EL PERRO COLOMBIANO
A partir del gozque y después de once años de experimentación, la única raza auténticamente colombiana está a punto de ser reconocida mundialmente
Después de casi una vida de agravios, de envenenamientos, de pulgas, pedradas y muertes y muertes bajo las llantas de los carros, está cercano algo que parecía imposible: la reivindicación "social" del gozque colombiano.
No se trata, no, de un concurso de chandas en corrales distinguidos ni de que para remplazar a la legendaria Lassie se esté planeando una serie de televisión con un "sarnoso" de esos que deambulan por calles y potreros colombianos. No. Se trata de que en la lejana Bélgica, donde además de muchas sedes de organismos mundiales queda también la de la Federación Cinológica Internacional, se está estudiando toda una documentación para otorgarle al perro colombiano una carta que le reconoce la categoría de raza.
La historia, porque es una historia que ocupa once años de investigaciones, deberá concluir con el sí de esa entidad internacional y con la aprobación del Club Canino Colombiano, tras lo cual el país contará con la única raza autóctona que se llamará el "Gegar colombiano".
UNA MEZCLA DE RAZAS
El nombre se le deberá al experto Germán García y García, que durante 17 años mantuvo hasta el domingo pasado el programa de televisión "Animalandia", porque fue quien llevó a cabo las pesquisas de buscar los orígenes del gozque, en una tarea que comenzó por curiosidad y divertimiento, pero que se le convirtió en obsesión. "Recorriendo la Costa Atlántica me di cuenta que existía una misma clase de perros en la mayoría de los pueblitos y me parecieron muy similares a una raza europea, exactamente española, que trajeron en la época de la Conquista", cuenta el hombre de Gegar que, realmente, no tuvo que hacer una inversión mayor para comprarse muchos de esos ejemplares: en promedio pagaba cien pesos por animal.
La segunda tarea del investigador --después de reunir 20 gozques en sus corrales en Bogotá-fue la de establecer que los perros callejeros colombianos son el producto de una mezcla que comenzó con el Podenco Ibicenco, originario de Ibiza, en las islas Baleares, traídos por los españoles. Esta raza, muy popular en Mallorca, se unió a la Basenji, que llegó a bordo de los barcos negreros desde el Africa y cuya característica es una rareza entre los caninos: no ladra, como los perros, sino que maúlla, como los gatos.
El cruce de aquel perro español con éste africano fue dando como resultado el can "montañero", o gozque, con el que poco después de la Conquista se fueron poblando las zonas ribereñas del Magdalena, al igual que República Dominicana, Honduras, Guatemala, Panamá y los demás países en donde desembarcaron españoles y africanos con sus mascotas.
García y García, posteriormente, advirtió "el extraordinario parecido que tienen los ejemplares de ese cruce con la raza Cirenco del Edna, autóctona de Sicilia, Italia", pero tuvo el primer gran obstáculo en la experimentación: le fue imposible traer desde allá uno de esos ejemplares.
"Entonces --cuenta-resolvimos traer un Basenji, pero los cruces con los gozques fueron un fracaso.
Logramos tres generaciones, pero no conseguí lo que esperaba. No paraban las orejas, pero lo más grave de todo era que ni siquiera ladraban".
EL AMIGO FIEL
El fracaso no se tornó en decepción. La búsqueda de Gegar siguió en México a donde fue como jurado de una exposición canina mundial y se encontró no sólo con lo que no esperaba sino con lo que no conocía: el perro Canaan dog, que es idéntico al nativo colombiano.
"Estos son perros israelies milenarios y con ellos y los nuestros hicimos los cruces hasta lograr lo que buscaba: un animal que es más alto que el criollo, casi con las medidas del español Basenji, guardián muy celoso, con la cola de pluma y con otras caracteristicas exclusivas de nuestra raza", dice García y García satisfecho por haber logrado así que un simple descendiente de gozque, que a su vez viene de perros europeos, esté en las puertas de adquirir el status que da pertenecer a una raza auténtica.
Entre las "otras características", el perro colombiano posee la de ser un amigo fiel al amo y desconfiado con los extraños, excelente cazador de ratas, bullicioso vigilante de las propiedades que le encomiendan y, como el "otro" amigo fiel de los colombianos (el Renault-4, de acuerdo a la célebre campaña publicitaria) es económico: come de todo, no requiere de una mayor inversión para el mantenimiento y está, en fin, lejos de ser un animal exigente.
El "Gegar colombiano", guarda diferencia de estatura entre machos (50 centímetros) y hembras (48) y estéticamente tiene el hocico corto y afilado en forma de cuña, las orejas son relativamente grandes en relación a su altura, el pelo es liso con textura suave, más corto en las orejas y en la cabeza, muerde con dientes firmes, la cola es enroscada o en forma de hoz y, como confirmación de que es un pura raza, nunca será de un solo color, sino manchado.
Con esa "pinta" el perro colombiano se presenta ante las autoridades internacionales para que juzguen su aspiración a convertirse en raza, lo que elevará el valor del gozque y lo que comenzará a dejar sin piso a La Perrilla, de José Manuel Marroquín, que lo describió no como "perro sarnoso " sino como "una sarna perrosa, con figura de animal ". --