RELACIONES DE PAREJA

El amor en los tiempos de Skype

La globalización y la facilidad de viajar han aumentado el número de parejas a larga distancia. A pesar de las nuevas herramientas para comunicarse, estas relaciones tienen sus propios desafíos.

7 de abril de 2012
Estas relaciones deben tener un límite de tiempo. La meta es que alguno se mude al mismo lugar del otro

La semana pasada, Sandra, una filósofa de 26 años, no cabía de la dicha. Su novio Juan, un español de su misma edad, llegó a visitarla luego de un año sin verse en persona. Se conocieron hace 24 meses en Bogotá y se enamoraron a primera vista, pero su romance real tuvo que pasar al plano virtual cuando la beca de estudios de Juan en Colombia finalizó y tuvo que regresar a su casa. Ninguno de los dos quería romper el vínculo y decidieron que Skype sería su gran aliado para mantener a flote la relación.

La historia de Sandra es cada vez más común debido a la globalización, a las facilidades para viajar y a herramientas tecnológicas que permiten acercar a la parejas. Un estudio reciente publicado en Communication Research encontró que la mitad de los estudiantes entre 19 y 26 años tiene una relación a distancia y se calcula que en unos años más esta cifra aumentará a 75 por ciento. En ninguno de estos casos estas parejas imaginan qué sería de su relación si vivieran en otra época, cuando era necesario escribir cartas y hacer costosas llamadas por teléfono para mantener viva la llama del amor.

Con el email, el chat y Skype la cosa es a otro precio. Algunas parejas son tan creativas que se ponen citas y cada cual, con su copa de vino en mano, cocina e intercambia historias como si el otro estuviera ahí. "Hay distancia y cercanía a la vez", dice Lorenza, que vive en Londres, a seis horas de diferencia de su novio, que está en Bogotá. Cuando se conectan por Skype activan la cámara, pero no hablan porque prefieren comunicarse por escrito. "Esa tecnología permite decir cosas que nunca diría en vivo y en directo". Según Rita Watson, una periodista experta en temas de relaciones personales, Skype y otras aplicaciones, como Facetime, son muy importantes. "Todo lo que permita leer las expresiones de la cara ayuda".

Los dos tipos de vínculos más comunes son aquellos que comienzan como relaciones reales y luego se transforman en virtuales, debido a compromisos laborales de uno de los dos; y las que comienzan virtuales y terminan juntos en el mismo lugar, lo que supone un gran proceso de adaptación que también tiene situaciones complejas. Los psicólogos opinan que es mucho mejor si la relación a distancia comienza siendo un noviazgo de carne y hueso "porque ya hay bases de amor y confianza. Si el compromiso está ahí, incluso puede funcionar por varios años", dice el psicólogo Jim Taylor.

Silvia y Ben llevan ya cuatro años juntos y en ese lapso han vivido bajo el mismo techo en dos ocasiones, pero aún no logran consolidar la idea de estar en una misma ciudad. "Pese a esto, vivo más agradecida con la tecnología que resentida por la distancia".

Lo anterior no significa que las relaciones a distancia sean un lecho de rosas. Taylor no las considera ideales pero, dadas las circunstancias actuales de movilidad de la gente, cree que al menos enamorarse es un primer paso positivo. Pero para que la relación pueda crecer, dice, se necesita que la pareja en un momento dado viva cerca. Algunos le ponen un límite de seis meses, pero la experiencia muestra que todo depende de la paciencia de los involucrados.

Para Taylor, no hay grandes ventajas. "Las visitas periódicas son muy intensas y poco realistas", señala. Esa es una de las razones por las cuales estas relaciones avanzan lentamente. Cuando es un noviazgo en vivo y en directo se desarrollan a punta de conflictos y resoluciones, pero en este caso, dice Greg Guldner, fundador del Centro para el Estudio de Relaciones a Distancia, "las parejas evitan las peleas cuando están juntos para no dañar el momento". De esta forma, si la relación va a acabarse o a terminar en matrimonio, lo hará a un ritmo más lento.

Otros expertos piensan que estas relaciones pueden durar si hay facilidades para viajar, si viven separados pero en el mismo país y, definitivamente, si están en el mismo huso horario. Con esto último está de acuerdo Sandra, quien siente dificultad para hablar con su novio debido a que cuando él se despierta ella está durmiendo. "Yo vivo esperando el momento en que el punto verde en Skype se ilumina".

Skype ha sido de gran ayuda, pero últimamente confiesa que odia esta aplicación. Con el tiempo, lo que fue una gran solución se ha convertido en una fuente de impotencia e incertidumbre: "Tienes a esa persona más 'cerca' pero, cuando quieres manifestar tu amor, el lenguaje hablado se queda corto".

Mary Pistole, consejera en psicología de la Universidad de Purdue y autora de estudios sobre el tema, señala que estas relaciones tienen ciertas ventajas y la más importante es que permiten a algún miembro de la pareja cumplir una meta de trabajo o de educación en otro lugar del mundo, al tiempo que mantiene una relación amorosa en otro sitio geográfico. "La pareja puede concentrarse en su trabajo cuando están separados y enfocarse en disfrutar de su compañía cuando están juntos".

No obstante, para lograrlo Pistole asegura que deben depender de los medios electrónicos. Estas parejas aprenden a manejar cada canal como expertos. Guillermo, que por motivos de trabajo tuvo que dejar a su pareja de siete años, siente que por ninguno de estos medios se debe hablar de temas espinosos, ya que una pelea virtual puede acabar con todo. Si se va la señal en el punto más álgido o tiene otros problemas técnicos, la pelea se complica. Tampoco le gusta usar el chat del BlackBerry."Solo sirve para cosas urgentes", dice.

Lo mismo piensa Lorenza, que llegó a la conclusión de que lo mejor era hablarse por Skype porque WhatsApp, el chat de Apple, era fuente de peleas. "Es difícil medir el tono de un mensaje cuando vas a la carrera. Además exige un nivel de respuesta rápida y, si no la hay, empiezan los reclamos". En cambio, ella deja Skype encendido mientras ambos trabajan, y así se convierte en "una compañía silenciosa". Lo anterior lleva a otro aspecto y es que la relación pierde un poco de espontaneidad porque la pareja debe establecer citas para hablar. Muchos de los entrevistados cuentan que mientras sus amigos están afuera en cine o en fiestas los fines de semana, ellos están en su casa encerrados hablando por Skype. Sandra a veces duda de si está perdiendo el tiempo o no, porque rechaza las propuestas de otros hombres por la idea de estar con su novio a kilómetros de distancia. "Me pregunto si estaré loca. Todo es una ficción".

Muchos establecen reglas para subsistir y una de las más difíciles es si se mantendrán fieles. Más allá de cualquier cosa que acuerden, lo importante es que la regla sea clara. En el caso de Sandra, ambos aceptaron que lo relevante era el compromiso con el sentimiento y no tanto la fidelidad con el cuerpo. Por eso, aunque a veces siente celos y quisiera saber dónde estuvo su novio el sábado en la noche, se abstiene porque "no se puede ser tóxico con una relación que pende de un hilo".

A pesar de todos estos inconvenientes, los expertos señalan que este momento de la historia es el mejor para tener una relación a distancia. Es riesgoso y tiene muchos retos, pero es más fácil gracias a la tecnología, que hace al mundo más pequeño. Para Lorenza, sin embargo, se necesita más investigación sobre este tema para que la gente no tenga que improvisar en el camino. Porque en estos días, con los traslados de las multinacionales, con las oportunidades de estudio en otros países y los sitios para encontrar pareja en la red, nunca se sabe cuándo ni dónde alguien va a encontrar al amor de su vida.
 
Otras historias de parejas a distancia:
 
Sandra y Juan: la tristeza de los aeropuertos

Sandra ya hizo las estadística. De los dos años y medio que lleva de novia de Juan, un español de 26 años, solo han pasado juntos un 10 por ciento de ese tiempo. El resto ha sido una relación virtual. Aunque están tratando de buscar trabajo en la misma ciudad, ya sea Bogotá o Madrid, hasta el momento no se ha dado la oportunidad. Los aeropuertos para ella tienen una connotación extraña: son la alegría de las llegadas pero más que todo los recuerda por la tristeza de las despedidas. “Es un lugar de mucha frustración. Decir hasta pronto es cruel. Se necesita de mucha paciencia. Creo que ese es el ingrediente fundamental. Porque esta situación fomenta los celos. Aunque nunca le he hecho una escena, cuando el se desaparece por unos días, es la peor semana para mí”.
 
Lorenza y Carlos : los diferentes niveles de comunicación

Se conocieron en México en enero y desde entonces se hablan todos los días por Skype. Pero Lorenza prefiere hacerlo sin audio, solo tecleando palabras porque cree que el lenguaje escrito es más preciso. Ella siente que con las nuevas tecnologías la relación es más intensa porque el email y el chat intensifican la intimidad. “Me permite decir cosas que no diría en vivo y en directo. Con Skype se da un tipo de conversación en la que uno podría durar mucho tiempo hablando. El email da otro registro y el desastre es What’s up, por la inmediatez. Es difícil medir el tono de ese mensaje a la carrera. Además es un medio que exige una respuesta inmediata y cuando no la hay, me pregunta: por qué no me contestas, por qué si lo leíste no dices nada, etc. Esa exigencia genera algo antipático. Para mi el email sigue siendo la mejor forma de comunicación escrita. Skype toma mucho tiempo, por eso lo usamos solo los fines de semana. Hay que poner cita, y sentarse a hablar. Estas relaciones se agotan si no hay una perspectiva de futuro juntos. La meta es verse pronto, por eso se requiere de cierta solvencia económica para costear viajes”.
 
Silvia y Ben: agradecida con la tecnología

Hace cuatro años este inglés y esta colombiana empezaron un romance en Bogotá. Han vivido juntos seis meses en dos oportunidades. En la primera, ella fue a estar a su lado en Londres. En la última, él vino a buscar trabajo, pero sin suerte. Además se ven cada vez que alguno viaja, en un sitio intermedio. Estuvieron en el Mundial de fútbol de Sudáfrica y también en Japón, justo cuando sucedió el terremoto. En el entretanto han vivido el noviazgo a distancia a punta de tecnología, un elemento con el cual ella está muy agradecida. “Hemos descubierto todo tipo de aplicaciones. Hay  una que nos permite enlazar la llamada por celular como si fuera local. Gracias a eso hablamos a toda hora. Skype también es una gran ventaja. Uno puede decidir activar la cámara o no. Las fotos digitales son muy importantes. Tengo un diario de fotos porque le mando imágenes de todo lo que pasa. Confiamos el uno en el otro y esto ha funcionado porque cada cual puede dedicarse a sus objetivos personales. Cuando se trata de compartir nos dedicamos a enriquecernos mutuamente. Queremos casarnos pero no hemos logrado consolidar la relación en una realidad física. A pesar de todas las facilidades, hay un choque cuando lo vuelvo a ver. Es ahí cuando me doy cuenta de lo lejos que he estado de él”.