TERCERA EDAD

Conozca el pueblo del alzheimer

En Europa se están creando barrios especiales para enfermos de alzheimer. Esta propuesta, que trata de replicar la forma como vivían cuando eran jóvenes, ayudará a mejorar la calidad de vida de estos pacientes.

23 de marzo de 2013
En estos barrios sus habitantes viajan al pasado pues la estética del lugar corresponde a los años cincuenta. Han sido creados a propósito para los enfermos de alzheimer, quienes tienen más presente su memoria antigua que la reciente. De esta forma no se sienten perdidos. | Foto: Isabel Van Zuthem

Hogewey es en apariencia un barrio como cualquier otro. Tiene locales comerciales, restaurantes, cafés, bares, supermercados, salones de belleza, jardines y pequeños parques. Pero a diferencia de otros, está decorado al estilo de los años cincuenta y sus habitantes sufren de alzheimer y demencia. En este pintoresco lugar, ubicado en los suburbios de Ámsterdam, Holanda, viven 150 pacientes atendidos por varios especialistas. La particularidad es que los médicos están disfrazados de jardineros, peluqueros o vendedores y no de bata blanca.


Aunque hay un muro de contención que rodea el predio para evitar que salgan, los pacientes tienen la posibilidad de moverse libremente por un espacio amplio sin sentirse encerrados y viven en un entorno familiar.

Esta novedosa propuesta ha sido considerada revolucionaria por algunos expertos, pues abandona la estructura clásica de los centros hospitalarios, regida por horarios estrictos para alimentar y tratar a los pacientes. “Los adultos mayores merecen todo nuestro respeto y compasión, por lo cual este tipo de escenario asegurará que vivan sus últimos años de forma normal y siendo felices”, dijo a SEMANA Dale Archer, psiquiatra clínico miembro de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés).

Los primeros en seguir el ejemplo de los holandeses han sido los suizos. La Asociación de Alzheimer de ese país ya aprobó el proyecto para construir una población de características similares a Hogewey que albergará a más de 200 pacientes en Wiedlisbach, cerca de Berna. Aunque abrirá sus puertas hasta 2019, el geriatra Markus Vögtlin, impulsor de esta iniciativa, considera que este tipo de sitios son ideales para cuidar a los pacientes pues “ellos viven muy desorientados. Olvidan lo que hicieron en la víspera o cinco minutos antes pero conservan recuerdos precisos de su pasado lejano”. Por esa razón, crear un entorno que los regrese en el tiempo puede ser clave para su tranquilidad y bienestar.

Varios estudios han demostrado que la depresión en los pacientes con alzheimer acelera el progreso de la enfermedad y disminuye su capacidad cognitiva. Por eso, es ideal que lleven un estilo de vida saludable y que realicen actividades estimulantes como leer, escribir, cantar y socializar. De esa forma la sangre fluirá más en el cerebro, lo cual favorecerá el crecimiento de las conexiones neuronales y reducirá el riesgo de que aparezcan nuevas placas amiloides, depósitos extracelulares presentes en exceso en quienes padecen este mal. “Los medicamentos pueden ayudar a frenar la enfermedad, pero estar en un ambiente familiar es muy favorable”, señala Archer.

Según José Fernando Gómez, coordinador del grupo de investigaciones en gerontología y geriatría de la Universidad de Caldas, este tipo de modelos hacen parte de una estrategia conocida como “enriquecimiento ambiental, que busca aumentar la actividad cerebral para mejorar el aprendizaje y la memoria de los pacientes”, dijo a SEMANA. Y aunque funcionan bastante bien, hace falta demostrar si son los más idóneos, pues algunos consideran que crear un mundo ilusorio no es apropiado. 

Robinson Cuadros, miembro de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría, señala que los barrios para enfermos de alzheimer son importantes en la medida que mejoren su calidad de vida, y aún más si se tiene en cuenta que en 2050 habrá cerca de 85 millones de personas diagnosticadas en el mundo, más del doble que en la actualidad. Aunque seguramente esta iniciativa tardará años en llegar a otros continentes, “en la batalla contra la enfermedad todas las propuestas que sirvan para brindarle seguridad y tranquilidad a los pacientes son valiosas”, concluye Cuadros.