima endolisina, diseñada en el laboratorio específicamente para atacar al Sarm. Según Herpers, el medicamento se diseñó usando la parte que mejor funciona para adherirse a la pared con la parte que mejor la destruye. “Es una nueva molécula hecha a partir de pedazos que ya existen en la naturaleza”, dice el experto.

Para actuar, los antibióticos deben primero penetrar la pared de las bacterias pero esa es precisamente la razón por la cual su acción se ha debilitado: estos organismos han desarrollado una protección mucho más resistente que las hace impenetrables a estas drogas. Sin embargo, Staphefekt, al ser una endolisina logra unirse a receptores que sí son efectivos para romper la pared de dichas bacterias resistentes a los antibióticos. “Y si hasta el momento no ha habido resistencia luego de coexistir por 3.500 millones de años no creo que la vaya a haber”, recalcó Herpers.

“El concepto no es nuevo, pero si lo es demostrar que funciona”, señala Carlos Álvarez, presidente de la Asociación Colombiana de Infectología. Pero según él la estrategia podría utilizarse en el futuro no solo para esta bacteria sino para otras que ya son resistentes a las drogas convencionales. “Lo importante es que se demuestre que son efectivos para estos microorganismos sin que afecten al ser humano ni tengan efectos colaterales importantes”.

Herpers cree que los estudios con Staphefekt demuestran que la estrategia tienen un potencial enorme y revolucionaría la forma como hoy se controlan las bacterias resistentes pues lo que se presenta es una plataforma tecnológica para el desarrollo de otras endolisinas que ataquen bacterias diferentes como Clostridium difficile, causante de la diarrea.

Entre las ventajas de dicho mecanismo está que ataca específicamente a un tipo de bacteria lo que implica que aniquila las patógenas y preserva las buenas.  Además no adquiere resistencia. Pero aún falta mucho para que sea una solución rápida al problema general pues si bien ya se usa de manera tópica con muy buenos resultados, si la bacteria penetra áreas más profundas del organismo el medicamento no está autorizado para tratar infecciones sistémicas. Por el momento las infecciones intracelulares podrían ser manejadas en combinación con antibióticos.
 
A pesar del anuncio, los expertos señalan que aún la mejor manera de atender el problema de la resistencia bacteriana es utilizar racionalmente los antibióticos.  “Nosotros equiparamos estas medicinas con cualquier otro recurso no renovable, como el petróleo”, señala Álvarez.  Por eso es importante que pacientes y médicos aprendan a usarlos con mesura.

Según los expertos, 80 por ciento de la gonorrea es resistente a los tratamientos de primera línea. Hay enterobacteriaceae que no se inmuta frente a los carbapenemas, otro de los medicamentos de última línea, por lo que cada vez más infecciones urinarias son prácticamente intratables. En la India, un estudio reciente mostró que los bebés nacen con infecciones bacterianas resistentes a la mayoría de antibióticos conocidos y ya han muerto 58.000 en el año por esta causa. “Gran parte de la medicina moderna sería imposible si perdemos la habilidad de tratar las infecciones”, señala David Livermore, profesor de microbiología de Norwich Medical School en el Reino Unido.

La noticia de este producto ofrece una luz al final del túnel pues implica que cualquier bacteria con una estructura celular de pared, también llamadas gram positivas, podrían ser controladas con endolisinas. La firma hará disponible sin costo una formulación de la droga para que científicos del mundo la usen para investigación. Ojalá esto dé un compás de espera para que los seres humanos logren controlar los bichos, y no lo contrario.

Uso racional

Carlos Álvarez, presidente de la Asociación Colombiana de Infectología, da estos consejos para los pacientes, médicos y gobiernos con el fin de evitar malgastar el recurso de los antibióticos.
  
Terminar los tratamientos: la mayoría los deja a la mitad porque se siente bien. No acabarlos provoca que la bacteria se vuelva resistente.
   
No usar antibióticos para enfermedades virales: las gripas comunes (resfriados) y otras enfermedades no requieren de antibióticos.
   
Lavarse las manos con frecuencia: las bacterias están en todas partes, no solo en los hospitales. Una manera de controlarlas es con higiene.
   
Evitar usar antibióticos contra enfermedades de los animales: En ciertos países industrializados se ha limitado esta práctica.
   
No formularlos para quedar bien con el paciente: algunos médicos los recetan sin necesidad, solo para que el paciente se vaya feliz a su casa.
   
No automedicarse.

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