VIDA MODERNA
¿El alimento concentrado podría estar matando a los perros?
Expertos en Inglaterra aseguran que la comida para perros disminuye los años de vida del animal.
¿Les daríamos a nuestros hijos un almuerzo con carne descompuesta?, ¿les daríamos galletas hechas con granos de avena que han caído al suelo y son barridos por la fábrica?
Según algunos estudios eso es lo que hacemos con nuestro perro cuando le damos alimento concentrado o croquetas.
“La industria de alimentos para perros vende comida procesada que no es apta para consumo humano pero tampoco para consumo canino”, afirma Self.
Según el documental, la industria hace grandes ganancias con elementos que no son más que desperdicio. La dieta más sana para un perro sería la que tendría un lobo gris en estado salvaje, ya que sus sistemas digestivos son idénticos.
Los lobos grises comen de todo, incluyendo huesos, de los cuales sacan la mayoría de los nutrientes que requieren. Para que un perro sea sano debería comer lo mismo: carne cruda, huesos crudos y hierbas crudas.
“La industria de alimento para perro nos ha convencido de lo contrario. Yo creo que nueve de cada 10 visitas al veterinario se deben a una mala dieta de los animales”, asevera Self.
Según los expertos la comida ha sido cocinada y contiene gran cantidad de granos. La cocción mata las enzimas importantes, haciendo que sea más difícil la digestión y los granos cambian el pH del estómago del perro. “En pocas palabras, el alimento concentrado tiene en el perro el mismo efecto que la comida chatarra en los humanos”, afirma el nutricionista.
Los fabricantes aseguran que el sistema digestivo de los caninos ha cambiado con el paso del tiempo y ahora asimilan los granos, sin embargo, los expertos aseguran que la comida concentrada existe hace apenas 153 años y solo se popularizó a finales de la segunda guerra mundial. Paleontólogos creen que a una especie le toma cerca de 100.000 años adaptarse a una nueva dieta.
La industria moderna de los alimentos para perro fue inventada por James Spratt en Inglaterra en 1860, consistía en un panecillo hecho de harina de trigo, verduras y la sangre de los animales.
Los dueños de las fábricas vieron en esta idea un gran potencial para vender sus productos no deseados y los “recortes” de carne de bajo costo a un precio mucho más alto.