GÉNERO
“Casi me obligo a pedir perdón por estar envejeciendo”: Margarita Rosa de Francisco
En una conmovedora columna de El Tiempo, la escritora hace una reflexión sobre lo que significa la vejez para algunas mujeres. En su caso, confiesa que como actriz, su cuerpo ha sido una construcción destinada a ser validada por otros.
“Sí, estoy envejeciendo, ya sé. Me conmueven aquellas personas que me lo gritan con esa frustración infantil, como si yo, que me despierto conmigo misma y me miro al espejo todos los días, no me diera cuenta”. Con esas palabras, Margarita Rosa De Francisco, una de las mujeres más recordadas de la televisión colombiana, inicia su columna más reciente en El Tiempo.
A lo largo del conmovedor texto, la actriz y escritora hace una dura autocrítica al sentimiento de vergüenza que despierta en ella el hecho de ver en su cuerpo los primeros signos de edad. “Yo me he descubierto sintiéndome culpable por no ser joven. No quiero tomarme fotos porque me veo vieja y me juzgo por eso (el Photoshop es ese mismo juicio social higienizado en formato digital). A mis 54 años, nunca vi tantos cambios físicos como en estos últimos meses, y me cuesta tanto trabajo aceptarlos como a los que se lamentan porque me ven vieja”, escribe.
En los párrafos, la artista también hace énfasis en la presión social a la que las mujeres están sometidas durante toda su vida por conservar el ideal de belleza. No es un secreto, que históricamente, la sociedad ha impuesto ciertos estándares sobre el género para definir lo que es bello o no. “En esta sociedad colombiana de machos y reinas, la mujer catalogada como bella durante su juventud debe sentir vergüenza de su vejez. Sí, la palabra ‘debe’ es precisa. La mujer bella se queda con la deuda de ser y permanecer joven”, escribe.
Envejecer siendo una figura pública
Renglones más abajo, Margarita Rosa de Francisco confiesa que al ser una figura pública su angustia ha sido mucho peor, pues desde siempre su cuerpo ha sido una construcción destinada a ser validada por otros, y no un objeto de apropiación. “Hoy, que ya no obedezco a esa obligación, no sé muy bien qué hacer con lo que está quedando de él, pues lo siento ajeno y lejos de mí. A comer sanamente y a hacer gimnasia tendré que encontrarles un sentido propio porque hace rato que mis comidas y ejercicios dejaron de ser prueba de supervivencia en las redes”, describe.
La reflexión de la actriz quizá representa el sentimiento de millones de mujeres y cobra cada vez más relevancia en una época donde la oda a la belleza es cada vez más evidente. Varios estudios han demostrado que la vejez, tanto en hombres como mujeres, genera una crisis personal y socio-cultural que exige una reelaboración de la identidad. Y en el caso de las mujeres, se trata de un proceso de transición durante el cual buscan dar sentido o nuevos significados a su vida.
El ideal de belleza de nuestra sociedad
Un ejemplo de ello, es el trabajo "Mirror", realizado por la antropóloga brasileña Paula Pinto en 2017, en el que la experta advierte que hoy hay un ideal cultural de belleza muy arraigado en nuestra sociedad, y "eso hace más difícil que nos aceptemos según la edad que tenemos, pues la juventud se ha vuelto un símbolo de ser más integrada en la sociedad, mientras que la vejez, una excusa para ser excluido o excluida".
Este no es un tema menor, pues los cambios físicos a los que se asocia la edad en la mujer pueden llegar a producir sentimientos de ansiedad, incertidumbre y cierto orgullo herido "por el enfrentamiento entre la realidad física y social y los ideales estereotipados", explica.
Margarita Rosa de Francisco es recordada por sus grandes interpretaciones en novelas como Café, con aroma de mujer, Gallito Ramírez, Los pecados de Inés de Hinojosay La Caponera, entre otras.
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