Joven que vendió su riñón para comprar un iPhone y quedó discapacitado

CHINA

La historia del joven que vendió su riñón para comprar un iPhone y quedó discapacitado

Wang Shangkun quería alardear el telefóno con sus amigos pero las consecuencias del procedimiento lo mantienen postrado en una cama.

11 de enero de 2019

Cuando Wang Shangkun tenía 17 años tenía un único deseo: adquirir un iPhone y un iPad. El joven chino soñaba con alardear estos dispositivos con sus amigos para estar a la moda, por lo que acudió a una salida extrema para lograrlo.

El anhelo del joven, que vive en la provincia de Anhui al este de China, era tan grande que decidió vender uno de sus riñones para conseguir el dinero para comprar los dispositivos. Lo que no sabía Wang era que ese procedimiento iba a tener terribles consecuencias y cumplir este gusto le iba a cambiar la vida.

A pesar de que muchos de los dispositivos de Apple se hacen en grandes complejos en China, son pocos quienes pueden adquirirlos por lo que Wang creyó que la única salida era vender uno de sus órganos.

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En 2011, el joven fue contactado por personas interesados por su riñón por medio de chats y  le ofrecieron USD 3.500, dinero suficiente para comprar el iPhone y el iPad por lo que aceptó la oferta. Según la investigación policial Wang escribió: “¿Para qué necesito un segundo riñón?, con uno es suficiente”.

He Wei era el líder de la banda de tráfico de órganos e hizo arreglos para que varios cirujanos efectuaran el procedimiento en un hospital militar de la ciudad de Chenzhou. El grupo integrado por cinco personas recibió USD 35.000 de los que solo el 10% fue entregado a Wang, que lo utilizó para comprar su iPhone.

Poco tiempo después de la operación, Wang desarrollo una falla renal que se produjo debido a las malas condiciones sanitarias del lugar de la cirugía y a la falta de cuidados postoperatorios.

El caso fue investigado por las autoridades chinas resultando en el arresto de nueve personas involucradas, entre miembros de la banda y médicos, que fueron enviados a prisión en 2012 y debieron pagar penas de entre 3 y 5 años.

La familia recibió una compensación de cerca de USD 225.000 que es poco teniendo en cuenta las dificultades con las que ha tenido que vivir Wang desde que tomó esa mal decisión.

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Hace poco, medios chinos visitaron al joven y se percataron de las difíciles condiciones en las que vive. El joven que hoy tiene 25 años está prostrado en una cama en donde permanece conectado a una máquina de diálisis y necesita de asistencia médica las 24 horas.

Sus problemas de salud obligaron al joven a dejar los estudios y depende de beneficios sociales para sus cuidados médicos.