RELACIONES

El amor en los tiempos de la tecnología

Los jóvenes de hoy viven más relaciones a distancia, tienen menos sexo, pero dicen ser más felices que las parejas convencionales. ¿Qué hay de cierto?

26 de mayo de 2019
Hace algunos años querer a alguien y vivir lejos era una fórmula suicida.

Durante tres años, Natalie Díaz, una joven de 24 años que decidió irse a estudiar a Milán, Italia, revisó cada mañana la aplicación Couple en su celular. Lo hacía para ver qué noticias tenía de su novio en Colombia. En este sitio guardaba todo lo de su relación: fotos, audios, dibujos, sueños por cumplir y hasta un calendario que contaba los días para volver a verlo. Se habían conocido cuatro años atrás a través de Snapchat. Por curiosidad, empezaron a hablar, se enamoraron, y cuando Natalie se fue, mantuvieron su relación a distancia.

Hay alrededor de 15 a 17 millones de parejas a distancia

Hace algunos años querer a alguien y vivir lejos era una fórmula suicida, pero ellos lograron mantener la relación gracias a la tecnología. Según estadísticas de Estados Unidos, hay alrededor de 15 a 17 millones de parejas a distancia debido a factores como la universidad, las obligaciones militares y el trabajo. Y ese número crece gracias a que hoy existen más formas de mantenerse conectados, como el celular, las videollamadas o los chats.

Pero según Mariya Stoilova, investigadora de la organización benéfica de relaciones OnePlusOne, también incide el auge de las citas por internet, cada vez más aceptadas culturalmente. “A diferencia de otras generaciones, los jóvenes las ven como una forma legítima de encontrar pareja”, dice. No importa si lo hacen para salir en una cita casual por Tinder o para encontrar su media naranja al otro lado del mundo.

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Esto ha llevado a que, si antes era imperativo ir a un bar o a una fiesta para conocer a alguien, hoy la regla es iniciar el cortejo por WhatsApp para ver si vale la pena ponerse una cita en la vida real. En 2030, según una investigación de eHarmony, 50 por ciento de las parejas se conocerán por internet.

Para algunos este panorama resulta aterrador, porque sin duda reduce las oportunidades de sexo, comunicación y genera riesgo de infidelidad. Por eso resulta sorprendente un estudio de la Universidad de Stanford que encontró que quienes tienen un amor de lejos dicen sentirse más felices y menos estresados. Eso sin mencionar que “tienden a tener relaciones más estables y comprometidas”.

Laura Stafford, investigadora de la Universidad de Bowling Green y autora de un trabajo similar, explica que esto puede obedecer a varios factores. Uno de ellos, poder cumplir sus metas, como seguir su carrera o trabajar en lo que anhelan, aun en lugares lejanos. “Antes era más probable que una persona aceptara seguir el sueño del otro”, explica. Además, dice, en este tipo de relación es más fácil idealizar al compañero. Esto sucede porque la pareja compensa la ausencia de otras maneras, como mensajes románticos, llamadas constantes o sorpresas.

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De acuerdo con otro estudio realizado por Kiiroo, una compañía de juguetes sexuales, en promedio, los novios virtuales envían 343 mensajes de texto y pasan 8 horas a la semana por teléfono o en videollamadas. Además, al contrario de lo esperado, tienen una tasa de éxito del 60 por ciento.

La poca convivencia también favorece la relación, dice Stafford. Para nadie es un secreto que la vida cotidiana muchas veces acaba con la magia del amor. Pero estar separados y tener menos tiempo para compartir reduce las probabilidades de conflictos y peleas por cosas intrascendentes. “Las nimiedades, que para algunos resultan exasperantes, tienen en estas parejas un tinte diferente, casi irrelevante”, dice la psicóloga Catherine Salamanca.

Según Salamanca, no hay un modelo de relación mejor que otro.

Idealizar al otro, sin embargo, también dificulta sostener la relación una vez termina la brecha geográfica. Stafford y Andy Merolla, de la Universidad de Santa Bárbara, encontraron en un estudio de 2007 que un tercio de los amantes a distancia terminan a los tres meses de convivir. Esto sucede, en parte, por la ausencia de autonomía, y porque las virtudes de la pareja disminuyen dramáticamente una vez comparten el día a día.

Así las cosas, según Salamanca, no hay un modelo de relación mejor que otro: ni estar en el mismo lugar ni a 20.000 kilómetros garantiza el éxito. Pero es un hecho que el wifi y el internet hoy le están sumando más posibilidades al amor.