INNOVACIÓN

La ciencia seduce a los jóvenes

Si Colombia quiere ser el tercer país más innovador de América Latina, debe apoyar la vocación investigativa, como lo ha hecho el programa Jóvenes Investigadores e Innovadores de Colciencias.

5 de marzo de 2016
Sindy Muñoz y Jorge Restrepo son beneficiarios del programa Jóvenes Investigadores e Innovadores, que a la fecha ha apoyado a más de 9.300 estudiantes universitarios. | Foto: Lina Botero

Sindy Muñoz y Jorge Restrepo son dos exitosos investigadores que no superan los 30 años. Ella es bacterióloga y máster en ciencias biológicas de la Universidad Javeriana, y él es ingeniero de diseño de productos de la Universidad Eafit de Medellín, en donde trabaja hace cinco años como investigador y docente.

Jorge, sin haber culminado su maestría, actualmente tiene dos patentes y tres diseños industriales, resultantes de su proyecto de investigación de pregrado para transportar carga pesada en zonas de difícil acceso. Cifra significativa si se tiene en cuenta la baja tasa de patentes del país al año. Por su parte, Sindy, gracias a dos proyectos de inmunomodulación con la vitamina E y la sertralina, podría aportar al esfuerzo por reducir la tasa de rechazo de órganos en personas trasplantadas.

Estos dos investigadores son beneficiarios del programa Jóvenes Investigadores e Innovadores de Colciencias, que busca que estudiantes menores de 28 años puedan tener un año de pasantías en una empresa o en una institución para que puedan desarrollar sus capacidades investigativas, científicas o sus propios proyectos. Colciencias financia alrededor del 70 por ciento, y el resto la empresa o la institución patrocinadora.

Este programa, desde 1995, ha logrado que más de 9.300 estudiantes ingresen al Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación mediante su vinculación permanente a los grupos de investigación. De ese modo, ha permitido que jóvenes talentosos dediquen 100 por ciento de su tiempo a investigar en sus proyectos.

Tal es el caso de Jorge: “Si no hubiera sido por las dos pasantías pagas que pude hacer gracias al programa Jóvenes Investigadores e Innovadores, no hubiera podido sentarme a desarrollar un proyecto de investigación que solucionará un problema para el país, sin la presión de pensar cómo me iba a mantener o que tenía que trabajar medio tiempo o por la noche. En otras palabras, me pagaron para pensar y solucionar los problemas mediante la investigación”.

Para que un joven se interese por investigar no es suficiente solucionar su situación laboral, también hay que despertar su vocación por la ciencia. El hecho de que estudie un pregrado, una maestría o, incluso, un doctorado no significa que se vaya a dedicar a la investigación. Por eso, “es necesario que tenga contacto con redes de conocimiento y que conozca cómo se llevan a cabo las actividades investigativas de la mano de tutores experimentados para despertar esa vocación”, explica Ulia Yemail, directora de Redes del Conocimiento de Colciencias.

“Hacer mi pasantía en el Laboratorio de Inmunología del Instituto de Genética me enseñó un mundo nuevo. Mi tutor y demás investigadores me enseñaron el día a día de la investigación, cómo se lee un artículo científico, a experimentar…”, afirmó Sindy.

Despertar ese amor por la ciencia es una de las principales ventajas del programa de Colciencias ya que, como lo indicó Sindy, beneficiaria del programa en 2013 y 2014, “muy pocos doctores o bacteriólogos se dedican a la investigación”.

Fomentar esa vocación científica en los jóvenes es de vital importancia para un país que quiere ser el tercero más innovador de América Latina en los próximos años. Está demostrado que incentivarla en la población infantil y juvenil es la manera correcta para crear una masa crítica de jóvenes, que se interesen por estudiar un doctorado y dedicarse a la investigación.

La vinculación de ellos a grupos de investigación también tiene efectos positivos en su productividad. Como explica Yemail, “según un estudio de Fedesarrollo, los grupos de investigación aumentan su número de publicaciones 2,5 veces”. Es inevitable concluir que ese segmento poblacional es un motor de la producción científica y tecnológica del país. Por eso, es crucial desarrollar programas como el de Colciencias y que otros sectores, como la industria privada, se interesen también en fomentar la vocación científica en los jóvenes.